Año 10, número 477
Luis-Fernando Valdés
Después de haber
atribuido a la Iglesia católica irlandesa haber enterrado clandestinamente a
unos 800 infantes, la agencia Associated Press (AP) reconoce que hubo
exageración en esa noticia. Pero esta retractación contiene algo más que
aceptar un error. ¿Qué hay detrás?
Esta historia
comenzó cuando el 3 de junio pasado la AP publicó un reporte de la historiadora
Catherine Corless, la cual investigó los sitios de entierro de 796 bebés y
niños pequeños, que murieron en el albergue “St. Mary” (Tuam, Irlanda), para
madres solteras, entre 1925 y 1961.
Corless afirma que
los infantes, en edades entre recién nacidos y ocho años, murieron de
malnutrición y enfermedades infecciosas, incluyendo sarampión y tuberculosis, y
que fueron sepultados una antigua fosa séptica cercana al albergue que sirvió
como fosa común.
Desde el primer
momento el Arzobispo de Tuam, Mons. Michael Neary, expresó su preocupación y aceptó
que se realizara una investigación gubernamental. Por su parte, la policía
nacional de Irlanda indicó a CNN que los restos fueron encontrados en un
cementerio en el terreno del albergue, no en una fosa séptica. (ACI/EWTN
Noticias, 8 junio 2014)
La noticia no
tenía fundamento, pero causó revuelo. No faltaron periodistas que aprovecharon
para comparar el albergue para madres solteras de Tuam con el holocausto nazi y
las atrocidades cometidas en Ruanda.
Fue muy llamativo
que Brendan O’Neill, editor de “Spiked Online”, quien se autodefina como ateo y
de izquierda, publicó un editorial el 9 de junio, en el que afirma que la
verdad sobre este asunto del albergue “era una historia muy diferente del
cuento escaso en hechos y pesado en furia, que ha dado la vuelta al mundo”.
O’Neill criticó
que “claramente esto ya no se trata de noticias; no es un anhelo de hechos o
verdad lo que elevó los enloquecidos reclamos sobre Tuam a la agenda; en vez de
eso, una mezcla de prejuicio
anticatólico, un odio irlandés contra sí mismo, y la sed moderna de historias
de horror que envuelven niños convirtió a Tuam en una de las historias peor
reportadas del 2014 hasta ahora”.
Este periodista
también hacía ver que “la fosa séptica o las tierras del antiguo hogar no han
sido excavados. Ningún bebé ha sido ‘encontrado en una fosa séptica’, como el
Washington Post, The Guardian y otros han asegurado. La afirmación de que los
bebés fueron ‘botados’ en algún tipo de sistema de drenaje es errada también”.
Tuvieron que pasar
dos semanas para que la agencia AP reconociera su error públicamente. En una
nota fechada el 20 de junio, esta agencia noticiosa acepta que “citó a una
investigadora (Catherine Corless) que creía que la mayoría de los restos de los
niños fallecidos fueron colocados en un tanque séptico sin uso, la
investigadora ha clarificado desde entonces que sin la excavación y el análisis
forense, es imposible saber cuántos restos contiene el tanque, si es que hay
alguno”. (abcnews.go.com,
20 junio 2014)
¿Qué pensar de
este acoso mediático a la Iglesia? La primera respuesta nos la da Shawn
Pogatchnik, de AP, quien afirma que este caso nos ofrece un estudio de cómo una
exageración puede ser multiplicada por los medios, cuando se maquillan los
acontecimientos que por sí solo son insostenibles. (AP,
23 junio 2014)
Y la segunda la
ofrece el mismo Brendan O’Neill, que hace ver que se trata de una “insana
obsesión” de “rastrillar el pasado de Irlanda”, lo cual “se ha convertido en una
suerte de grotesco deporte moral, que provee de patadas a la brigada
anti-católica y de combustible para la auto-flagelación histórica”.
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