Año 10, número 478
Luis-Fernando Valdés
Mientras la fase
final del Mundial acapara las noticias, silenciosamente se están gestando
grandes cosas para la visión católica sobre la familia. Ante el extenso
panorama de situaciones matrimoniales y familias “irregulares”, ¿cuál será la
estrategia del Papa Francisco?
La Santa Sede ha
recolectado información de las diócesis de todos los continentes sobre la
situación real de las familias. Fechado el 24 de junio pasado, la Secretaría
del Sínodo de los Obispos presentó esos datos en el ‘documento
de trabajo’ (‘instrumentum laboris’, en latín), que se utilizará en las asambleas de obispos de
octubre del 2014 y octubre del 2015.
Este documento
recoge los resultados de un cuestionario
previo de 38 preguntas enviado a todos los obispos del mundo. Los resultados muestran el descenso de
matrimonios en Occidente, la poligamia en África, los matrimonios forzados –de
menores de edad e incluso de niños- en el mundo islámico, etc.
Otro problema es
el escepticismo de que el compromiso matrimonial pueda durar toda la vida,
además de que la falta de empleo y de vivienda dificultan la estabilidad para
formar nuevas familias. (abc.es,
26 junio 2014)
Ante esta
situación, pocas personas han entendido cuál es la postura del Papa Francisco.
Incluso en muchos medios se ha llegado a comentar, como si fuera un hecho, que
el Santo Padre va a cambiar la doctrina tradicional.
La postura del
Papa Bergoglio es ésta. 1) Francisco desea que se estudien los temas
complicados, pero no sólo los de los países europeos. Ya no hay temas tabú, como
lo fueron el matrimonio homosexual o el de la comunión eucarística de los
divorciados y vueltos a casar.
El pasado 26 de
mayo, durante el vuelo de regreso de Tierra Santa, el Papa comentó a los
periodistas que “a mí no me ha gustado que tanta gente, incluidos algunos
eclesiásticos hayan dicho: ‘Ah, sí, es un Sínodo para dar la comunión a los
divorciados’, y se quedasen enganchados en ese punto, como si todo se redujese
a una casuística”.
2) No se trata de
cambiar la doctrina sino, como indicó el Pontífice, de buscar soluciones, como “estudiar
los procedimientos de nulidad matrimonial”, o como “clarificar que los
divorciados no están excomulgados aunque tantas veces se les trata como si lo
fueran”.
De hecho, el cardenal Lorenzo
Baldisseri, secretario general del Sínodo de Obispos, que la asamblea del
próximo mes de octubre ni la más amplia en octubre del 2015 van a traer cambios
sobre la doctrina del matrimonio.
3) El Papa busca
un cambio de actitud de los fieles católicos hacia las personas que viven en
situaciones familiares complejas, de manera que estos otros fieles encuentren
acogida en la vida de las parroquias.
El próximo Sínodo
es una oportunidad grande para entender el “estilo”, el “método” del Papa
Francisco, que consiste en abordar sin miedo los temas complicados, con el
claro objetivo de una solución que permita a los católicos en dificultades
volver a la práctica religiosa.
Este modo de
proceder del Papa está muy lejano de los dos extremos: 1) adecuar la doctrina
del matrimonio y la familia al modelo sociológico imperante, 2) la indiferencia
hacia los que están en situaciones irregulares.
El Papa Francisco
mantiene un sano equilibrio entre la doctrina liberadora de Cristo (“lo que
Dios unió, que no lo separe el hombre”) y la misericordia divina, que se pone
en los hombros a la oveja herida.
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