Año 10, número 473
Luis-Fernando Valdés
El reciente viaje
del Papa a Tierra Santa mantiene su actualidad. Francisco se detuvo ante el
muro que separa Israel de Cisjordania, y luego rezó frente al muro de las
lamentaciones. ¿Qué mensaje quiso transmitir el Papa desde esos dos lugares?
El Santo Padre
viajó a Jordania, Jerusalén y Belén con un triple objetivo: la unión de los cristianos,
el impulso de la paz en la región y el mensaje de aliento a los católicos de
Tierra Santa.
Expresamente, la delegación
vaticana advirtió que esta visita apostólica tenía un carácter religioso, pero
el Papa tuvo gestos acertados y palabras adecuadas para coadyuvar al proceso de
paz entre Israel y los palestinos, que ahora mismo está en punto muerto.
Entre esos gestos están las
visitas que hizo el Pontífice a los dos muros, que representan las heridas de
judíos y palestinos. Primero, Francisco hizo una parada inesperada frente al
muro construido por Israel que separa Cisjordania de Jerusalén.
El Papa reza frente al muro de Cisjordania. |
Xavier Abu Eid, portavoz de
la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y testigo privilegiado de
la escena, comentó a “Proceso” que “sinceramente, pensábamos que en el mejor de
los casos, su vehículo sólo se detendría junto al muro para contemplarlo”.
Y añadió: “Pero de repente vi
que el automóvil paraba y el Papa comenzaba a salir. Le tendí la mano y le
ayudé a bajar y le dije, en español: ‘Su Santidad, éste es el muro que separa
la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén de la iglesia de la Natividad de
Belén, el muro que dificulta la vida de muchas familias cristianas’. Y él
me sonrió y me dijo: ‘Sé perfectamente lo que está pasando aquí’. Y caminó
hacia el muro, apoyó la cabeza contra la pared y rezó en silencio unos
minutos” (Proceso.com.mx, 30 mayo 2014).
En este muro de 10 metros de
alto, había unos grafitis que decía: “Bienvenido Papa, necesitamos a alguien
con el que hablar de justicia. Belén parece el ghetto de Varsovia. Palestina
libre”.
Pero el Santo Padre no busca
reivindicar ni a los palestinos ni a los israelíes, pues como señaló el vocero
vaticano, el P. Lombardi, “los gestos del Papa no son contra nadie. Él está
simplemente del lado de los que sufren”.
Al día siguiente, ya en
Jerusalén, el Pontífice fue invitado por primer ministro israelí, Benjamín
Netanyahu, a visitar el monumento que recuerda a las víctimas de los atentados
antiisraelíes.
“El Papa aceptó rápidamente”,
contó Lior Haiat, portavoz de Relaciones Exteriores israelí. “Fue algo
simbólico porque este memorial que recuerda a las víctimas del terrorismo tiene
forma de pared y podríamos decir que es la otra cara del mismo muro: Sin la
amenaza del terrorismo no habríamos necesitado construir esta barrera de
seguridad en Cisjordania”
El segunda muralla
que visitó el Papa Francisco fue el “muro de las lamentaciones”. Y ahí se dio
un abrazo –ya célebre– con el Rabino Abraham Skorka y el dirigente musulmán
Omar Aboud.
El líder musulman, el Papa y el Rabino. |
“Con este gesto quiso darnos
una representación clara del diálogo interreligioso que quiere fomentar. El
Papa nos está diciendo: éstos son mis amigos y con ellos he trabajado mucho”,
explicó a “Proceso” el padre David Neuhaus del Patriarcado de Jerusalén.
De esta manera, vemos
dibujada la estrategia de paz del Papa Francisco, la cual consiste en reconocer
los problemas (simbolizados en los dos muros), rezar por la concordia y
promover la amistad que lleva al diálogo.
Es así como el Santo Padre
pretende derribar los muros de la separación y tender puentes de fraternidad.
Por eso, fueron sinceras sus palabras “Shalom” (‘paz’ en hebreo) y “Salam”
(‘paz’ en árabes).
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