domingo, 27 de noviembre de 2011

El lado oscuro de la economía


Año 7, número 342
Luis-Fernando Valdés


La ayuda humanitaria enviada en las últimas
semanas al Cuerno de África no remedia la crisis
La crisis económica de la Eurozona aparece constantemente en los medios. Y también es noticia la crisis alimentaria en el Cuerno de África. ¿Qué pasa con el sistema económico mundial, que no resuelve la pobreza de tantas naciones?

El problema económico contemporáneo es muy complejo y abarca ámbitos muy diversos, que no se limitan a las leyes del mercado. En lo más profundo de esta crisis financiera hay un “factor ético”, que por ser no-económico, pocas veces es tomado el cuenta. Sin embargo, la reciente crisis económica de Grecia, lo ha puesto de manifiesto, como lo muestra un informe publicado por el diario español “El País” [Artículo: "Las claves de la crisis griega"].

Ahí se explica que “durante los últimos años, el Gobierno griego maquilló sus deudas, presentando a la Unión Europea unos informes que no reflejaban la gravedad de la situación. La cruda realidad llegaría a finales de 2009, cuando (…) Yorgos Papandreu (…) ponía al descubierto la dramática realidad económica de su país con un déficit público superior a lo anunciado sobre el 13% del PIB”.

Antonio Argandoña, Profesor de la prestigiada IESE Business School, afirma que se trata de “una crisis causada por la codicia, entendida no como la simple búsqueda de beneficios, sino como la perversión del legítimo derecho al lucro”. Explica que desde siempre se han empleado mecanismo de control no para evitar la codicia, sino para que ésta no degenerase en fraudes y corrupción. Pero ahora, dice, esto ha cambiado, porque esos mecanismos han dado pie a la corrupción, y documenta hasta seis “conductas inmorales” que originaron la actual crisis financiera [Artículo completo].

Como se puede apreciar, no todo son leyes del mercado. También ha jugado un papel importante la falta de ética, pero no ha surgido ninguna voz civil o política con peso internacional que lo denuncie. Ha sido el Papa Benedicto quien ha tomado la iniciativa de advertir de este mal, en su encíclica “Cáritas in veritate” (29.VI.2009).

Mons. Dominique Mamberti, en su discurso
 ante la asamblea general de la ONU.
Recientemente, un alto funcionario de la Santa Sede, Mons. Dominique Mamberti, disertó sobre esta crisis ética en la LXVI Asamblea General de la ONU (27.IX.2011) [Noticia] . Afirmó que “todos sabemos que un elemento esencial de la crisis actual es el déficit de ética en las estructuras económicas”. Y sostuvo que “la economía ya no puede funcionar solamente por una autorregulación del mercado, y menos aún, por los acuerdos que se limitan a conciliar los intereses de los más poderosos”. Por esa razón, la economía “necesita una razón de ser ética, con el fin de funcionar para el hombre” .

Mamberti explicó que “la idea de producir bienes y servicios (…) de una manera estratégica (…) sin buscar con esas acciones hacer el bien, es decir, sin una ética, se ha revelado una ilusión ingenua o cínica, siempre fatal. Cada decisión económica tiene una consecuencia moral”. Por eso, concluyó que “la economía necesita una ética (…) centrada en la persona y capaz de ofrecer perspectivas a las nuevas generaciones” [Discurso completo].

El sistema económico actual tiene un lado muy oscuro: la codicia. Por eso, hoy mismo es urgente una nueva y profunda reflexión sobre el sentido de la economía y de sus objetivos, y establecer un sistema nuevo, que tenga como base la ética, y considere siempre la solidaridad y el desarrollo de todos los pueblos. ¿No será esto una utopía? El colapso de la Eurozona, la hambruna el Cuerno de África y la corrupción en México, gritan que no lo es, que ya es hora de incluir la ética en la economía.

lfvaldes@gmail.com
http://www.columnafeyrazon.blogspot.com

domingo, 20 de noviembre de 2011

¿Qué puede aportar África?


Año 7, número 341
Luis-Fernando Valdés


Benedicto XVI, a sus 84 años, emprendió su 22º viaje apostólico fuera de Italia. Visita por segunda vez el Continente africano, esta vez en Benín, un país de 8.8 millones de habitantes, de los cuales el 34 por ciento son católicos. ¿Por qué el Papa desea poner esta pequeña nación ante los medios de comunicación de todo el mundo?

El Santo Padre explicó a su llegada, el pasado jueves 17 de noviembre, que visitaba Benin por tres razones: la primera, por el 150 aniversario de su evangelización; la segunda, para entregar la Exhortación Apostólica Post-sinodal “Africae Munus”, y un tercer motivo “más personal y afectivo”: visitar la tumba del Cardenal Gantin.

Benedicto XVI recibido por el
Presidente de Benín, Thomas Yayi Boni.
Estas tres razones tienen un significado claro para Benín y toda África, y a la vez, el Santo Padre está enviando un mensaje sobre este Continente al resto del Mundo. Con estos gestos, el Romano Pontífice está afirmado que África es importante para la Iglesia católica, y que África puede aportar mucho a la propia Iglesia y al resto del planeta, pues él considera que este Continente es un gran “pulmón espiritual para una humanidad en crisis de fe y de esperanza”.

Para el Papa Alemán, Benín es una muestra de la contribución de África al mundo. En sus palabras es “un País en paz: paz externa e interna”,  donde “las instituciones democráticas funcionan”, y donde las “diversas religiones conviven en el respeto recíproco y en la responsabilidad común por la paz, por la reconciliación interior y exterior”.

Para ilustrar que esta aportación africana para el mundo no es sólo un buen deseo, Benedicto XVI emplea un signo elocuente: la figura del Cardenal Bernardin Gantin (1922-2008). Este prelado fue colaborador cercano de Juan Pablo II y tuvo varios altos cargos en la Curia romana, donde entabló amistad profunda con el entonces Card. Ratzinger. Mons. Gantin es considerado como un héroe nacional en Benín; de hecho el aeropuerto internacional de Cotonou lleva su nombre. Por eso, –declaró el Pontífice– “me ha parecido justo venir a su país natal, para rezar ante su tumba y para agradecer a Benín el haber dado a la Iglesia a este hijo eminente”.

Sobre el Card. Gantin, el Papa dijo "Siempre admiré su inteligencia práctica y profunda; su sentido de discernimiento (…). Y además su verdadero sentido del humor, que era muy bello... y sobre todo era un hombre de profunda fe y de oración. Estoy realmente feliz de poder rezar sobre su tumba y sentir su cercanía y su gran fe, que lo hace -siempre para mí- un ejemplo y un amigo". 
Pero a la vez, este viaje a Benín tiene un sentido solidario por parte del Papa. En un mundo globalizado, Benedicto XVI quiere ayudar a que las culturas autóctonas –sin perder sus raíces– se abran al mundo, para poder salir de la pobreza material y cultural en la que viven muchos de sus habitantes.

A su llegada, el Santo Padre se dirigió a los Jefes tradicionales. Reconoció que su labor es importante para construir el futuro de ese país, y lo animó “a contribuir con su sabiduría y comprensión de las costumbres a la delicada transición que se está produciendo actualmente de la tradición a la modernidad”.

Con gran sabiduría les dijo que “no se ha de temer a la modernidad, pero tampoco se puede construir olvidando el pasado”. Los previno de la sumisión incondicional a las fuerzas del mercado o las finanzas, el nacionalismo o tribalismo exacerbado y estéril. Y les dio un claro punto de referencia: “la transición a la modernidad debe estar guiada por criterios seguros basados (…) en la dignidad, la grandeza de la familia y el respeto de la vida”.

¿Por qué el viaje a Benín? Para darle un mensaje de esperanza, para que la comunidad internacional conozca la riqueza humana de Benín, y para ayudar a esta nación a abrirse a la época actual. Esta visita pastoral, nos muestra con mucha fuerza que, además de un sólido liderazgo moral, Benedicto XVI detenta también ya un gran liderazgo social y cultural.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Después de Papandreou y Berlusconi, ¿qué?


Año 7, número 340
Luis-Fernando Valdés

La crisis financiera mundial ha llegado a puntos alarmantes: dos Primeros Ministros europeos –el de Grecia y el de Italia– dimitieron esta semana, debido a su imposibilidad de manejar la adversidad económica. ¿Cambiar de “Premier” es la “solución mágica”?

El gigantesco déficit financiero de Grecia ha producido una severa crisis económica en la zona euro, y la riesgosa situación de los mercados ha afectado duramente las finanzas italianas. Y este panorama se ha extendido como una nube amenazadora a todo el mundo.

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Toma de posesión de Lucas Papademos
 como Primer Ministro de Grecia.
De ahí la presión internacional, especialmente de Francia, Alemania y Estados Unidos, para conseguir un relevo en los gobiernos de aquellas dos naciones mediterráneas. El Premier griego Papandreou fue sustituido un tecnócrata, Luas Papademos, ex vicepresidente del Banco Central Europeo; mientras que se presume que el Primer Ministro italiano Berlusconi será relevado por otro tecnócrata, Mario Monti, quien trabajó como Comisario de Competencia de la Unión Europea, entre 1999 y 2004.

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Mario Monti, posible sustituto de
Silvio Berlusconi, en Italia
Es muy significativo que dos políticos de carrera sean sustituidos por economistas. El mensaje es claro: una crisis económica debe ser resuelta por expertos, a los que se les otorga el poder ejecutivo para que puedan maniobrar, y salvar así a sus ya casi hundidas naves. Sin embargo, el problema de fondo seguirá, ya que la crisis actual no es sólo financiera, sino también ética. Esta crisis es el resultado un sistema basado únicamente en el mercado, en el que las personas singulares no cuentan.

Por eso, se requiere un nuevo paradigma que tome en cuenta la ética. Benedicto XVI escribió en 2009 que esta crisis, “nos obliga a revisar nuestro camino, a darnos nuevas reglas” y “se convierte en ocasión de discernir y proyectar de un modo nuevo” (Enc. Cáritas in veritate, n. 21).

Y, recientemente, el Consejo Pontificio “Justicia y Paz” publicó una nota titulada “Por una reforma del sistema financiero y monetario internacional en la perspectiva de una autoridad pública con competencia universal” (24.X.2011) con una nueva propuesta, que parte del hecho que “en los distintos estadios de desarrollo de la crisis se encuentra siempre una combinación de errores técnicos y de responsabilidades morales”.

El documento describe la actual crisis y advierte que una teoría económica “que establezca a priori las leyes del funcionamiento del mercado y del desarrollo económico, sin confrontarse con la realidad, corre el peligro de convertirse en un instrumento subordinado a los intereses de los Países” más desarrollados.

Ante el panorama de la pobreza mundial, la propuesta pontificia sugiere “el reconocimiento de la primacía (…) de la ética respecto a la economía”, y que “los pueblos de la tierra deberían asumir, como alma de su acción, una ‘ética de la solidaridad’, abandonando toda forma de mezquino egoísmo, abrazando la lógica del bien común mundial que trasciende el mero interés contingente y particular”.

Cuando el Papa afirma que la economía “tiene necesidad de la ética para su correcto funcionamiento, y no de una ética cualquiera, sino de una ética amiga de la persona”, no está hablando de una cuestión religiosa, sino de una realidad inherente a la condición humana. Cuando se respeta la naturaleza social del ser humano hay justicia y paz. Cuando se vive sin valores sociales y solidarios, la economía se torna en contra del hombre. Y esta crisis financiera mundial es su triste comprobación. Por eso, es apremiante una economía centrada en el ser humano.

domingo, 6 de noviembre de 2011

El bebé 7 mil millones

Año 7, número 339
Luis-Fernando Valdés

En la madrugada del pasado 31 de octubre, nacieron tres bebés que se disputan el título de ser el ciudadano 7 mil millones de nuestro planeta. Fueron acogidos con júbilo, pero también con preocupación por algunos organismos internacionales. Por eso, la pregunta de hoy es complicada: ¿somos muchos ya? o ¿somos demasiado pocos?

El nacimiento que redondea la cifra se lo disputaron Danica, de Filipinas; Nargis, de la India y Piotr de Rusia [ver noticia]. Aunque es imposible saber quién fue el bebito que nació primero, lo cierto es que fueron motivo de reflexión sobre la demografía mundial.

Danica, la bebé filipina, que podría ser
 el ciudadano 7 mil millones del Planeta.
El Fondo de Naciones Unidas de la Población (UNFPA), en un documento titulado “Siete mil millones de personas, su mundo, sus posibilidades”, señala que en el 2000, había 6 mil 100 millones de individuos, y en poco más de 10 años la cifra creció en 900 millones. Para 2050 se estima que la población alcance los 9 mil 300 millones, y que superará los 10 mil millones al final de siglo [noticia].

Según la UNFPA, “el crecimiento acelerado de la población mundial comenzó en 1950, a raíz de reducciones en la mortalidad en las regiones menos adelantadas”, y esto “redundó en una cantidad estimada en seis mil millones de personas en el año 2000, casi dos veces y media la población de 1950”. Sin embargo, “a raíz de la disminución de la fecundidad en la mayor parte del mundo, la tasa mundial de crecimiento demográfico ha ido disminuyendo desde su máximo de 2.0 por ciento en el lapso 1965-1970”.

Ante este panorama, la primera impresión sería catastrófica, como si no hubieran recursos suficientes para el futuro. Pero, en realidad, la preocupación de los expertos va por otro lado: el decrecimiento de la población.

Peter Apps, de la agencia Reuters, afirma que “muchos demógrafos y planificadores a largo plazo dicen que el desafío para el próximo siglo no será tanto tratar con un mayor número de personas como lidiar con una población envejecida mayor y quizá con personas dependientes mientras se encuentran nuevas estrategias para ofrecer prosperidad, empleo y servicios esenciales” [nota completa].

Apps recoge la afirmación de Jack Goldstone, profesor de política pública y destacado experto demógrafo en la Universidad George Mason de Washington, que sostiene que “pensábamos que la sobrepoblación iba a obligar a la humanidad a expandirse a las estrellas. Eso no parecer ser el problema en absoluto”.

La propuesta de la UNFPA en vez de reconocer este problema del envejecimiento mundial, hace hincapié en la pobreza internacional, y propone entre otras acciones la disminución de la natalidad. En el citado documento se indica como una solución: “asegurar que cada niño sea deseado y cada parto se realice en condiciones de seguridad”. Como es sabido, “niño deseado” implica “control natal”, y por tanto menos nacimientos.

Sin embargo, el aumento de población también puede ser causa de disminución de la pobreza. Así lo declaró, en su momento, el Observador Permanente de la Santa Sede en las Naciones Unidas, Mons. Francis Chullikatt, durante la 49° Sesión de la Comisión para el Desarrollo del Consejo Económico y Social (ECOSOC) (16.II.2011). Y afirmó que “la pobreza no está causada por un exceso de niños, sino por una inversión y un sostenimiento demasiado escaso para su desarrollo” [noticia].

El problema de fondo es el sistema económico imperante, que está basado en el consumo, en vez de estar centrado en la persona humana. Por tanto, insistimos en la pregunta, que es más bien un clamor: ¿hasta cuándo los economistas podrán diseñar un nuevo sistema en función del hombre?