miércoles, 3 de julio de 2013

Química, fútbol y tango


Serie: Quién es el Papa Francisco, n. 3
Luis-Fernando Valdés
Antonio Briseño

Tan pronto como fue elegido el primer Papa latinoamericano, comenzaron las preguntas sobre su personalidad. ¿Qué hubo en su formación juvenil que lo haya preparado para llegar a ser el Pontífice de la Iglesia Católica? ¿Qué eventos marcaron el rumbo de su vida?
El joven Jorge Mario Bergoglio (primero 
a la derecha), con unos compañeros 
de la secundaria industrial.

Jorge Mario Bergoglio tuvo una juventud muy ordinaria. No hay eventos extraordinarios o dramáticos, que hayan servido de presagio de una misión futura como la de ser el Romano Pontífice. Más bien, en esta etapa de la vida de Jorge Mario todo trascurrió con la misma normalidad que sus compañeros, imbuido en los deberes académicos, en el deporte y la diversión.

El futuro Papa estudió en la escuela secundaria industrial E.N.E.T N° 27, “Hipólito Yrigoyen”, de donde egresó con el título de técnico químico, de manera que el joven Bergoglio tuvo una profesión civil, con la que pensaba ganarse la vida.

Como todo joven de clase media de un país en desarrollo, Bergoglio también tuvo que trabajar desde temprana edad. Él mismo recuerda que, a los 13 años, cuando terminó la educación elemental e iba a ingresar a la secundaria, su padre habló con él y le dijo: “Mirá, como vas a empezar el secundario, conviene que también comiences a trabajar; en las vacaciones te voy a conseguir algo” (S. Rubin y F. Ambrogetti, El Papa Francisco, 2013, p. 35).

Y, por esta razón, comenzó a trabajar en la fábrica de medias donde su padre, contador, realizaba trabajos administrativos. En esta fábrica, Bergoglio trabajó durante dos años en el área de limpieza y más tarde pudo desempeñarse en algunos trabajos administrativos.

La personalidad juvenil de Jorge Mario estuvo llena de deporte, con pasión por el fútbol, como prácticamente cualquier argentino. Este deporte es una de las cosas que aún lo conectan con su patria, pues es “hincha” de “el Ciclón”, o del San Lorenzo de Almagro, equipo que representa al barrio de Boedo, ubicado al suroeste de Buenos Aires y que se puede considerar entre los cinco grandes del torneo argentino de futbol.

El amor por el San Lorenzo, le llegó a Jorge Mario a través de su padre, pues éste jugaba en el equipo de basquetbol de San Lorenzo. El joven Bergoglio acudía con frecuencia a ver al equipo al “Viejo Gasómetro”, la histórica cancha de San Lorenzo. Por esta razón, muchos años después, ya como cardenal y arzobispo de Buenos Aires, Mons. Bergoglio fue invitado, en 2008, a celebrar el centenario de este club deportivo.

En esa ocasión, el Card. Bergoglio fue nombrado socio honorario del San Lorenzo de Almagro y celebró un Misa para conmemorar este evento. Y aprovechó para recordar el origen religioso del club: “No importamos los colores de otro lado, se los pedimos a la Virgen. Nunca saquen a María Auxiliadora del club porque es su madre, ya que San Lorenzo nació en el Oratorio San Antonio bajo la protección de la Virgen” (http://goo.gl/mxPGn).

Como todo joven de su época, Jorge Mario tuvo una vida social muy ordinaria, conviviendo con sus compañeros y compañeras de estudios. Y como parte de su personalidad, el  baile también figuró entre sus gustos. Él mismo recordaba en una entrevista que “me gusta el tango, lo bailé de joven”.

De esta manera vemos que la personalidad del nuevo Papa tuvo como un importante componente de “equilibrio” entre sus roles como estudiante, trabajador, deportista y con su vida familiar y social. Podemos decir que este balance personal y una vida ordinaria son la base humana humana del que sería elegido como Sucesor de San Pedro.

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