Año 13, número 647
Luis-Fernando Valdés
Cada vez circulan
más “noticias falsas”, que afectan a todo: desde política hasta los recientes
los sismos. ¿Se pueden evitar? ¿Qué podemos hacer los lectores?
La solución a las noticias falsas ('fake news') consiste en que aprendamos a ser lectores exigentes. (Foto: entrepreneur.com) |
1. Redes sociales, un nuevo medio de
información. La consolidación de las redes sociales ha cambiado nuestro
modo de acceder a la información, porque hoy cualquier persona puede ser la
fuente noticiosa.
Este nuevo
paradigma ha contribuido a tener noticias de cualquier parte del mundo o de una
misma ciudad, de cualquier situación: desde un premio escolar hasta una persona
bajo los escombros de un sismo.
2. Las “noticias falsas” afectan la vida
pública. Las “noticias falsas” no
tienen nada que ver con las bromas que circulan por las redes; más bien, se
trata de “una deformación instrumental de los hechos, que puede repercutir
en las conductas individuales y colectivas”, según las describe un boletín
reciente del Vaticano. (News.va,
29 sep. 2017)
Un ejemplo claro y
reciente de esa deformación de los hechos sucedió durante la campaña previa las
elecciones presidenciales en Estados Unidos. En su momento, New York Times publicó
que dos jóvenes (uno en Canadá y el otro la Rep. de Georgia) descubrieron que
la “tendencia voraz” por las noticias políticas tendenciosas era una fuente
para disparar las ventas de publicidad.
Las noticias
falsas generadas por ellos –y por otros más– fueron recogidas por algunos
medios, como un reportaje falso titulado “Ya basta, liberales… Hillary perdió
el voto popular por varios millones. Aquí les diremos por qué”. (NYT,
30 nov. 2016)
3. El terremoto en México y las falsas
noticias. Durante los días siguientes al sismo que afectó gravemente a la
Ciudad de México, dio la vuelta al mundo la supuesta noticia de una niña
llamada Frida Sofía, que seguía viva debajo de los escombros de su escuela.
Después de 24 horas de cobertura noticiosa, se supo que esa niña nunca existió.
(Milenio,
21 sep. 2017)
De igual manera,
en las horas posteriores al terremoto circularon noticias de que la ONU
anunciaba que estaba por ocurrir un sismo mucho mayor, de que el gobierno había
dado indicaciones de utilizar maquinaria pesada en los derrumbes donde todavía
había personas vivas. (Milenio,
22 sep. 2017)
4. Lectores exigentes. Hasta ahora los
usuarios de las redes sociales estamos felices de la facilidad para transmitir
una noticia por nosotros mismos, pero sin reparar que no todo lo que se difunde
en las redes corresponde completamente con los hechos.
Sin embargo, ante la
facilidad de difusión de noticias, la gran mayoría de los receptores han
reaccionado con mucha credulidad. Por eso, el gran remedio contra las noticias
falsas es que cada uno nos propongamos ser lectores más críticos.
Debemos contribuir
a que se forme una nueva cultura de lectores exigentes. Así, antes de dar por
buena una noticia y de difundirla (“retuitiarla”, “compartirla”, “hacerla
viral”), primero debemos verificar la fuente: si proviene de un testigo real o
“lo escuche en la calle”; segundo, confirmar la noticia, utilizando los
buscadores de internet, y tercero, tener el sentido común de dudar de las
noticias alarmantes, como: “ya viene el fin del mundo”, “está a punto de
iniciar una guerra mundial”, etc.
Epílogo. Las redes sociales han democratizado la
información, porque cualquier persona puede generarla y difundirla; también han
contribuido a que se conozcan los hechos con rapidez y con un gran alcance. Como
reverso de la moneda, siempre circularán noticias falsas con apariencia de ser
verdaderas.
Por eso, no
podemos delegar en otros nuestra responsabilidad de ser lectores exigentes, ni
podemos quedarnos tranquilos con culpar a los medios de difundir información
falsa, porque en esta nueva época de la comunicación instantánea todos tenemos
la oportunidad de verificar las fuentes, confirmar las noticias y utilizar
nuestro sentido común.