Conoce al Papa, n.
4.
Pbro. Luis-Fernando
Valdés
Cuando el Card. Joseph Ratzinger fue elegido
Papa, era un personaje muy conocido tanto por su cercanía con Juan Pablo II,
como por su gran prestigio académico. Hoy presentaremos una semblanza breve de
sus estudios, para mostrar cómo se forjó el talante intelecual de Benedicto XVI.
El joven Joseph Ratzinger, en su época de estudiante. |
En 1932, los Ratzinger dejan el pequeño poblado
de Marktl y se cambian a Aschau. Ahí, a los 5 años de edad, Joseph Alois comienzó
sus estudios. De ese mismo año es el recuerdo de su hermano mayor, Georg, sobre
una visita del cardenal Faulhaber. Joseph declaró que también él quería ser
cardenal: “No fue tanto por el coche
–explica Georg–, pues a nosotros tampoco nos impresionaba la tecnología. Fue la
manera en qué se presentó el cardenal: su porte, sus vestiduras; fue eso mismo
lo que nos impresionó” (L’Avvenire, 19.IV.2005).
En 1937, la familia Ratzinger se establece en
un poblado cercano a Traunstein llamado Hufschlag. En la secundaria de
Traunstein, el pequeño Joseph continúa con sus estudios durante dos años. En
ese período, Joseph hace buena amistad con el párroco, quien lo convence de
entrar al Seminario de St. Michael.
Así, en 1939, Joseph ingresa al Seminario. Según
cuenta él mismo, este género de vida no le fue fácil, pues “soy de esa clase de
personas que no están hechas para la vida en un internado. En casa había vivido
y estudiado en gran libertad, tal como me gustaba […]. Ahora, encontrarme
metido en una sala de estudio, con cerca de sesenta compañeros más, era para mí
una tortura; me parecía casi imposible estudiar, algo que antes me había
resultado muy sencillo. Lo que más me fastidiaba era que […] estaban previstas
cada día dos horas de deporte. Esta circunstancia llegó a ser para mí un
verdadero suplicio, ya que no estoy lo que se dice especialmente dotado para el
deporte” (“Mi vida”, p. 39).
Pocos meses después, el Seminario fue tomado
por el ejército alemán y habilitado como hospital militar, y los seminarista se
cambiaron de sede. Esto facilitó la estancia de Joseph, porque “no había un campo deportivo y, en
lugar de deporte, caminábamos juntos por las tardes por los bosques de los
alrededores y jugábamos en el cercano lago de montaña […]. Verdaderamente era
una vida feliz para un muchacho. Me reconcilié con el seminario y viví un
periodo muy bello” (Ibid., p. 40).
En 1945, a los 18 años, el joven Ratzinger se gradúa
como bachiller en el Instituto de enseñanza secundaria de Traunstein. Meses
después Ratzinger entra a la Facultad de Filosofía y Teología de Frisinga. En
1947 Joseph cambia de Universidad, y se va a estudiar a Munich.
En 1951, Joseph recibe la Ordenación sacerdotal
y en julio de 1953, obtiene el doctorado en Teología. Como él mismo recuerda: “En
ese entonces era una prueba que absorbía mucho tiempo: se nos examinaba de ocho
disciplinas, cada una con un examen oral de una hora y un examen escrito; todo
era coronado con un debate público […]. Fue una gran alegría, sobre todo para
mi padre y para mi madre, cuando en julio de 1953 tuvo lugar este acto y obtuve
el título de doctor en teología” (Ibid., p. 78).
Joseph Ratzinger cultivó
las humanidades. Además de filosofía y teología, sabía de literatura y música.
Leyó a los grandes autores alemanes, como Johann Wolfgang von Goethe, y a
pensadores que influyeron en su generación, como Hermann Hesse. Todo esto será
la base de su actividad intelectual, primero como Profesor de Teología y luego
como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
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