Año 15, número 721
Luis-Fernando Valdés
Durante cuatro días, el Papa Francisco se reunió con obispos de todo el mundo, en el encuentro titulado “La protección de menores en la Iglesia”, para responder con firmeza al problema de abusos sexuales. Les ofrezco hoy unas guías para ver el impacto de esta reunión sinodal que tendrá en la Iglesia.
El Papa besa la mano, como signo de perdón, de un sobreviviente de abusos sexuales, el polaco Marek Lisinski, con motivo de la cumbre eclesial anti-pedofilia. (Foto) |
1. ¿Por qué se reúne el Papa con los obispos? La respuesta no es tan obvia. Ante un problema tan grave y de escala mundial, alguno quizá piense que el Pontífice reúne a los obispos para regañarlos o, tal vez, para darles órdenes imperiosas.
La clave para entender esta cumbre la explica muy bien el historiador inglés y biógrafo del Papa Francisco, Austin Iveriegh, quien explica que “para enfrentarse a una crisis de credibilidad que atañe a la vida y la misión de la Iglesia misma, el Papa no ha dictado normas y leyes, sino que ha convocado una asamblea sinodal”. (RC, 21 feb. 2019)
Se trata del “camino de la sinodalidad”, o sea, de la Iglesia que se reúne para escuchar y para discernir los temas que afectan a todos, pues esta la vía indicada por Francisco en 2015, cuando manifestó su convicción de que esta sinodalidad “es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio”. (Ibidem).
2. Las víctimas son lo más importante. El encubrimiento de los culpables fue lo que dio pie a esta crisis global de la Iglesia. Durante décadas se mantuvieron en secreto estos crímenes, para no manchar a la Iglesia, dado que estos abusos los perpetraron unos pocos clérigos. Y en no pocos casos no se les creyó a las víctimas que denunciaron estos hechos.
Ahora la Iglesia ha rectificado y ha empezado por reconocer el dolor de las víctimas y pedirles perdón. Al inicio de la reunión, Francisco pidió a los obispos escuchar “el grito de los pequeños que piden justicia”, para “sanar las graves heridas del escándalo de la pederastia”.
Durante la primera reunión de esta cumbre, fueron proyectados en el aula sinodal los testimonios de cinco víctimasque sufrieron abusos de sacerdotes. Una de ellas contó que cuando hizo la denuncia, “me trataron como a un mentiroso”.
En esa misma jornada, el Papa Francisco saludó al polaco Marek Lisinski, víctima de abusos y creador de la organización “Ending Clerical Abuse” (ECA ,‘Para poner fin a los abusos del clero’). El Pontífice besó su mano como signo de perdón. (video)
3. Soluciones concretas. Desde Benedicto XVI se empezaron a dictar pautas de actuación ante estos casos, pero aún son un poco generales y no han tenido un alcance global. Por eso, Francisco ha pedido que en esta reunión se establezcan líneas muy claras.
En su breve discurso inaugural, el Pontífice dijo a los obispos y peritos: “El Pueblo santo de Dios nos mira y espera de nosotros, no solo simples y obvias condenas, sino disponer medidas concretas y efectivas. Es necesario concreción”.
Buscando esa concreción, el Papa entregó a los participantes una líneas de acción. Se trata de 21 puntos de reflexión, que Francisco elaboró tomando en cuenta las propuestas de las Conferencias episcopales de todo el mundo.
Los primeros siete puntos dan los pasos a seguir cuando se conoce un caso (escuchar a las víctimas, informar a las autoridades civiles, establecer protocolos, etc.). Los puntos 8, 9 y 10, se refieren a la atender y sanar las heridas de las víctimas.
El punto 11 trata sobre colaborar con los medios de comunicación para poder discernir los casos verdaderos de los falsos, evitando difamaciones. El n. 14 habla sobre el derecho a la defensa (la presunción de inocencia). Y el 15 pone a consideración que los obispos y sacerdotes culpables sean expulsados del ministerio.
Epílogo. Francisco, siguiendo la tarea de purificación iniciada por Benedicto XVI, está realizando una verdadera reforma en la Iglesia, y ha sido valiente para abordar un tema complicado y desafiar los encubrimientos.
Lo que podemos esperar de esta cumbre anti-pederastia es una auténtica purificación de la Iglesia, es decir, el reconocimiento de esta plaga con la finalidad de atender a las víctimas, castigar a los culpables y dar medidas concretas para evitar nuevos casos.