Año 11, número 551
Luis-Fernando Valdés
Francisco realiza
su primer visita a África. En este viaje a las periferias del mundo el Papa
denunció la pobreza como raíz de la violencia y del terrorismo, pero ¿su
mensaje está dirigido sólo a los africanos?
Niños kenianos reciben al Papa Francisco. (Foto: aciprensa.com) |
1. ¿Para qué un viaje papal a África? La
evangelización de este Continente es relativamente reciente (s. XIX), pero
África tiene una importancia estratégica para la Iglesia, pues representa la
población con más jóvenes en el mundo.
Además, África
sufre de pobreza por los excesos comerciales de Occidente. Por eso, los mensajes
del Santo Padre a la sociedad africana son también una gran llamada de atención
a las políticas de las más naciones desarrolladas.
2. Violencia, terrorismo y religión. En
Kenia, el Santo Padre se reunió con líderes de diversas confesiones cristianas
como la anglicana y la evangélica, junto con los de otras religiones como la
musulmana.
El Papa con este
gesto salió al paso del prejuicio cultural de que las religiones fomentan la
violencia, porque desean imponer a los otros su propio credo. El Pontífice
recordó a los jerarcas religiosos que “es muy importante que se nos reconozca
como profetas de paz, constructores de paz que invitan a otros a vivir en paz,
armonía y respeto mutuo”.
Francisco también
habló con fuerza contra los que usan la violencia a nombre de Dios. Primero,
recordó a las víctimas del terrorismo islámico que sufrieron los ataques de
Westgate Mall, al Garissa University College y en Mandera. Y luego afirmó que
“el Dios a quien buscamos servir es un Dios de la paz. Su santo Nombre no debe
ser usado jamás para justificar el odio y la violencia”. (VIS,
26 nov. 2015)
3. Compromiso social. Francisco es un
Papa de signos elocuentes. Visitó una de las periferias más pobres de Kenia: el
barrio de Kangemi. Y desde ese foro pronunció un estupendo discurso
en defensa de los pobres.
El Papa, que ha
desarrollado personalmente una gran labor pastoral en las periferias de Buenos
Aires, afirmó en Kangemi que “la deuda social, la deuda ambiental con los
pobres de las ciudades se paga haciendo efectivo el derecho sagrado a las ‘tres
T’: tierra, techo y trabajo. No es filantropía, es una obligación de todos”.
El Santo Padre
denunció también “la atroz injusticia de la marginación urbana”, la cual
produce “heridas que son provocadas por minorías que concentran el poder, la
riqueza y derrocan con egoísmo”, mientras que “crecientes mayorías deben
refugiarse en periferias abandonadas, contaminadas, y descartadas”. (VIS,
27 nov. 2015)
4. Ecología, pobreza y trafico ilegal. El
Obispo de Roma acudió al “cuartel general” de la ONU en África, donde puso en
guardia contra la cultura de la globalización de la indiferencia y del descarte.
Ahí de nuevo el
Papa insistió que la pobreza es causa de la violencia y la destrucción.
Denunció que “los tráficos ilegales que crecen en un ambiente de pobreza y que,
a su vez alimentan la pobreza y la exclusión” y que el comercio ilegal (de
diamantes, animales, etc.) “alimenta la inestabilidad política, el crimen
organizado y el terrorismo”.
Estos mensajes del
Papa, pronunciados en el corazón de África, también son para nosotros. En
realidad, estos discursos pueden ser como una “vacuna”, para que esos problemas
sociales no se propaguen en nuestra sociedad latinoamericana.
Es el “antídoto”
de la solidaridad, que remedie eficazmente la pobreza y la injusticia que están
en la raíz de la violencia, que son ‘caldo de cultivo’ para los
fundamentalismos religiosos, y que destruyen los recursos naturales de nuestra
casa común.