Año 9, número 428
Luis-Fernando Valdés
El Papa visitó una
favela en Brasil, con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud. Mientras los
habitantes de ese lugar celebraban con algarabía la visita de Francisco, el
Pontífice enviaba un mensaje en clave sobre la pobreza y la liberación. ¿El
Papa Bergoglio apoya la Teología de la liberación?
El Papa Francisco durante su visita a una favela en Río de Janeiro. |
Esta visita
apostólica de Francisco a Río de Janeiro tuvo como objetivo central el
encuentro con los jóvenes llegados del mundo entero. Pero, además, el Papa
aprovechó para tocar temas eclesiales sensibles como la solidaridad y la
pobreza.
La opción de la
Iglesia por los pobres se remonta a su mismo origen. Cristo, siendo Dios se
hizo pobre (Filipenses 2,1). Los Apóstoles se dedicaron a repartir bienes entre
los necesitados. Y, a lo largo de los siglos, los cristianos han instituido
hospitales, orfanatorios, asilos, etc. para atender a quien carece de lo
mínimo.
Sin embargo, en la
época posterior al Concilio Vaticano II (1962-1965), el tema de la pobreza se
tornó conflictivo con la llamada “Teología de la liberación”, que fue un
intento de releer toda la realidad religiosa, cultural y social desde la óptica
de un conflicto entre pobres y ricos.
En efecto, este
movimiento adaptó la “lucha de clases”, propuesta por Karl Marx (1818-1883), a
la teología católica. Entonces se leyó el Evangelio no como solidaridad con los
pobres, sino como un conflicto contra los ricos.
Después de varios
años de problemas ideológicos e incluso de violencia, la Santa Sede puso un
alto a esta teología, mediante un par de documentos elaborados por el entonces
Card. Ratzinger, fechados en 1986.
Desde ahí quedo
claro que cabía una sana Teología de la liberación, la que no tenía inspiración
marxista, y que se ocupaba realmente de la ayuda espiritual y no sólo económica
de los pobres. Pero quedó un ala de la vieja guardia liberacionista, como
Leonardo Boff, Gustavo Gutiérrez, etc.
Con motivo de la
elección del Card. Bergoglio, un obispo comprometido con los pobres de Buenos
Aires, esas viejas facciones liberacionistas esperaban una segunda oportunidad.
Y la visita del Papa la comunidad de Varginha, asentada en la favela “Ciudad de
Dios” de Río de Janeiro, el pasado jueves 25 de julio era su prueba de fuego.
El Papa Francisco acudió
a la favela, convivió con sus habitantes y expresó un mensaje que revela su
postura respecto a los pobres. Su Santidad no propone un conflicto entre pobres
ricos, sino pide que los pobres sean integrados a la sociedad, dado que son
“una parte” de ella, no algo ajeno a ella.
Su Santidad afirmó
que “ningún esfuerzo de ‘pacificación’ será duradero, ni habrá armonía y
felicidad para una sociedad que ignora, que margina y abandona en la periferia
una parte de sí misma.” (Discurso,
25 julio 2013)
El Santo Padre
insistió en la ayuda de la sociedad sus miembros necesitados: “Nadie puede
permanecer indiferente ante las desigualdades que aún existen en el mundo. Que
cada uno, según sus posibilidades y responsabilidades, ofrezca su contribución
para poner fin a tantas injusticias sociales”.
Y explicó que esa
integración de los pobres es lo que configura a una sociedad: “La medida de la
grandeza de una sociedad está determinada por la forma en que trata a quien
está más necesitado.”
La visita del Papa
Francisco a la favela ha sido parte de su programa de ir hacia las
“periferias”, pero con un sentido plenamente religioso: de solidaridad, de ayuda,
de comprensión, como indica Cristo en el Evangelio. Esta es la liberación
propuesta por Bergoglio.
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