domingo, 30 de marzo de 2014

Obama, el Papa y la niña migrante

--> Año 10, número 464
Luis-Fernando Valdés



La niña Jersey Vargas nos dio un poco de miel para aligerar el drama de los migrantes. La menor le pidió al Papa que intercediera ante el Presidente Obama, para liberar a su padre que estaba a punto de ser deportado. Y el milagro ocurrió.
Jersey Vargas acudió a San Pedro, para pedir al Papa que solicitara a Obama que no deportaran a su papá.



En vísperas de la reunión del Santo Padre y el Presidente de los Estados Unidos, Jersey de 10 años acudió a la Audiencia General de los miércoles en San Pedro, junto con una delegación de activistas por los derechos de los hispanos en EUA (26 marzo 2104). [Vatican Insider y Notimex]

La niña es la tercera de cinco hermanos del matrimonio entre Mario y Dolores Vargas. Ella y otros dos de sus hermanos son ciudadanos estadounidenses, los restantes tienen permisos temporales. Sus padres llevan 14 años residiendo en aquel país. Desde hace más de uno el padre se encuentra en una cárcel del estado de Indiana y su deportación es inminente. La madre vende tamales para sostener a la familia, que reside en la localidad de Panorama City (California).

Cuando terminó el encuentro y tras saltar una valla, Jersey llegó hasta la primera fila. Le regaló al pontífice una servilleta bordada, que había confeccionado su mamá  con la inscripción “nido de amor” (que para ella representa su hogar) y dos pájaros, que le recuerdan a sus padres. Un nido que ahora “está destruido” por causa de la separación, declaró la menor a un corresponsal de Notimex.

En un primer intento, Jersey no pudo explicarle al Papa la situación de sus padres inmigrantes. Pero, contó, “me regresé y le dije que nos ayudara porque es injusto que muchos niños estemos pasando por la misma situación, estamos separados de nuestras familias. Me bendijo, me dio un beso y me confirmó que iba a ver al presidente Obama, yo ya me sentí más calmada porque hice una diferencia en el mundo, me dio su palabra y estoy contenta”.

Y prosiguió: “Estoy muy feliz y emocionada porque por primera vez conocí a alguien muy importante. Yo le dije al Papa Francisco que nos ayude. Las personas que son indocumentadas no cometieron un crimen, sólo querían ayudar a sus familias, sólo querían una vida mejor”.

 Jersey Vargas explicó: “Lloré porque por primera vez conocí a una persona tan importante, es el que está más cerca de Dios, me dio un gran honor, cuando lo vi era como un ángel, un santo. Quisiera decir a los niños que sigan luchando y peleando por sus padres porque algún día ellos volverán y ya nunca van a estar separados”.

Mientras tanto, en Estados Unidos un familiar de la niña migrante la vio por televisión frente al Papa, decidió ayudar y pagar la fianza de 5 mil dólares para liberar a Mario Vargas, que salió de la cárcel dos días después. [Diario UNO (Argentina)]

Al día siguiente, el Papa Francisco recibió a Barak Obama en el Palacio Apostólico. Obama declaró a los medios que abordaron el tema de la reforma migratoria en Estados Unidos y reconoció que “una persona como el papa, proveniente de América latina, conoce bien la situación de estas personas que viven en la sombra y que en muchas ocasiones son deportados”. [Periódico “a.m.”]

Finalmente, el domingo 30 marzo, Jersey se pudo reunir con su papá, recién liberado. 


David venció a Goliat. La victoria de esta pequeña que así recuperó a su papá nos llena de gozo. Pero, desafortunadamente, la realidad cotidiana de la gran mayoría de los migrantes es trágica y dolorosa. 

Esperemos que las continuas intervenciones del Papa Francisco a favor de los migrantes se conviertan en realidades de solidaridad hacia los migrantes, también hacia los centroamericanos que sufren grandes vejaciones al atravesar ilegalmente nuestra frontera sur.


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