Año 9, número 438
Luis-Fernando Valdés
El Papa Francisco
prometió una reforma en la administración de la Iglesia. Formó un grupo de ocho
cardenales para realizar esta tarea. Y ha llegado la fecha, pues se reunirán
estos ochos purpurados del 1 al 7 de octubre. ¿Va a ser diferente la Iglesia y distinto su
mensaje? ¿Cuáles son los cambios que podemos esperar?
Estos son los ocho cardenales que ayudarán al Papa Francisco en la reforma de la Curia. |
Justo al mes de
iniciar su pontificado, el Santo Padre anunció la formación de un grupo de ocho
cardenales, provenientes de cada continente, en el que se apoyaría para
estudiar la reforma de la Curia romana.
Durante las
reuniones de cardenales previas al Cónclave, en marzo pasado, unos 90
cardenales sugirieron que el futuro Papa llevara a cabo una reforma en la Curia
romana, que es el principal órgano de gobierno de la Iglesia católica.
Esta petición fue
acogida por el Santo Padre, al mes de haber sido electo, cuando anunció la
creación de este grupo de cardenales. Esta comisión tiene como misión principal
revisar la Constitución Apostólica “Pastor Bonus” sobre la Curia Romana de
1988, promulgada por Juan Pablo II, y proponer un esquema más eficaz de
funcionamiento de esta institución pontificia.
Se sabe que
durante la reunión que iniciará el próximo martes, los purpurados estudiarán la
posibilidad de reducir los dicasterios (ministerios) y consejos pontificios de
la Curia; y también discutirán sobre el futuro del Banco Vaticano.
Además, discutirá
este grupo especial de asesores del Papa sobre una nueva estrategia pastoral para
la familia, que estudie tanto la situación de los divorciados que se vuelven a
casar como el papel de la mujer dentro de la iglesia.
Ante esta noticia,
es importante dimensionar lo que está sucediendo, para no dejarse llevar por la
posible confusión. Por eso, es muy importante enfocar correctamente el tipo de
cambios que está buscando el Romano Pontífice, cuya intención estaba muy clara
desde el inicio de su gestión pontificia, y recientemente ha quedado patente en
una entrevista reciente publicada en la revista “La Civiltà Cattolica”.
En esa entrevista,
el Papa Francisco manifestó que se debe cambiar el “énfasis” sobre unos temas
complicados, pero no la “doctrina” moral sobre ellos. En efecto, el Sucesor de
Pedro explicó que lo primero es hablar de la misericordia de Dios, del
encuentro con Cristo, y luego se proporcioné la adecuada catequesis sobre la
moral católica, en lo referente al divorcio, la homosexualidad, etc.
Quienes esperan
que esta comisión de cardenales proponga la eliminación de los aspectos
doctrinales y morales de la Iglesia que contrastan con una parte de la cultura
contemporánea, quizá se llevarán una gran decepción.
En cambio, todos
aquellos que desean que la Iglesia sea más cercana a la gente, y que su gestión
sea más eficaz para comunicar su mensaje espiritual, encontrarán respuestas más
precisas sobre la manera de acercar a la fe a las personas que han pasado por
un divorcio o por un aborto.
El núcleo de la
reforma del Papa Bergoglio no reside en cambiar de la doctrina de la Iglesia,
sino en promover la frescura del mensaje del Evangelio, que consiste en mostrar
a las personas la cercanía de un Dios que está lleno de misericordia y
comprensión.
En el fondo, el
Papa Francisco está haciendo una reforma muy profunda: está poniendo los temas
morales –con sus respectivas exigencias– en el contexto que les corresponde,
que es dentro del mensaje de la cercanía y el perdón de Jesucristo. Este cambio
de paradigma será una auténtica revolución, que seguramente servirá para
revitalizar la Iglesia Católica.