sábado, 26 de noviembre de 2016

Aborto, excomunión y otras confusiones

Año 12, número 603
Luis-Fernando Valdés

Algunas noticias sobre la reciente Carta apostólica del Papa Francisco han causado cierta confusión sobre el aborto y la excomunión. ¿Ya no hay excomunión por abortar? ¿Ya están perdonados automáticamente quienes abortaron? 

Francisco firmando la Carta Apostólica
Misericordia et misera. (Foto: periodistadigital.com)
1. Las confusiones: pecado y excomunión. El aborto es un tema muy controversial, porque la moral católica siempre ha sostenido que es un pecado grave, ya que priva de la vida a un ser humano inocente.
Para que los fieles puedan entender que el aborto es una acción especialmente mala, la Iglesia utiliza términos duros como “pecado mortal”, “pecado grave” o “acción intrínsecamente mala”. Y, además, sanciona a las personas que lo cometen con una pena muy grave que es la excomunión.
Así surge la confusión sobre si es lo mismo “pecado grave” que “excomunión”. “Pecado grave” es una acción libre que rompe la comunión con Dios o con el próximo. El aborto es una acción gravemente mala porque quita la vida de un inocente.
Y la “excomunión” es la pena (castigo) que la Iglesia impone a los católicos que cometen este pecado. Se trata de “la pena eclesiástica más severa, que impide la recepción de los sacramentos y el ejercicio de ciertos actos eclesiásticos” (Catecismo Iglesia Católica, 1463).

2. ¿Por qué el aborto conlleva una excomunión? La excomunión es un castigo muy fuerte, ya que implica una ruptura con los vínculos que unen al creyente a Cristo por medio de la Iglesia, pero que tiene una finalidad pedagógica: disuadir a los fieles para que no cometan este crimen.
En otras palabras, es una manera muy clara de explicar a los creyentes que abortar voluntariamente es un pecado muy grave. Francisco lo reiteró en su reciente Carta apostólica, Misericordia et misera (21 nov. 2016): “Quiero enfatizar con todas mis fuerzas que el aborto es un pecado grave, porque pone fin a una vida humana inocente” (n. 12).
Sin embargo, la finalidad de esta medida no es “dar de baja” a los fieles que han cometido un aborto, sino invitarlos a buscar la misericordia de Dios. Así lo explica el Papa, quien afirma muy categórico “que no existe ningún pecado que la misericordia de Dios no pueda alcanzar y destruir, allí donde encuentra un corazón arrepentido que pide reconciliarse con el Padre” (Ibidem).

3. ¿Qué es lo que autorizó el Papa? Con motivo del término del Jubileo de la Misericordia, Francisco pidió a toda la Iglesia “seguir viviendo con fidelidad, alegría y entusiasmo, la riqueza de la misericordia divina” (n. 5).
Por eso, el Papa concedió “a todos los sacerdotes, en razón de su ministerio, la facultad de absolver a quienes hayan procurado el pecado de aborto” (n.12). Esto quiere decir, que antes del Jubileo y de esta nueva disposición, el pecado de aborto solo podía ser absuelto por el obispo o por los sacerdotes que éste indicara, pero ahora lo podrá hacer cualquier sacerdote.
En cambio, el Pontífice no afirmó que ya, de modo automático, todo persona que haya abortado esté perdonada. Más bien, se requiere que esa persona esté arrepentida y libremente acuda a la confesión.

El aborto sigue siendo un pecado muy grave, por lo que continúa vigente la excomunión para los fieles que lo cometen. Pero Francisco quiere enfatizar que la misericordia es mayor que el pecado. Por eso, la facilidad para obtener el perdón para este pecado grave no significa quitarle importancia al aborto, sino que nos habla de la abundancia de la amor misericordioso de Dios.


viernes, 18 de noviembre de 2016

Los católicos y el muro de Trump

Año 12, número 602
Luis-Fernando Valdés

Algunos piensan que Donald Trump fue el candidato ideal de los católicos norteamericanos, porque se manifestó abiertamente pro vida y porque en la víspera de la elección envió un mensaje de reconocimiento y aprecio hacia la Iglesia. Pero, ¿realmente todas las políticas de Trump son compatibles con el catolicismo?

Un momento clave ante los católicos. Los candidatos a la
Presidencia de EUA durante la cena anual de caridad
organizada por la Arquidiócesis de Nueva York.
(Foto: San Diego Union Tribune)
1. El muro de las discordias. El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, hizo del tema de los migrantes un eje importante de su campaña electoral. Insistió en que iba a construir un muro a lo largo de la frontera con México y en que iba a deportar a millones de indocumentados.
Al regreso del viaje apostólico a México en febrero de este año, durante la conferencia de prensa en el avión papal, Phil Pulella de la agencia Reuters le preguntó si un católico podía votar por Trump, quien acababa de declarar que construiría un muro de 2,500 km en la frontera con la República Mexicana.
Francisco contestó que no se metía con lo de votar o no por Trump, pero sí dijo que “una persona que piensa sólo en hacer muros, sea donde sea, y no hacer puentes, no es cristiana”, porque “esto no está en el Evangelio”.

2. Francisco pide apoyar a los migrantes de Estados Unidos. La Conferencia de los obispos de EUA acaba de elegir a su mesa directiva. El Santo Padre les envió un video-mensaje de apoyo, en el que les pide a los pastores acoger a los migrantes y a “tender puentes” (16 nov. 2106).
El Papa les explica ahí que “nuestro gran desafío es crear una cultura del encuentro, que aliente a cada persona y a cada grupo a compartir la riqueza de sus tradiciones y experiencias, a abatir muros y a construir puentes”.
Además, “de manera particular”, el Pontífice les pidió a los obispos que consideren cómo las diócesis “pueden responder mejor a la creciente presencia, a los dones y al potencial de la comunidad hispana”. Una señal clara de que Francisco desea que se apoye a los migrantes latinos tanto legales como ilegales.
Y en una reciente entrevista concedida al periodista italiano Eugenio Scalfari, fundador del diario La Repubblica, Francisco volvió a hablar de los migrantes que llegan a Estados Unidos: “Tenemos que derribar los muros que nos dividen: tratar de aumentar el bienestar de las personas, y para lograr esto es necesario construir puentes que permitan disminuir la desigualdad y aumentar la libertad y los derechos. A más derechos, más libertad” (11 nov. 2016).

3. La postura de los obispos de EUA. Cuando Trump fue declarado ganador, Mons. Joseph E. Kurtz, el entonces Presidente de la Conferencia episcopal norteamericana, publicó un texto de parte de los obispos en el afirma que “nuestros hermanos y hermanas que son migrantes y refugiados pueden ser acogidos humanamente sin sacrificar nuestra seguridad” (9 nov. 2016).
Mons. Kurtz exhortó a los estadounidenses a no ver al prójimo “bajo la divisiva luz de Demócrata o Republicano o cualquier otro partido”. Por el contrario, pidió que “veamos el rostro de Cristo en nuestros vecinos, especialmente en quienes sufren o con quienes podríamos tener discrepancias”.

Como se puede ver, no todas la políticas de Trump son afines al catolicismo. Aunque su politica a favor de la vida y la familia sea muy acorde con la postura católica, su política migratoria en cambio no es conforme al Evangelio, como lo apuntan el Papa y los obispos norteamericanos. Les queda un largo camino a los creyentes norteamericanos para lograr que los migrantes sean tratados conforme a su dignidad.

sábado, 12 de noviembre de 2016

La “hipocresía” de la sociedad


Año 12, número 601
Luis-Fernando Valdés

¿Por qué nuestra sociedad valora más el rescate financiero que el rescate de migrantes, o les niega oportunidades a los presos, como si únicamente ellos cometieran errores? Francisco da una respuesta a esta crisis social.

Archivo: Francisco con presos en Filadelfia.
(Foto: eldia.com)
1. Dos eventos con impacto social. El Papa fue protagonista esta semana de dos acontecimientos que han señalado de nuevo las deficiencias de la sociedad para integrar tanto refugiados como a los presos.
El primero fue una audiencia concedida a los participantes del tercer encuentro mundial de los Movimientos Populares, en la que el Pontífice habló con fuerza del tema de la migración y los refugiados. (aciprensa.com, 5 nov. 2016)
El otro fue el Jubileo de los Encarcelados, con motivo del Jubileo de la Misericordia. El Papa Francisco reunión a un millar de presos procedentes de cárceles de 12 países del mundo, que fueron trasladados expresamente a Roma para asistir al oficio religioso, tras un largo proceso burocrático. (elmundo.es, 6 nov. 2016)
En ambos casos, Francisco hizo ver que negar recursos para ayudar a estas personas, mientras que se atienden con diligencia situaciones económicas, da la apariencia de una sociedad sana, cuando en realidad ese hecho muestra la crisis social. Por eso, la llama “hipocresía”.

2. Bancarrota de la humanidad. Ante los representantes de los movimientos populares, Francisco recordó el dolor de los migrantes que le ha tocado ver personalmente en Lampedusa y Lesbos, donde pudo “sentir de cerca el sufrimiento de tantas familias expulsadas de su tierra por razones económicas o violencias de todo tipo, multitudes desterradas como consecuencia de un sistema socioeconómico injusto y de conflictos bélicos que no buscaron.”
El Papa denunció que la sociedad actual busca salvar a los bancos de la bancarrota, pero no destina recursos para ayudar a los migrantes: “¿Qué le pasa al mundo de hoy que, cuando se produce la bancarrota de un banco de inmediato aparecen sumas escandalosas para salvarlo, pero cuando se produce esta bancarrota de la humanidad no hay casi ni una milésima parte para salvar a esos hermanos que sufren tanto?”

3. La cárcel de la ideología. Francisco ha visitado varias veces a detenidos, en Italia y en el extranjero. Este domingo, se salió del texto preparado para recordar: "Cada vez que voy a un prisión, me pregunto por qué ellos y no yo, todos tenemos la posibilidad de equivocarnos".
De este modo, el Papa alertó de los “esquemas ideológicos” o “las absolutas leyes de mercado” que “aplastan a las personas” porque –según acotó después– “no se hace otra cosa que estar entre las estrechas paredes de la celda del individualismo y de la autosuficiencia, privados de la verdad que genera la libertad”. (prensa.com, 6 nov. 2016)
El Pontífice aprovechó su homilía para llamar la atención sobre “una cierta hipocresía lleva a ver solo en vosotros personas que se han equivocado para las que el único camino es la cárcel. No se piensa en la posibilidad de cambiar de vida, hay poca confianza en la rehabilitación".
Eso resulta una hipocresía porque “se olvida que somos todos pecadores y que a menudo somos prisioneros sin darnos cuenta de ello” dijo el Sumo Pontífice, que denunció las "contradicciones" de una sociedad que prefiere "señalar con el dedo" a los encarcelados. (infobae.com, 7 nov. 2016)

Para salir de esta hipocresía se requiere una solución compleja sin duda, pero la vía apunta a dar oportunidades a los marginados, más aún se requiere poner las condiciones sociales para que estas personas puedan aspirar a una nueva vida.

viernes, 4 de noviembre de 2016

¿Cuál es la postura de Francisco ante Lutero?

Año 12, número 600
Luis-Fernando Valdés

En la víspera de los 500 años del inicio de la Reforma protestante, que dividió la Iglesia católica, Francisco viajó a Suecia para reunirse con los luteranos. Este gesto ha causado confusión: ¿el Papa aprueba esta separación? ¿el Pontífice honra a Lutero?

Histórico: Francisco reunido con los líderes luteranos,
celebrando los 50 años de diálogo ecuménico.
(Foto: vidanueva.es)
1. Noticias confusas. Francisco vistió Suecia, para celebrar los 50 años del diálogo ecuménico con los luteranos, no para festejar los 500 años de la Reforma. Es importante ver que las propias iglesias luteranas decidieron llamar “conmemoración” y no “festejo” a este quinto centenario.
Sin embargo, ante este viaje, varios medios utilizaron titulares que llevan a la confusión (seguramente sin mala intención), pues daban a entender que el Pontífice aprobaba el cisma. Por ejemplo, el diario La Capital (Buenos Aires) publicó: “El Papa viaja a Suecia para honrar a Lutero” (30 oct. 2016). El País (España) ofrece un análisis de J.G. Bedoya titulado “El papa Francisco, reivindica a Lutero, el ‘peor de los herejes’”(31 oct. 2016).

2. Dos momentos del ecumenismo. Por “ecumenismo” se entiende el diálogo entre cristianos de diversas confesiones (católicos, ortodoxos, luteranos, etc.) para buscar la unidad, que Jesús mismo puso como condición para que el mundo pueda creer en Él (cfr. Juan 17,21).
Este diálogo tiene dos momentos. Un doctrinal y otro práctico. Sobre el primero de ellos, hace 50 años se iniciaron una serie de encuentros entre católicos y luteranos, que tuvieron un momento culminante en 1999, con la firma de una Declaración conjunta sobre la Doctrina de la justificación.
En esa Declaración se deshicieron dos prejuicios. De los católicos hacia la postura luterana, la cual reduciría la gracia a una mera “cobertura” del pecado, que no sería capaz de cambiar verdaderamente las vidas de los pecadores. Y de los luteranos, hacia la doctrina católica de las “obras buenas”, que en la doctrina católica no son la “condición” para obtener la salvación, sino el fruto del don incondicional de la gracia de Cristo. (Cfr. G. Valente, 31 oct. 2016)

3. Entender el ecumenismo práctico que predica Francisco. El segundo momento del ecumenismo es la vía práctica. El Papa continúa con el camino de diálogo que abrió Juan Pablo II. El Pontífice polaco hacía notar que hay aspectos prácticos del cristianismo que nos unen a los católicos con los protestantes y los evangélicos.
Así, en el año 2000, san Juan Pablo destacó el “ecumenismo de la sangre”, es decir, que católicos y protestantes han recibido el martirio por ser fieles a Cristo, y que eso tiene el mismo valor y es una señal de unidad.
Ahora, Francisco ha pedido que los teólogos sigan dialogando para llegar a acuerdos doctrinales, pero que mientras hay que “trabajar por los pobres, por los perseguidos, por tanta gente, los prófugos, tanta gente que sufre” (26 jun. 2016). Esto ha sido llamado el “ecumenismo de la caridad” (A. Tornielli, 29 oct. 2016)
Por eso, en este encuentro ecuménico en el Malmö Arena, Francisco afirmó tanto para católicos como para luterano que es  “una prioridad salir al encuentro de los desechados, (...) de los que son marginados de nuestro mundo, y hacer palpable la ternura y el amor misericordioso de Dios” (ACI, 31 oct. 2016)

Francisco es un gran “reformador”, pero no porque cambie la doctrina, sino porque recorre el camino de la unidad, buscando lo que nos une a católicos y protestantes en la práctica: tutelar las familias, ayudar a los refugiados, cuidar “la casa común”, etc.