Año 8, número 357.
Luis-Fernando Valdés
Aunque es poco
común que un artículo de una revista especializada en ética médica sea
mundialmente leído, un escrito publicado por el prestigioso “Journal of Medical
Ethics” (Universidad de Oxford, Inglaterra), alcanzó los 2,100 comentarios en
su edición on-line (25.II.2012). Y es que el tema es muy controvertido:
justificar el infanticidio, llamándolo “aborto post parto”.
Alberto Giubilini. |
Los autores son
los italianos Alberto Giubilini y Francesca Minerva, que trabajan para la Monash
University (Melbourne, Australia) y la University of Melbourne, respectivamente.
En su artículo “After-birth abortion: why should the baby live?” (“Aborto post
parto: ¿por qué debería vivir el bebé?”), sostienen que “matar al recién nacido
se debería permitir en todos los casos en los que el aborto está permitido,
incluidos los casos en los que el recién nacido no esté discapacitado”.
La argumentación
de estos investigadores va mucho más allá de evitar las anomalías congénitas
del bebé. Los Autores parten que actualmente muchos aceptan el aborto incluso
por motivos que no tienen que ver con la salud del concebido, y sugieren que ni
el feto ni el recién nacido sean personas, sino sólo sean “personas
potenciales”, lo cual quitaría toda relevancia moral al hecho de matarlos.
Y Giubilini y
Minerva sacan la conclusión práctica de su teoría. Este tipo de “aborto” (en
realidad, infanticidio) sería útil “si una enfermedad no fue detectada durante
el embarazo”, o “si algo salió mal durante el parto”, e incluso si hay un
cambio de circunstancias de los padres (económicas, sociales o psicológicas)
que sean difíciles de sobrellevar.
Francesca Minerva. |
La postura de
estos Autores no es admisible ni desde el punto de vista ético, ni desde el
ángulo médico. Primero, porque dicen que un bebé es persona hasta que pasan
unas semanas de nacido y empieza a tener conciencia de sí mismo. Pero es falso,
porque lo que constituye a un bebé como persona no es su actividad neurológica,
sino el hecho de ser un individuo de la especie humana, creado a imagen de
Dios.
Segundo, tampoco
es admisible esta postura porque deja de lado todo criterio referente a la
salud y se pasan sin justificación al plano de las circunstancias familiares.
Expresamente estos Autores dicen que se puede matar a un bebé (“killing a
newborn”), “incluidos los casos en los que el recién nacido tiene el potencial
de tener una vida aceptable, pero pone en riesgo el bienestar de la familia”.
El artículo
conlleva un equivoco de fondo. Plantea ahora el aborto como un procedimiento
clínico a favor de los intereses del paciente que no siempre tienen que ver con
la salud, como si fuera una cirugía estética; y acepta que esos intereses
pueden ser las circunstancias personales de los padres. Esto es lo que se
oculta bajo el eufemismo “aborto post parto”, que en realidad es un
infanticidio.
Este artículo que
comentamos lleva a sus últimas consecuencias la mentalidad de la llamada
“cultura de la muerte”. La vida humana ya no es considerada un don, o algo
verdaderamente valioso en sí mismo, sino que se reduce su valor a la utilidad
que reporta a los padres del recién nacido.
Si la vida humana
no se valora por sí misma, nuestra civilización se vendrá abajo. ¿Qué nos puede
extrañar el video de aquel chinito recién nacido, tirado en la calle al que le
pasan por encima peatones y ciclistas, como si fuera basura?¿Por qué nos asusta
que los jóvenes neo-nazis alaben a Hitler, que produjo el Holocausto de seis
millones de personas de raza hebrea?
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