Año 9, número 430
Luis-Fernando Valdés
A la vuelta de
Brasil, durante la conferencia de prensa en pleno vuelo, el Papa hizo
declaraciones muy comprensivas sobre los gays. ¿Francisco ha cambiado la
postura de la Iglesia sobre los homosexuales?
El Papa Francisco, en pleno vuelo, respondió con sencillez a todas las preguntas. |
Al terminar la JMJ
de Río de Janeiro, el Santo Padre sostuvo una entrevista con los periodistas
durante el vuelo de regreso a Roma (28 julio 2013). Los corresponsales le
preguntaron de todo al Papa, incluidos los temas escabrosos. [Entrevista
completa]
A la pregunta
sobre Mons. Ricca, el primer
escándalo del Pontificado de Francisco, el Papa respondió con caridad sobre
los homosexuales, pero lo hizo con bastantes matices. Sin embargo, algunos
medios internacionales dieron a entender que el Primado católico había cambiado
la postura de la Iglesia sobre los gays, pasando del rechazo a la aceptación.
Como es sabido,
Mons. Ricca fue nombrado por el Papa para estar al frente de la comisión de
investigación sobre asuntos económicos de la Santa Sede, pero al poco tiempo
los medios dieron a conocer su presunto pasado homosexual.
Francisco
respondió al periodista que se hizo una investigación, y que no se encontró
nada sobre este eclesiástico. Y aclaró que “con relación a este caso y a otros
casos, se va a buscar los pecados de juventud […]. Pero si una persona −laica,
cura, o monja− comete un pecado y luego se arrepiente, el Señor la perdona.”
Y luego el Santo
Padre respondió sobre el supuesto “lobby gay” en el Vaticano. Dijo que “cuando
uno se encuentra con una persona así, debe distinguir entre el hecho de ser gay
del hecho de hacer lobby, porque ningún lobby es bueno. Si una persona es gay
y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para criticarlo?”
Y esta última
frase fue la declaración que le dio la vuelta al mundo. Vale la pena
comentarla, pues manifiesta la postura oficial que la Iglesia expone en su
Catecismo. Se trata de comprender a las personas homosexuales y buscar que se
acerquen a Dios.
El Papa fue claro
en distinguir entre quienes buscan imponer la visión homosexual (lobby gay) y
las personas que tienen tendencias homosexuales. Sobre los primeros el
Pontífice fue claro: “ningún lobby es bueno”.
El problema de
interpretación lo presenta lo que declaró el Papa sobre los segundos. Es
importante recordar que Francisco puso un matiz: “si tiene buena voluntad”,
pues es sólo en este caso cuando no se tiene nada que criticar.
Parecería que el
Papa hubiera dicho: “si tiene buena voluntad, no pasa nada”, “si busca a Cristo
no pasa nada”, en el sentido de que “puede seguir así”. Pero en realidad el
Santo Padre por buena voluntad entiende que esa persona lucha por no cometer
actos homosexuales.
En efecto, en una
pregunta previa, un periodista le cuestiona porque no hablo del matrimonio
homosexual durante la JMJ. El Papa respondió que era porque los jóvenes ya
sabían la postura de la Iglesia. Y el entrevistador insistió, “¿cuál es su
postura?”. Y el Santo Padre contestó: la de la Iglesia.
Esto tiene fondo.
El Papa ha reafirmado la distinción entre personas con tendencia homosexual y
los actos homosexuales, manejada por el Catecismo de la Iglesia, nn. 2357-2359,
en los que se pide comprensión hacia las personas homosexuales y, a la vez, se
afirma la malicia moral de los actos homosexuales.
¿Qué ha cambiado? Al
parecer, nada, pues la doctrina sigue igual. Pero, a la vez, todo: pues esta
vez se ha transmitido la afabilidad del Papa hacia los homosexuales, mientras
que a Juan Pablo II y Benedicto XVI (autores del Catecismo) eran presentados
como homófobos, cuando no lo eran. Esto es un paso adelante.
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