viernes, 25 de marzo de 2016

El Papa y los refugiados: ¿activismo político?


Año 12, número 568
Luis-Fernando Valdés

Nuevamente Francisco aprovechó el lavatorio de pies del Jueves Santo, para atraer la atención sobre una crisis social: ahora fueron los refugiados africanos en Europa. ¿El Papa utiliza los gestos religiosos para dar un mensaje político?

Jueves Santo 2016. Papa Francisco toca "la carne
de Cristo" en los refugiados.
Foto: www.ahoradigital.net


1. Los gestos de un hijo de migrantes. El Papa argentino es hijo de migrantes italianos, por eso, migrantes y refugiados siempre han estado en el corazón de sus preocupaciones. Desde el inicio de su Pontificado quiso estar cercano con los refugiados, que llegan por oleadas a Europa.
A las pocas semanas del inicio de su Pontificado, el 1 de julio de 2013, el Papa visitó la isla italiana de Lampedusa, lugar por el que acceden a Europa millares de migrantes en frágiles embarcaciones. Miles de ellos han perdido la vida en este paso del Mediterráneo.
El gesto del Papa fue dar a conocer esta triste realidad, porque el mundo parece no enterarse de este dolor. El Pontífice dijo en esa ocasión: “Miramos al hermano medio muerto tirado en la calle … y seguimos nuestro camino: ‘No depende de nosotros’.”
Y denunció con mucha fuerza: “Somos una sociedad que ha olvidado la experiencia del llanto, del compadecer, ‘padecer con’.” Y le dio un nombre a esta situación: “la globalización de la indiferencia”. Al terminar el viaje, consciente de que era transmitido por los medios internacionales, comentó: “Ya nadie puede decir que no ha visto”.

2. El dolor de los refugiados. Recientemente, alrededor de 30 mil refugiados y migrantes están aprisionados en Grecia esperando continuar su marcha hacia el norte de Europa; y muchos de ellos, en la frontera con Macedonia, sufren hambre y frío.
El Papa se refirió ellos la Audiencia general del pasado miércoles 23 de marzo. Recordó que estos migrantes y refugiados están “lejanos de su patria, en sus ojos las ruinas de sus casas y en el corazón el miedo y, lamentablemente, en varios casos, sienten el dolor de la perdida de sus seres queridos”.
Francisco, dejando de lado el discurso que llevaba preparado, dijo: “ellos están allí en la frontera porque tantos corazones y tantas puertas están cerradas. Los migrantes de hoy que sufren la intemperie y no pueden entrar… no sienten la acogida”.

3. Lavatorio de pies a refugiados africanos. Para tener un gesto más de solidaridad con los que han dejado sus países y vive como refugiados, el Papa decidió celebrar el Jueves Santo, en el Centro de Acogida para los Solicitantes de Asilo, ubicado a las afueras de Roma, donde lavó los pies a una voluntaria y once refugiados, entre ellos tres musulmanes y un hindú.
El significado de este gesto es religioso. Como ha dicho el Pontífice en otras ocasiones, no podemos amar a Jesús y adorarlo, y desentendernos de la carne del hermano que está al lado. Lo cristiano es dar acogida al necesitado; es lo opuesto a la “indiferencia”.

El Papa Francisco no habla de política, sino vive la religión. Como ha dicho constantemente, “tocamos la carne de Cristo” en los que sufren, en los enfermos, en los refugiados y migrantes. El Pontífice lleva a sus últimas consecuencias las palabras de Jesucristo (en Mateo 25): los favores que hacemos con los más necesitados, se los hemos hecho a Jesús mismo.
Con este gesto del lavatorio de pies a unos refugiados, el Papa nos recuerda que la vida cristiana consiste en amar a Dios y al prójimo como a uno mismo, especialmente si este próximo es una persona vulnerable, necesitada de ayuda. Francisco nos sigue abriendo los ojos para que descubramos a Dios en las personas que sufren estas crisis sociales, ¡y hagamos algo concreto por ellos!

viernes, 18 de marzo de 2016

¿Qué piensa Benedicto XVI de Francisco?

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Año 12, número 567
Luis-Fernando Valdés



Algunos católicos han llegado a afirmar que el mensaje de Francisco es divergente del de su antecesor. Pero no es así: el Papa emérito en una entrevista reciente alabó la práctica pastoral de Francisco, que habla continuamente de la misericordia de Dios.


Francisco y Benedicto XVI se saludan
al cruzar la Puerta Santa del Jubileo de la Misericordia.
(Foto: www.eldiario.ec)


1. La entrevista. Acaba de salir a la venta el libro “Por medio de la fe. Doctrina de la justificación y experiencia de Dios en la predicación de la Iglesia” de Ed. San Pablo, editado por el jesuita Daniele Libanori.

 Se trata de las actas de un congreso teológico que se llevó a cabo en Roma en octubre del año pasado. Entre otros artículos, el libro incluye una entrevista con Joseph Ratzinger del teólogo jesuita belga Jacques Servais sobre “qué es la fe y cómo se llega a creer”. En ese diálogo, Benedicto XVI citó a su sucesor y habló generosamente sobre la misericordia.



2. La necesidad del hombre de hoy. La afirmación clave del Pontífice emérito es ésta: “Para mí es un ‘signo de los tiempos’ el hecho de que la idea de la misericordia de Dios sea cada vez más central y dominante”.

Benedicto explica que “el hombre de hoy tiene la sensación general de que Dios no puede dejar que la mayor parte de la humanidad caiga en la perdición”, y que a pesar de la visión moderna (que no se preocupa por la salvación), “sigue existiendo, de otra manera, la percepción de que nosotros necesitamos la gracia y el perdón”.



3. Tres Papas en continuidad. El Papa emérito hizo suyos los mensajes sobre la misericordia tanto de Juan Pablo II como de Francisco. Explicó que Juan Pablo II “estaba profundamente impregnado” del tema de la misericordia.

Dijo que el Papa polaco, a partir de las experiencias en las que desde los primeros años de su vida, “constató toda la crueldad de los hombres”, y que así descubrió que “la misericordia es la única verdadera y la última reacción eficaz contra la potencia del mal. Solo allí en donde hay misericordia acaba la crueldad, acaban el mal y la violencia”.

Benedicto expuso también que “Papa Francisco se encuentra completamente en sintonía con esta línea” de la misericordia. Y añadió: “Su práctica pastoral se expresa justamente en el hecho de que él nos habla continuamente de la misericordia de Dios. Es la misericordia lo que nos mueve hacia Dios, mientras que la justicia nos espanta”.



4. Misericordia, el tema de nuestros días. Hablar de misericordia no es una cuestión meramente académica, como si fuera un tema más entre los muchos posibles de los que un Papa pudiera hablar. Se trata de la respuesta de Dios a una profunda necesidad interior del ser humano.

Así lo constata el Papa emérito, quien explica que el hombre de hoy “bajo la capa de la seguridad de sí y de la propia justicia … esconde un profundo conocimiento de sus heridas y de su integridad ante Dios”. Y al constatar su debilidad y su falta de integridad, el ser humano “está esperando la misericordia”.

Para Benedicto, el hombre moderno necesita la misericordia, manifestación de la delicadeza de Dios hacia cada persona, porque “en la dureza del mundo de la técnica, en el que los sentimientos ya no cuentan nada, aumenta la esperanza de un amor salvífico que sea dado gratuitamente”.



Benedicto XVI “rompió” su silencio voluntario para hablar de teología, y en su intervención nos ha mostrado que está en la misma sintonía de Francisco. En realidad, los últimos Obispos de Roma, ante el mundo que se ha tornado cruel por haberse alejado de Dios, ha visto que la misericordia es la respuesta de Dios al mal presente en nuestros días.


viernes, 11 de marzo de 2016

Tres años de Pontificado: ¿mero éxito mediático?


Año 12, número 566
Luis-Fernando Valdés

Se cumplen tres años del pontificado de Francisco. El éxito mediático y su autoridad moral han sido muy grandes, pero ¿cuáles son los parámetros para evaluar el verdadero éxito de su Pontificado?

El famoso texto del Card. Bergoglio
donde describe su visión del pontificado.
Foto: www.caminocatolico.org
1. El programa “velado” de Francisco. En los días previos al Cónclave de 2013, los cardenales se reunieron en las llamadas “congregaciones generales”. Ahí cada purpurado expuso su punto de vista sobre el perfil del siguiente sucesor de san Pedro.
Al releer hoy el discurso del cardenal del Card. Bergoglio, nos damos cuenta que ahí estaba contenido el programa de su pontificado. En ese pequeño guión, que tenemos gracias al cardenal de La Habana, Mons. Jaime Ortega Alamino, el futuro Papa Francisco dio su visión de la Iglesia y del papel del Romano Pontífice.

2. Un Iglesia y un Papa “para las periferias”. En ese discurso, el arzobispo bonaerense dijo que “la Iglesia está llamada a salir de sí misma e ir hacia las periferias, no solo las geográficas, sino también las periferias existenciales: las del misterio del pecado, las del dolor, las de la injusticia, las de la ignorancia y prescindencia religiosa, las del pensamiento, las de toda miseria.”
Y añadió: “Pensando en el próximo Papa: un hombre que, desde la contemplación de Jesucristo y desde la adoración a Jesucristo ayude a la Iglesia a salir de sí hacia las periferias existenciales, que la ayude a ser la madre fecunda que vive de ‘la dulce y confortadora alegría de la evangelizar’.”

3. La ejecución del programa: gestos, viajes y documentos. Después de tres años, ya hemos entendido mejor tanto la personalidad del Santo Padre como su mensaje, y por eso comprendemos que sus gestos iniciales, que a muchos gratamente nos desconcertaron por su tierna cercanía, eran la ejecución de este programa, tal como ya lo había hecho en la diócesis de Buenos Aires.
Desde el inicio, el Papa Francisco ha estado cercano a las personas marginadas (los vagabundos de Roma, los enfermos, los migrantes africanos, los presos, los ancianos, etc.). Después empezaron los viajes apostólicos a las “periferias” del mundo, como Asia donde hay pocos católicos (Sri Lank, Corea del Sur); como los lugares más significativos de las periferias existenciales de Paraguay, Bolivia, Ecuador, y México.
Y, conforme avanzaba el pontificado, el Pontífice plasmó este programa en documentos, como la exhortación “Evangelii Gaudium”, en la que se lee: “todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio” (n. 20).

4. El verdadero éxito. El éxito de un pontificado no se puede medir con parámetros solamente humanos, como los de una empresa que compara los metas fijadas con las metas conseguidas, porque en este caso los objetivos son sobrenaturales.
El objetivo real es que muchas personas se encuentren con Cristo, mediantes los medios que Él mismo dejó: la Iglesia, que custodia y transmite su Palabra y sus Sacramentos. Y en este sentido, el Papa Francisco se planteó la meta de llevar a Jesucristo a todas las personas, empezando por las marginadas, tanto desde el punto de vista social como existencial.

Aunque Francisco ha conseguido llevar el consuelo de Cristo a esas “periferias”, y ha promovido que los cristianos realicen las obras de misericordia para ayudar a los que sufren, esta finalidad nunca se conseguirá totalmente. Y precisamente ése es su éxito espiritual: poner a la Iglesia en una continua marcha hacia las “periferias”.

viernes, 4 de marzo de 2016

¿Qué opina la Iglesia católica de “Spotlight”?

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Año 12, número 565

Luis-Fernando Valdés



La película “Spotlight”, ganadora del Óscar a la mejor película, lejos de ser rechazada o minusvalorada, resultó más bien muy elogiada por parte de las autoridades eclesiásticas. ¿Por qué la Iglesia acoge así a una película que denuncia el encubrimiento de clérigos pedófilos?


Elenco de la película "Spotlight".
(Foto: www.cinencuentro.com)


1. El contenido de la película. Titulada en español como “En primera plana”, el filme que ganó dos premios de la Academia, es una estupenda historia sobre periodismo de investigación. Con gran sobriedad, el filme narra la investigación de un equipo del diario “The Boston Globe” para sacar a la luz pública, tanto los abusos sexuales perpetrados por sacerdotes católicos de Boston como su encubrimiento.



2. La reacción de la Santa Sede. Al día siguiente de la premiación, el diario oficial del Vaticano, publicó una nota muy positiva: “Spotlight, que ha ganado el Óscar, tiene una trama interesante. Y no es una película anti católica (…) porque es capaz de dar voz al desánimo y el dolor profundo de los fieles ante el descubrimiento de estas terribles realidades.” (L'Osservatore Romano, 29 feb. 2016)

[Se pueden leer aquí las declaraciones favorables del actual cardenal de Boston y varios obispos más; también las del vocero de la Santa Sede, p. Federico Lombarid, aquí]



3. Matices importantes a “Spotlight”. Actualmente nadie en la Iglesia le quita méritos a la denuncia realizada por el “The Boston Globe”, ni tampoco a la película. Sin embargo, por honor a la verdad, hay que comentar también lo que la Iglesia ha realizado contra la pederastia desde aquel escándalo en Boston.

Como es lógico, una película no puede contar todos los detalles, pero sí es importante destacar el gran papel de Joseph Ratzinger, como lo hizo el Papa Francisco, en el vuelo de regreso a Roma desde México.

Ahí el Santo Padre rindió un homenaje “al hombre que luchó en momentos que no tenía fuerza para imponerse hasta que logró imponerse: Ratzinger. El Cardenal Ratzinger, sí, un aplauso para él. Es un hombre que tuvo toda la documentación. Siendo Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, tuvo todo en sus manos. Hizo las investigaciones y llegó, y llegó, y llegó… y no pudo ir más allá en la ejecución.” (Vatican.va, 17 feb. 2016)

Y con sencillez, “L’Osservatore Romano” reconoce que “las dificultades que encontró Ratzinger no hacen más que confirmar la tesis de la película, es decir, que muchas veces la Institución eclesiástica no ha sabido reaccionar con la necesaria determinación ante estos crímenes.” (29 feb. 2016)



4. ¿Qué solución ha ofrecido la Iglesia? Al final de la película se muestra un mapa de las diócesis con situaciones de pederastia y son muchas. Eso pudiera la impresión de que la Iglesia no ha hecho nada para terminar con el problema.

Sin embargo, como se puede ver en el documental “Manzanas podridas”, la Iglesia –con Joseph Ratzinger primero como cardenal y luego como Papa–, ha realizado un largo camino de investigación, juicios y nuevas reglamentaciones para proteger a las víctimas y para condenar a los culpables. Lo más importante es el cambio de enfoque. Antes de esta crisis, el acento se ponía en la imagen de la Iglesia, no en la víctimas. Ahora, las víctimas y sus familias son lo primero.



La Iglesia no podrá superar esta dura crisis, si antes no experimenta la vergüenza que la lleve a la purificación. Junto con las víctimas y sus familia –aunque nunca podremos hacernos cargo de cuánto han sufrido–, también los fieles de la Iglesia católica queremos denuncias, limpieza y purificación, porque deseamos que la Iglesia recupere la credibilidad que le permita anunciar el Evangelio, porque necesitamos que cada parroquia sea el lugar de acogida fraterna más seguro del mundo.