Serie: Quién es el Papa Francisco, n. 18.
Luis-Fernando Valdés
Antonio Briseño
La renuncia de
Benedicto XVI al Pontificado romano y la elección de Francisco planteó una
serie de cuestiones sobre la relación entre ambos. ¿Habría dos Papas? ¿Quién
iba a mandar? ¿Serían rivales?
Benedicto y Francisco durante su más reciente encuentro, en los Jardines Vaticanos (6 julio 2013). |
Por primera vez en
casi 600 años simultáneamente vive un Papa y su Predecesor. Sin embargo, no hay
dos Papas en la Iglesia, porque sólo uno de ellos es el que ejercita el Primado.
Benedicto es el “Pontífice emérito” y Francisco es quien detenta la Autoridad
Suprema en la Iglesia Católica.
Hay un dato
curioso que es común a ambos personajes. Cuando el Card. Joseph Ratzinger
presentó su renuncia a los 75 años, como indica a los obispos el Derecho
Canónico, Juan Pablo II no se la aceptó. Por su parte, el Card. Jorge
Bergoglio, ya la había presentado en 2011 y sólo aguardaba a que su sucesor
fuera nombrado pero… en esa espera resultó elegido Papa.
Sin embargo, lo
que une a Francisco y a Benedicto no es esa coincidencia, sino una sólida
amistad, que se puede apreciar en los gestos que han tenido recíprocamente el
uno para el otro. Así, cuando Francisco salió por primera vez al balcón central
de la Basílica de San Pedro, el nuevo Papa pidió a los católicos “rezar por
nuestro Obispo emérito, Benedicto XVI. Oremos todos juntos por él, para que el
Señor lo bendiga y la Virgen lo proteja.” [Vatican.va,
13 marzo 2013]
El vocero del
Vaticano, Federico Lombardi, dio a conocer una conmovedora muestra de esta
buena relación. Lo primero que hizo Francisco luego de ser elegido fue llamar
por teléfono a Benedicto XVI, que seguía el Cónclave por televisión. [Cfr. Excelsior, 4 abril 2103]
A los diez días de
su elección, el Papa Francisco fue a visitar al Papa emérito, que se alojaba en
Castelgandolfo desde el día que dejó el Pontificado romano. En este encuentro
los dos tuvieron sendos gestos de afecto.
El Pontífice
emérito en todo momento respetó el lugar de honor del nuevo Pontífice. Y, por
lo que respecta al Papa Francisco, éste le regaló a Benedicto XVI una imagen
mariana y le comentó: “Me han dicho que se trata de la Virgen de la Humildad.
Permítame decirle algo: cuando me lo dijeron pensé enseguida en usted, en los
muchos ejemplos maravillosos de humildad y de ternura que nos ha dado durante
su pontificado”. [News.va, 24 marzo 2013]
Otra manifestación
de esta buena relación ocurrió con motivo de las vacaciones estivales que, como
es sabido, los Papas acostumbran pasar en la residencia de Castelgandolfo. Este
año, el Papa latinoamericano decidió pasar el verano en la Casa Santa Martha e
invitó a Benedicto XVI a que fuera él quien ocupara aquella residencia veraniega.
En otro episodio
reciente, Benedicto XVI fue invitado por el Papa Francisco a inaugurar la estatua
de San Miguel Arcángel, en los Jardines Vaticanos (6 julio 2013). Cuando
Benedicto llegó, fue recibido con aplausos; ambos Pontífices permanecieron
juntos durante toda la ceremonia.
En su discurso, el
Papa Francisco comentó que se trataba
de “una iniciativa que ya estaba prevista desde hace tiempo, y que contaba con
la aprobación del Papa Benedicto XVI”, y añadió afectuoso: “al que dirigimos
siempre nuestro cariño y reconocimiento. Queremos expresarle nuestra
alegría por tenerlo hoy aquí entre todos nosotros. Gracias de corazón.” A su
vez, el Papa Ratzinger le deseó mucha suerte a Francisco por su próximo viaje a
Brasil: “¡Felicidades por el viaje a Río!” [Rome
Reports, 6 julio 2013]
Es una gran señal para la Iglesia Católica
que el Papa reinante y el Pontífice emérito tengan una excelente relación de
amistad y de respeto, pues hace creíble el mensaje de amor y de unidad que
Jesucristo encomendó a San Pedro y a los que lo sucederían a lo largo de la
historia.
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