Año 10, número 475
Luis-Fernando Valdés
Hay un hecho
histórico que no debe silenciarse. El Papa y los líderes de Israel y Palestina
se reunieron para rezar por la paz. En los mensajes de esa jornada encontramos
las claves de la paz. Veamos.
Histórica foto por la paz, en el Vaticano. |
El pasado domingo
8 de junio, el Presidente israelí, Shimon Peres y el Presidente de la Autoridad
Nacional Palestina, Mahmud Abbas, junto con el Patriarca de Constantinopla,
acudieron al Vaticano, atendiendo a la invitación del Papa Francisco, que les
ofreció su casa para rezar por la paz.
Se trataba de un
evento religioso. Los líderes de esas dos naciones en conflicto no se
presentaron en Ciudad del Vaticano para realizar negociaciones de paz, sino
para rezar cada uno según su credo y pedir al Creador el don de la concordia.
En los jardines
vaticanos, se reunieron los cuatro personajes, dirigieron sus plegarias y
juntos plantaron un árbol de olivo, cuyas ramas son el símbolo de la paz. En
sus discursos podemos ver que hay un deseo auténtico de paz, aunque las
negociaciones no alcancen acuerdos por ahora.
El Presidente
Peres afirmó que “dos pueblos –los israelíes y los palestinos- desean aún
ardientemente la paz. Las lágrimas de las madres y sus hijos están aún impresas
en nuestros corazones. Nosotros debemos poner fin a los gritos, a la violencia,
al conflicto. Todos nosotros tenemos necesidad de paz. Paz entre iguales”.
Y añadió: “Nosotros
todos somos iguales ante el señor. Nosotros somos todos parte de la familia
humana. Por ello sin paz nosotros no estamos completos y debemos aún cumplir la
misión de la humanidad”.
Después, el Presidente
palestino, Mahmud Abbas, rezó así: “Te suplico, Señor, en el nombre de mi
pueblo, el pueblo de la palestina –musulmanes, cristianos y samaritanos- que
desea ardientemente una paz justa, una vida digna y la libertad, te suplico, Señor,
que hagas el futuro de nuestro pueblo próspero y prometedor, con la libertad en
un Estado soberano e independiente”.
Por su parte, el
Santo Padre en su discurso afirmó que “para conseguir la paz se necesita valor,
mucho más que para hacer la guerra. Se necesita valor para decir sí al
encuentro y no al enfrentamiento; sí al diálogo y no a la violencia; sí a la
negociación y no a la hostilidad; sí al respeto de los pactos y no a las
provocaciones; sí a la sinceridad y no al doblez”.
El Papa continuó: “La
historia nos enseña que nuestras fuerzas por sí solas no son suficientes. (…)
Por eso estamos aquí, porque sabemos y creemos que necesitamos la ayuda de
Dios.”
Y en núcleo de su
mensaje fue éste: “Hemos escuchado una llamada, y debemos responder: la llamada
a romper la espiral del odio y la violencia; a doblegarla con una sola palabra:
hermano. Pero para decir esta palabra, todos debemos levantar la mirada al
cielo, y reconocernos hijos de un mismo padre”. (News.va,
9 junio 2014)
En estos discursos
encontramos las claves de la paz: 1) reconocer que todos somos iguales ante
Dios, 2) reconocer que todos formamos una sola familia humana, 3) reconocer que
la guerra destruye las familias, especialmente a los hijos, 4) reconocer que
dentro las fronteras de un mismo país conviven creyentes de varias religiones,
5) fomentar el diálogo y respetar los acuerdos, 6) aceptar que se requiere la
ayuda divina para poder reconocernos
como hermanos y así romper la inercia de la venganza.
Estos principios
para alcanzar la paz de las naciones son también una guía poderosa para
conseguir la paz en nuestras familias y entre los habitantes de nuestros
pueblos. Meditémoslos y apostemos por la
paz.
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