Triste semana: el parte de guerra reporta tres masacres, en Juárez, Tijuana y Tepic respectivamente. Cada matanza es impactante, pero ahora nos quedamos atónitos: los testigos relatan que los gatilleros eran jóvenes entre 15 y 21 años. Si queremos detener esta barbarie, debemos atender a este reciente fenómeno de los “adolescentes sicarios” y buscar soluciones.
En esta casa, en Ciudad Juárez, Chih, se celebraba la fiesta en la que fueron asesinados 15 jóvenes y otros 14 resultaron heridos. Descansen en paz.
El viernes 22 de octubre, en Ciudad Juárez un grupo de sicarios (varios de ellos presumiblemente menores de edad) asesinó a una quincena de jóvenes que asistían a una fiesta y dejó heridos a 14 más.
Tres días después, el lunes 25, en Tijuana, 13 internos de un centro de rehabilitación de adictos llamado “El Camino”, fueron asesinados por un grupo de sicarios fuertemente armado. Al día siguiente, el martes 26, en Tepic, un comando armado ejecutó a 15 hombres e hirió a tres más en un autolavado; 11 de las víctimas eran drogadictos en rehabilitación.
Este duro fenómeno de menores sicarios, ya había sido denunciado en enero de este año por el diputado panista Eduardo de la Torre Jaramillo, de la Comisión de Defensa Nacional. En su momento, explicó que jóvenes y menores de entre 12 y 16 años son reclutados por el narcotráfico para adiestrarlos como sicarios.
El diputado señaló algunas causas, como la agudización de la pobreza en el campo y una eficaz estrategia mediática del crimen organizado. Esto ha provocado que menores de edad, jóvenes, mujeres y campesinos, en vez de migrar a Estados Unidos, ahora se enrolen con pandillas financiadas por el narcotráfico y el secuestro.
Todo esto es señal de un panorama difícil y desesperanzador en la juventud que vive en zonas marginadas. El narco parece una buena opción porque no tienen muchas oportunidades, y en parte no las tienen porque son un sector desatendido de la sociedad y el Estado: no hay educación, ni trabajos bien remunerados, ni buenos servicios de salud, etc.
¿No será tiempo de que los empresarios implementen estrategias para dar generar empleos en esos lugares? ¿No será el momento de una crítica a fondo del sistema educativo? ¿No será más económico invertir millones en el desarrollo del campo, que en la compra de armas para combatir al narco?
No es fácil explicar porqué los traficantes de droga ahora reclutan a menores. Pero esta situación parece seguir el mismo patrón que el caso de los “niños soldados” de África, donde después de décadas de guerra, se han acabado los combatientes adultos y se ha hecho una leva de infantes.
Podría suceder lo mismo en nuestro País. Como en los últimos años de combate intenso entre cárteles y fuerzas federales se ha mermado el número de asesinos adultos, quizá ahora el narco busca sicarios jóvenes para formar una segunda fila de matones.
Los resultados no son difíciles de prever. Algunos tienen ganas de aventuras, otros tienen “rencor social”, pero todos son inmaduros y están armados. Por eso, sus crímenes están impregnados de impericia y de torpeza. Quizá estas masacres son el triste resultado de su inexperiencia.
Actualmente hay organizaciones internacionales dedicadas a denunciar el reclutamiento de “niños soldados” y ayudar a las víctimas, como la fundación “Todos son inocentes” (www.tsi-es.org). En México también hace falta también denunciar la leva de “adolescentes sicarios”, la cual también es un crimen contra la humanidad y contra el futuro de nuestra Patria, porque como afirmó Juan Pablo II, “la guerra es una derrota de la humanidad” (Discurso, 13.I.2003, n. 4).
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