domingo, 21 de julio de 2013

Dos Pontífices amigos


Serie: Quién es el Papa Francisco, n. 18.
Luis-Fernando Valdés
Antonio Briseño

La renuncia de Benedicto XVI al Pontificado romano y la elección de Francisco planteó una serie de cuestiones sobre la relación entre ambos. ¿Habría dos Papas? ¿Quién iba a mandar? ¿Serían rivales?
Benedicto y Francisco durante
su más reciente encuentro, en
los Jardines Vaticanos (6 julio 2013).

Por primera vez en casi 600 años simultáneamente vive un Papa y su Predecesor. Sin embargo, no hay dos Papas en la Iglesia, porque sólo uno de ellos es el que ejercita el Primado. Benedicto es el “Pontífice emérito” y Francisco es quien detenta la Autoridad Suprema en la Iglesia Católica.

Hay un dato curioso que es común a ambos personajes. Cuando el Card. Joseph Ratzinger presentó su renuncia a los 75 años, como indica a los obispos el Derecho Canónico, Juan Pablo II no se la aceptó. Por su parte, el Card. Jorge Bergoglio, ya la había presentado en 2011 y sólo aguardaba a que su sucesor fuera nombrado pero… en esa espera resultó elegido Papa.

Sin embargo, lo que une a Francisco y a Benedicto no es esa coincidencia, sino una sólida amistad, que se puede apreciar en los gestos que han tenido recíprocamente el uno para el otro. Así, cuando Francisco salió por primera vez al balcón central de la Basílica de San Pedro, el nuevo Papa pidió a los católicos “rezar por nuestro Obispo emérito, Benedicto XVI. Oremos todos juntos por él, para que el Señor lo bendiga y la Virgen lo proteja.” [Vatican.va, 13 marzo 2013]

El vocero del Vaticano, Federico Lombardi, dio a conocer una conmovedora muestra de esta buena relación. Lo primero que hizo Francisco luego de ser elegido fue llamar por teléfono a Benedicto XVI, que seguía el Cónclave por televisión. [Cfr. Excelsior, 4 abril 2103]

A los diez días de su elección, el Papa Francisco fue a visitar al Papa emérito, que se alojaba en Castelgandolfo desde el día que dejó el Pontificado romano. En este encuentro los dos tuvieron sendos gestos de afecto.

El Pontífice emérito en todo momento respetó el lugar de honor del nuevo Pontífice. Y, por lo que respecta al Papa Francisco, éste le regaló a Benedicto XVI una imagen mariana y le comentó: “Me han dicho que se trata de la Virgen de la Humildad. Permítame decirle algo: cuando me lo dijeron pensé enseguida en usted, en los muchos ejemplos maravillosos de humildad y de ternura que nos ha dado durante su pontificado”. [News.va, 24 marzo 2013]

Otra manifestación de esta buena relación ocurrió con motivo de las vacaciones estivales que, como es sabido, los Papas acostumbran pasar en la residencia de Castelgandolfo. Este año, el Papa latinoamericano decidió pasar el verano en la Casa Santa Martha e invitó a Benedicto XVI a que fuera él quien ocupara aquella residencia veraniega.

En otro episodio reciente, Benedicto XVI fue invitado por el Papa Francisco a inaugurar la estatua de San Miguel Arcángel, en los Jardines Vaticanos (6 julio 2013). Cuando Benedicto llegó, fue recibido con aplausos; ambos Pontífices permanecieron juntos durante toda la ceremonia.

En su discurso, el Papa Francisco comentó que se trataba de “una iniciativa que ya estaba prevista desde hace tiempo, y que contaba con la aprobación del Papa Benedicto XVI”, y añadió afectuoso: “al que dirigimos siempre nuestro cariño y reconocimiento. Queremos expresarle nuestra  alegría por tenerlo hoy aquí entre todos nosotros. Gracias de corazón.” A su vez, el Papa Ratzinger le deseó mucha suerte a Francisco por su próximo viaje a Brasil: “¡Felicidades por el viaje a Río!” [Rome Reports, 6 julio 2013]

Es una gran señal para la Iglesia Católica que el Papa reinante y el Pontífice emérito tengan una excelente relación de amistad y de respeto, pues hace creíble el mensaje de amor y de unidad que Jesucristo encomendó a San Pedro y a los que lo sucederían a lo largo de la historia.


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