Conoce al Papa, n.
11.
Luis-Fernando Valdés
El Cardenal Joseph Ratzinger y su hermano Georg. |
Al momento de ser
elegido Papa, pocos conocían el lado humano de Joseph Ratzinger. Pero Benedicto
XVI es un hombre cálido y cercano. Y para ilustrar esta importante característica
de la personalidad del Pontífice, hoy presentamos las reacciones en torno a su
elección, por parte de las dos personas más cercanas a él.
Se trata de su
hermano Georg y de su ama de llaves, Ingrid Stampa, quien comenzó a trabajar
con el Card. Ratzinger desde 1991, año en que murió su hermana y ama de llaves,
Maria Theogona.
El entonces
Prefecto Ratzinger conoció a Ingrid Stampa gracias al Dr. Renato Buzzonetti,
médico personal de Juan Pablo II. Cuando el Papa Wojtyla supo que el Cardenal
alemán necesitaba un ama de llaves, le pidió a su doctor de cabecera que buscara
a personas de confianza, que pudieran servir en este oficio a Mons. Ratzinger.
Ingrid Stampa, ama de llaves del Papa, y Mons. Georg Ratzinger, las personas más cercanas a Benedicto XVI. |
Entonces Buzzonetti recomendó a Ingrid Stampa,
alemana, profesora de violonchelo. Pero además de experta en música, es una
mujer muy inteligente, y por eso rápidamente se convertiría en confidente e
interlocutora intelectual del Cardenal.
Tras 14 años de
trabajar para el Prefecto, en 2005, sin que ella lo esperara, Joseph Ratzinger se
convirtió en Benedicto XVI: “Ella estaba trabajando en su computadora cuando
vio la fumata bianca. Corrió a la plaza de San Pedro y trató de telefonear a un
amigo para saber quién había sido elegido, pero la red de telefonía móvil se
había caído. Cuando llegó a la plaza y oyó las palabras ‘Joseph cardenal
Ratzinger’, se sintió sobrepasada y comenzó a llorar. No había pensado qué
podía pasar realmente” (Seewald Peter, Una
vida para la Iglesia, p. 86). Lo siguiente, fue que Ingrid se reunió con
Benedicto XVI, y él le pidió que siguieran trabajando juntos. Ahora Ingrid
Stampa dirige uno de los departamentos de la Secretaría de Estado.
La otra persona
que vivió muy de cerca la elección de Benedicto XVI fue su hermano Georg Ratzinger.
Cuando Georg, sentado en un sillón, veía por televisión el cónclave y escuchaba
que el nuevo Papa era nada más y nada menos que su hermano, la tristeza lo
invadió, a tal grado que dijo: “¡He perdido el compañero para el atardecer de
mi vida!” (cfr. Ibid, p. 45).
Y es que los
hermanos Ratzinger ya tenían planeado que, después del retiro del Prefecto, se
irían a vivir a una casita a Baviera, donde leerían y pasarían el tiempo
juntos. Ahora con la elección de Joseph como Sucesor de Pedro, Georg aspiraba a
ver a su hermano cuando mucho, dos veces al año en Roma.
Georg también se
mostró sorprendido por la elección de su hermano, y se le salió una momentánea
protesta fraterna: “Estaba extrañado por la edad, pues tampoco es el más
fuerte. ¡El corazón! No se le puede imponer una carga así a una persona” (cfr. Peter
Seewald, Der deutsche papst, p. 114).
Agnes Heindl, el
ama de llaves de Georg, comentó que el día de la elección, Georg estaba triste:
“Nunca le he visto tan deprimido”. Como dato curioso, éste le pidió a la Sra.
Heindl que desconectara el teléfono, y cuando es misma noche, el recién
nombrado Papa intentó llamar a su hermano mayor, no pudo comunicarse con él (cfr.
Peter Seewald, Una vida para la Iglesia,
p. 46).
Con estas dos
instantáneas, podemos observar que la sencillez y cordialidad de Joseph
Ratzinger han creado un entorno familiar de afecto. A la vez, la reacción de
sorpresa ante su elección nos revela que él nunca creó, en su entorno, una
expectativa de ser papable. Benedicto XVI, un hombre de gran corazón, un obispo
humilde, comenzaba así su Pontificado.
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