Año 7, número 342
La ayuda humanitaria enviada en las últimas semanas al Cuerno de África no remedia la crisis |
El problema
económico contemporáneo es muy complejo y abarca ámbitos muy diversos, que no
se limitan a las leyes del mercado. En lo más profundo de esta crisis
financiera hay un “factor ético”, que por ser no-económico, pocas veces es
tomado el cuenta. Sin embargo, la reciente crisis económica de Grecia, lo ha
puesto de manifiesto, como lo muestra un informe publicado por el diario
español “El País” [Artículo: "Las claves de la crisis griega"].
Ahí se explica que
“durante los últimos años, el Gobierno griego maquilló sus deudas, presentando
a la Unión Europea unos informes que no reflejaban la gravedad de la situación.
La cruda realidad llegaría a finales de 2009, cuando (…) Yorgos Papandreu (…)
ponía al descubierto la dramática realidad económica de su país con un déficit público
superior a lo anunciado sobre el 13% del PIB”.
Antonio Argandoña,
Profesor de la prestigiada IESE Business School, afirma que se trata de “una
crisis causada por la codicia, entendida no como la simple búsqueda de
beneficios, sino como la perversión del legítimo derecho al lucro”. Explica que
desde siempre se han empleado mecanismo de control no para evitar la codicia,
sino para que ésta no degenerase en fraudes y corrupción. Pero ahora, dice,
esto ha cambiado, porque esos mecanismos han dado pie a la corrupción, y documenta
hasta seis “conductas inmorales” que originaron la actual crisis financiera [Artículo completo].
Como se puede
apreciar, no todo son leyes del mercado. También ha jugado un papel importante
la falta de ética, pero no ha surgido ninguna voz civil o política con peso
internacional que lo denuncie. Ha sido el Papa Benedicto quien ha tomado la
iniciativa de advertir de este mal, en su encíclica “Cáritas in veritate”
(29.VI.2009).
Mons. Dominique Mamberti, en su discurso ante la asamblea general de la ONU. |
Mamberti explicó
que “la idea de producir bienes y servicios (…) de una manera estratégica (…)
sin buscar con esas acciones hacer el bien, es decir, sin una ética, se ha
revelado una ilusión ingenua o cínica, siempre fatal. Cada decisión económica
tiene una consecuencia moral”. Por eso, concluyó que “la economía necesita una
ética (…) centrada en la persona y capaz de ofrecer perspectivas a las nuevas
generaciones” [Discurso completo].
El sistema
económico actual tiene un lado muy oscuro: la codicia. Por eso, hoy mismo es
urgente una nueva y profunda reflexión sobre el sentido de la economía y de sus
objetivos, y establecer un sistema nuevo, que tenga como base la ética, y
considere siempre la solidaridad y el desarrollo de todos los pueblos. ¿No será
esto una utopía? El colapso de la Eurozona, la hambruna el Cuerno de África y la
corrupción en México, gritan que no lo es, que ya es hora de incluir la ética
en la economía.
lfvaldes@gmail.com
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