Conoce al Papa, n.
17.
Luis-Fernando Valdés
Desde su época de Profesor, el Papa dialogó con las ciencias. |
El prestigio
intelectual del Benedicto XVI se extiende más allá de la teología y llega
también al mundo de la ciencia experimental. Al igual que a Juan Pablo II, al Papa alemán le interesan mucho los
temas de la ciencia contemporánea. De hecho, es miembro de varios institutos
científicos. Hay varias anécdotas que reflejan bien este sincero aprecio por la
ciencia.
Peter Seewald, periodista alemán y amigo del
Papa, cuenta que “como cardenal, Ratzinger abrió a los estudiosos los archivos
de la Inquisición. Por primera vez en la historia de la Iglesia, los
investigadores podían estudiar los documentos originales de que disponía. Esto
motivó que los astrónomos le honrasen dando al asteroide 8661 el nombre de
‘Ratzinger’. Este asteroide tiene alrededor de diez kilómetros de lado y es uno
de los muchos miniplanetas que rodean al Sol entre Marte y Júpiter” (cfr. Una vida para la Iglesia, p. 81).
Con motivo del “Año Internacional de la Astronomía”
(2009), que celebraba el 400 aniversario de las primeras observaciones
astronómicas hechas con telescopio, por el célebre físico y astrónomo italiano
Galileo Galilei, el Santo Padre expuso a los participantes de un coloquio
organizado por el observatorio espacial vaticano, que es importante el método
científico –atenta observación, juicio crítica, paciencia y disciplina– para
poder respetar la naturaleza y el mundo que nos rodea. ¿Acaso no contrastan
estas palabras con el prejuicio de que la Iglesia rechaza la ciencia?
En esa
misma ocasión, el Romano Pontífice recordó la actitud de los pioneros de la
astronomía, que supieron armonizar sus conocimientos particulares con el resto
del saber: “los grandes científicos de la época de los descubrimientos también
nos recuerdan que el conocimiento auténtico siempre se dirige a la verdadera
sabiduría, y en lugar de restringir los ojos de la mente, nos invita a elevar
nuestra mirada a un plano superior del espíritu”. E indicó el núcleo de la
cuestión, al señalar que la contemplación de los fenómenos astronómicos, que
nos causan tanta admiración, nos deben llevar “a la contemplación del Creador y
del amor que es la razón detrás de su creación” (cfr. Discurso, 30.X.2009).
Momento histórico. Video-conferencia de Benedicto XVI desde el Vaticano, con los astronautas abordo de la Estación Espacial Internacional (2011). |
Y, ya que mencionamos el espacio sideral,
¿quién no recuerda el diálogo del Papa con los tripulantes de la Estación
Espacial Internacional? En esa ocasión, Benedicto XVI les preguntó si en su
“intenso trabajo de investigación” meditaban sobre el misterio de la creación y
si de vez en cuando dirigían una oración al Creador. El astronauta italiano
Roberto Vittori, que había recibido antes de partir para el espacio una medalla
de Benedicto XVI, en la que se representa la creación del hombre, de Miguel
Ángel, aseguró que al ver la belleza del planeta “rezo por mí, por nuestras
familias, por nuestro futuro” (Cfr. Vatican Information Service, 23.V.2011).
En la visión popular actual, no pocas personas
tienen la falsa idea de que la Iglesia se opone a la ciencia y que, por eso, condenó
injustamente a Galileo Galilei. Pero el Papa alemán, con su actitud da les una
respuesta, ya que está dispuesto a dialogar con cualquier científico que, como
él, esté en búsqueda de la verdad.
Así descubrimos una faceta más de la rica
personalidad del Santo Padre, quien además de tener gusto por la teología, por
la filosofía y por la música, es un verdadero conocedor de la ciencia, por la
que tiene un aprecio sincero.
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