sábado, 26 de julio de 2014

Los últimos cristianos de Irak


Año 10, número 481
Luis-Fernando Valdés

Un potente grupo militar extremista busca imponer el Islam a los cristianos de Mosul (Irak). Ante la amenaza de muerte, la minoría cristiana ha tenido que dejar todo y empezar un éxodo. ¿Qué se puede hacer por ellos?
El grupo radical de insurgentes sunitas (una rama del Islam), llamado “Estado Islámico de Irak y el Levante”, cuyas siglas con ISIL, creó por la fuerza un califato en el norte de Irak y este de Siria. (InfoCatólica, 23 julio 2014)
El ISIL desde hace dos semanas amenazó a los cristianos con la advertencia de que tenía hasta el sábado 26 de julio para convertirse al Islam y pagarles unos impuestos, o bien irse del país. (Asia News, 26 julio 2014)

La letra "n" en árabe, ¡Todos somos nazarenos!
 Los cristianos en el norte de Iraq sufren una masacre que cada día deja mártires en iglesias y casas que después son saqueadas, quemadas y selladas con una ‘N’ de Nazareno en la puerta. Marcados, humillados, vejados, maltratados y hasta ejecutados, casi 75,000 cristianos, de los 2 millones de habitantes en Mosul, piden respeto a su libertad religiosa. (Aleteia.org, 23 julio 2014)
El reciente 24 de julio, la mezquita de Nabi Yunis, donde se venera al profeta Jonás, en Mosul fue demolida por los milicianos del ISIL. El lugar, que era un símbolo de la ciudad, fue declarado por el ISIL en un “lugar de apostasía y  no de oración”, porque lo frecuentaban “tanto cristianos como musulmanes”. (Vatican Insider, 25 julio 2014)
Tristemente, la reacción de la comunidad internacional ha sido muy tibia. Así lo denunció el Patriarca de Bagdad, Raphael Louis Sarko, en un mensaje del 24 de julio, dirigido al Cardenal Arzobispo de Lyon (Francia), al que además le suplica: “¡No nos olviden!”
Y añade: “El cristianismo oriental no debe desaparecer. Su desaparición es un pecado mortal y una gran pérdida para la Iglesia y la humanidad. Debe sobrevivir o mejor vivir en libertad y dignidad”.
El mismo Papa Francisco, en el Angelus del pasado domingo 20 de julio, explicó que las comunidades cristianas en Mosul y en otras partes de Oriente Medio, “desde el inicio del cristianismo, han vivido con sus conciudadanos, aportando una contribución significativa al bien de la sociedad”.
Y el Pontífice denunció que estos cristianos “hoy son perseguidos. ¡Nuestros hermanos son perseguidos, se les manda fuera, deben dejar sus casas sin tener la posibilidad de llevarse nada! Aseguro a estas familias y a estas personas mi cercanía y mi oración constante”. (VIS, 21 julio 2014)
A esto se añade la petición de los obispos iraquíes, que invitan a “las personas de conciencia en Irak y en todo el mundo” a hacer presión sobre los militantes para que se detenga “la destrucción de las iglesias y de los monasterios, de los manuscritos, de las reliquias y de toda la herencia cristiana, patrimonio iraquí e internacional inestimable”. (InfoCatólica, 23 julio 2014)
Ante la lentitud de la ayuda internacional, ¿qué podemos hacer desde este lado del mundo? Lo primero es pensar que no podemos hacer nada. Esa pasividad es lo que mata. Primero, podemos rezar, y segundo podemos denunciar esta gran tragedia humanitaria.
Podemos hacerlo mediante las redes sociales, a través de los hagstag #quesesepa, #porloscristianosperseguidos, #prayforirak, donde miles de personas están llamadas a dar a conocer lo que ocurre y reclamar una respuesta internacional.
Y esto es un deber cívico de todos, no sólo de los creyentes, porque la solidaridad humana nos obliga a todos a pedir que se tutelen la vida y los derechos humanos de todos los grupos que sufren persecución por causa de sus creencias. Ojalá este día hagamos llegar lejos este mensaje de ayuda por los últimos cristianos que aún quedan en Mosul.

domingo, 20 de julio de 2014

Niños migrantes, ¿drama sin soluciones?

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Año 10, número 480

Luis-Fernando Valdés



México ha abierto sus ojos al drama de los niños migrantes que viajan solos a Estados Unidos para buscar a sus padres. Los gobiernos y las instituciones son rebasados por este problema. ¿Qué se puede hacer?

El Presidente Peña Nieto recibió al Card. Pietro
Parolin, Secretario de Estado del Vaticano.
En esta crisis humanitaria que recientemente ha estado presente en los medios de comunicación, están involucrados México y todos los países centroamericanos, e incluso también la Iglesia porque muchos de los albergues para migrantes en nuestro País son dirigidos por católicos.

Por esa razón, la Secretaría de Relaciones Exteriores organizó el “Coloquio México-Santa Sede sobre Migración Internacional y Desarrollo”, que se llevó a cabo el pasado lunes 14 de julio, y al que asistieron los cancilleres de México, Honduras, Guatemala y El Salvador, así como legisladores, diplomáticos, obispos y académicos.

El ponente principal, invitado por el Canciller José Antonio Meade, fue el Secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, quien en su discurso ofreció los siguientes elementos que permiten encuadrar el problema y perfilar una solución.

1) La dignidad humana de cada migrante. Afirmó el Cardenal que “todo ser humano, por el mismo hecho de ser persona, posee una dignidad tal que merece ser tratada con el máximo respeto”, pues “la dignidad de las personas no procede de su situación económica, de su filiación política, nivel educativo, pertenencia étnica, estatus migratorio o convicción religiosa”.

2) El dolor y el sufrimiento en la raíz de la “movilidad humana”. Parolin dijo que “las causas son siempre las mismas: la violación de los derechos humanos más elementales, la violencia, la falta de seguridad, las guerras, el desempleo y la miseria”.

Explicó que en el intento llegar a una tierra de promisión, “miles de personas deben pasar hambre, humillaciones, vejaciones en su dignidad, a veces hasta torturas y, algunos, morirán solos entre la indiferencia de muchos”.

Y denunció la trata humana, el trabajo en condiciones de semi-esclavitud, los abusos sexuales, las redes de bandas criminales que operan a nivel transnacional y que actúan con impunidad a causa de la corrupción.

3) La apertura de la naciones hacia los migrantes. Mons. Parolin explicó que muchos países están abiertos a recibir capital y tecnología extranjeros, pero rechazan la llegada de persona foráneas, sin caer en cuenta de que, en realidad, “la discriminación, el racismo, el trato vejatorio, las injusticias laborales… ¡no son un buen negocio!”, porque las sociedades que rechazan a los migrantes “demuestran ser muy débiles y poco preparadas para los retos de los decenios venideros”.

4) La necesidad de una nueva cultura. El fenómeno de la migración no puede ser resuelto únicamente con medidas legislativas, y mucho menos sólo con las fuerzas de seguridad. Por eso, el Cardenal propuso que la solución requiere una conversión cultural y social en profundidad que permita pasar de la “cultura de la cerrazón” a una “cultura de la acogida y el encuentro”.

Estas “macro-soluciones” también las podemos implementar cada uno: no ver al migrante como un enemigo, sino como un hermano necesitado; adoptar una nueva mentalidad para convivir con los migrantes como parte de nuestra vida y de nuestra sociedad; no cooperar con los negocios o giros que explotan personas.

Vale la pena fomentar esta nueva mentalidad, ya que la nueva configuración social implica aprender a convivir con los que vienen de fuera e integrarlos a la fuerza productiva y cultural de nuestra Patria.


domingo, 13 de julio de 2014

Papa y abusos sexuales, ¿por qué hasta ahora?


Año 10, número 479
Luis-Fernando Valdés

En una entrañable Misa, el Papa Francisco pidió perdón a seis víctimas de abusos sexuales por parte de sacerdotes. Este símbolo fue acogido favorablemente por la prensa mundial. ¿Por qué hasta ahora?
El Papa pidió perdón a la víctimas de abusos.
El pasado lunes (7 julio), el Santo Padre celebró una Misa en la capilla de Santa Marta a la que asistieron seis personas víctimas de abusos por parte de miembros del clero. El Pontífice mostró su dolor y su solidaridad hacia las víctimas, mientras que reiteró su condena hacia los abusadores. (Homilía íntegra aquí)
La pregunta “¿por qué hasta ahora?” tiene dos sentidos. Por una parte, para muchos parecería que por primera vez la Iglesia pide perdón oficialmente por esas acciones de pedofilia, como si el Vaticano apenas hoy estuviera reconociendo el problema.
La respuesta es que ya Benedicto XVI había pedido perdón públicamente en repetidas ocasiones a las víctimas, y también se reunión con bastantes de ellos con ocasión de sus viajes. Además, el Papa alemán instituyó la “Pontificia Comisión para la protección de Menores”. Ni tampoco se puede olvidar que una de sus primeras medidas como Pontífice fue suspender al Padre Maciel y alejarlo de toda actuación pública.
Y de ahí surge el segundo sentido de la pregunta, que –como un boomerang– se le revierte a muchos medios de comunicación: ¿por qué hasta ahora dan importancia y buena cobertura a la petición de perdón a las víctimas por parte de la Iglesia?
Sin duda en ambos casos, la carismática figura del Papa Jorge Mario Bergoglio ha contribuido mucho para que la Iglesia tenga mayor cobertura de prensa y reciba una trato más favorable por parte de los medios.
Ahora falta que los receptores de la noticias demos un paso más hacia delante. Se trata de ser un público más exigente, para no quedarnos sólo en el “carisma” del Papa, sino en el “mensaje”, en la verdad que desea transmitir mediante su simpatía.
En este caso concreto, el mensaje del Santo Padre confirmó que fue reprobable la actitud de encubrimiento de los culpables por parte de los obispos, y que “no hay lugar en el ministerio de la Iglesia para aquellos que cometen estos abusos”. Y aseguró esto: “me comprometo a no tolerar el daño infligido a un menor por parte de nadie, independientemente de su estado clerical”.
Algunos se han preguntado que sentido tiene un gesto de este tipo, puesto que las víctimas ya sufrieron un daño irreparable. La respuesta del padre jesuita Zollner, alemán, experto en psicología y miembro de la Pontificia Comisión para la protección de Menores, es muy interesante, porque él estuvo presente en el largo encuentro del Papa con dos de las víctimas de origen alemán.
El padre Zollner sostiene que ese encuentro sí representó una mejora para las víctimas. “Yo puedo testimoniar que para ellos ha cambiado algo; ha sido… algo que en el actuar ha transformado también la realidad, su realidad. Porque algunos han expresado también que esto ha significado un cambio de actitud y de sentimiento profundo hacia su historia, que no puede ser desarraigada, no puede ser cancelada, pero que ahora pueden ver con otros ojos, con mayor libertad, con una mayor esperanza”. (News.va, 9 julio 2014)
¿Por qué hasta ahora? También esa pregunta se nos puede aplicar a los demás, que no estamos directamente involucrados en el problema. Primero, si aún no hemos sido solidarios con las víctimas, al menos con nuestras oraciones. Pero también se nos puede dirigir esa interrogación, si aún no hemos querido cambiar y no queremos aceptar que la Iglesia ha aceptado sus errores y ha puesto los medios para proteger a los menores.

domingo, 6 de julio de 2014

Familia: entre la ley y la misericordia


Año 10, número 478
Luis-Fernando Valdés

Mientras la fase final del Mundial acapara las noticias, silenciosamente se están gestando grandes cosas para la visión católica sobre la familia. Ante el extenso panorama de situaciones matrimoniales y familias “irregulares”, ¿cuál será la estrategia del Papa Francisco?
Papa Francisco con unos novios en San Pedro.
La Santa Sede ha recolectado información de las diócesis de todos los continentes sobre la situación real de las familias. Fechado el 24 de junio pasado, la Secretaría del Sínodo de los Obispos presentó esos datos en el ‘documento de trabajo’ (‘instrumentum laboris’, en latín), que se utilizará en las asambleas de obispos de octubre del 2014 y octubre del 2015.
Este documento recoge los resultados de un cuestionario previo de 38 preguntas enviado a todos los obispos del mundo.  Los resultados muestran el descenso de matrimonios en Occidente, la poligamia en África, los matrimonios forzados –de menores de edad e incluso de niños- en el mundo islámico, etc.
Otro problema es el escepticismo de que el compromiso matrimonial pueda durar toda la vida, además de que la falta de empleo y de vivienda dificultan la estabilidad para formar nuevas familias. (abc.es, 26 junio 2014)
Ante esta situación, pocas personas han entendido cuál es la postura del Papa Francisco. Incluso en muchos medios se ha llegado a comentar, como si fuera un hecho, que el Santo Padre va a cambiar la doctrina tradicional.
La postura del Papa Bergoglio es ésta. 1) Francisco desea que se estudien los temas complicados, pero no sólo los de los países europeos. Ya no hay temas tabú, como lo fueron el matrimonio homosexual o el de la comunión eucarística de los divorciados y vueltos a casar.
El pasado 26 de mayo, durante el vuelo de regreso de Tierra Santa, el Papa comentó a los periodistas que “a mí no me ha gustado que tanta gente, incluidos algunos eclesiásticos hayan dicho: ‘Ah, sí, es un Sínodo para dar la comunión a los divorciados’, y se quedasen enganchados en ese punto, como si todo se redujese a una casuística”.
2) No se trata de cambiar la doctrina sino, como indicó el Pontífice, de buscar soluciones, como “estudiar los procedimientos de nulidad matrimonial”, o como “clarificar que los divorciados no están excomulgados aunque tantas veces se les trata como si lo fueran”.
De hecho, el cardenal Lorenzo Baldisseri, secretario general del Sínodo de Obispos, que la asamblea del próximo mes de octubre ni la más amplia en octubre del 2015 van a traer cambios sobre la doctrina del matrimonio.
3) El Papa busca un cambio de actitud de los fieles católicos hacia las personas que viven en situaciones familiares complejas, de manera que estos otros fieles encuentren acogida en la vida de las parroquias.
El próximo Sínodo es una oportunidad grande para entender el “estilo”, el “método” del Papa Francisco, que consiste en abordar sin miedo los temas complicados, con el claro objetivo de una solución que permita a los católicos en dificultades volver a la práctica religiosa.
Este modo de proceder del Papa está muy lejano de los dos extremos: 1) adecuar la doctrina del matrimonio y la familia al modelo sociológico imperante, 2) la indiferencia hacia los que están en situaciones irregulares.
El Papa Francisco mantiene un sano equilibrio entre la doctrina liberadora de Cristo (“lo que Dios unió, que no lo separe el hombre”) y la misericordia divina, que se pone en los hombros a la oveja herida.