Serie: Quién es el Papa Francisco, n. 13.
Luis-Fernando Valdés
Antonio Briseño
Cuando fue elegido Benedicto XVI tras la muerte
de Juan Pablo II, el siguiente cardenal más votado fue Jorge Mario Bergoglio.
¿Había una rivalidad entre el Card. Ratzinger y quién iba a ser su sucesor?
El Card. Bergoglio y el recién elegido Benedicto XVI, en 2005. |
El Papa Wojtyla falleció el 2 de abril de 2005.
El cónclave que elegiría al siguiente Vicario de Cristo inició el día 19 de ese
mismo mes. Y, como es de esperar, junto con las oraciones de la grey católica
por su nuevo Pontífice, aparecieron la predicciones de los vaticanistas.
El procedimiento habitual de estos “expertos” consiste
en proponer como “papable” a un cardenal de cada continente y, para asegurar el
pronóstico, elaboran además una lista de los “top 5”. Por eso, en los elencos sonaban
cardenales de todo el mundo, pero no figuraban dos nombres: el de Joseph
Ratzinger, quien sería el sucesor de Juan Pablo II, ni el de Jorge Bergoglio, entonces
cardenal de Buenos Aires.
Lo que ocurre durante las votaciones en la
Capilla Sixtina queda bajo secreto pontificio. De manera que la información que
tenemos sobre lo que ocurrió durante esos momentos no es del todo fiable y
puede tener mucho de especulación. Sin embargo, si la tomamos con esta reserva
nos puede ser útil para ver algo del perfil del actual Pontífice.
En ese cónclave de 2005, según estas
informaciones, el Cardenal bonaerense quedó segundo en las votaciones. Algunos
medios de comunicación, al enterarse de esta situación, ya “a posteriori”
quisieron adarle un toque sensacionalistas, poniendo como contrincantes a Joseph
Ratzinger y a José Mario Bergoglio, como si ambos hubieran estado compitiendo por
la Sede de Pedro durante el cónclave.
En realidad, estas crónicas –con independencia
de su exactitud– nos muestran la gran personalidad de estos dos cardenales que
llegarían a ser Papas. Se dice que los resultados de la primera votación fueron
así: Ratzinger, con 47 votos; Bergoglio, con 10; Martini, con 9 (M. Escobar, Francisco. El primer Papa latinoamericano,
2013, p. 68).
Tras estos resultados un poco inesperados,
“Bergoglio se mostraba en las comidas y el resto de las reuniones como una
persona esquiva, abrumado por la responsabilidad que podía caer sobre sus
hombros” (Ibídem).
Para la segunda votación, las tendencias se
complicaron pues el resultado fue “de 65 votos para Ratzinger, pero aún le
faltan 12 para llegar a la mayoría necesaria de dos tercios. De nuevo, la gran
sorpresa es el argentino, que supera la treintena con 35 votos” (Ibídem).
Tiempo después, el Card. Bergoglio contó que sentía “pudor, vergüenza” cuando
escuchaba su nombre, en la capilla Sixtina, entre los grandes candidatos a Papa
(cfr. S. Rubin et al, El Papa Francisco,
2013, p. 128).
En la tercera votación, el Card. Ratzinger
quedó a 5 votos de los 77 necesarios para ganar la elección, y el Card.
Bergoglio obtuvo 5 más que en la ronda anterior. “Al parecer, el propio
Bergoglio pidió a sus votantes que eligieran a Ratzinger” (Escobar, p. 70). La
cuarta votación fue la definitiva: “Ratzinger llega a los 84 votos y Bergoglio
obtiene 26” (Ibídem). Así, el Cardenal argentino, por su voluntad, quedó
en segundo lugar.
Con independencia de la certeza de estos datos,
podemos ver la actitud del que llegaría a ser el primer Papa latinoamericano:
no buscaba el poder, ni consideraba un rival al elegido, Benedicto XVI. Además,
se puede apreciar que el Card. Bergoglio buscó el bien de la Iglesia antes que
el suyo. Este perfil garantiza un Pontificado de servicio y no de política.
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