Año 10, número 463
Luis-Fernando Valdés
El Papa ha tenido
una intervención de primera magnitud contra la violencia. Se dirigió a la mafia
italiana. Francisco los exhortó a arrepentirse… pero por si acaso, los amenazó
con el infierno. ¿Cuál es el alcance de este gesto?
El Papa con don Ciotti, rezando por las víctimas de la mafia. |
Un poco de
historia. La mafia en Italia ha sido un flagelo, pues en las últimas décadas ha
cobrado numerosas víctimas, quizá la más famosa de ellas fue el zar antimafia Giovanne Falcone, que
fue asesinado junto con su mujer y todos sus escoltas, en 1992.
Cada año, desde
1962, el 21 de marzo (primer día de la primavera) “Libera”, que es una red de
asociaciones italianas de familiares de las víctimas de la mafia, recuerda en todo
el país a las personas inocentes asesinadas por el crimen.
Previamente a la
reunión de este año, el fundador de esta red, el padre Luigi Ciotti, tuvo una
audiencia con el Pontífice. Él mismo lo cuenta así: “cuando pude ver a Papa Francisco le expresé el deseo de
muchos, de muchas familias de víctimas de la mafia (…), y le pregunté si podría
participar en este momento de oración que llevamos a cabo cada año. El Papa no
dudó en decir: ‘Voy’, con mucha sencillez y afecto.” [Nota]
Durante el encuentro,
celebrado en una parroquia cercana al Vaticano, el Pontífice pronunció un
mensaje marcado por el tono de una petición amable, por una parte; pero también
con una clara condena hacia los mafiosos.
Francisco les dijo: “Su poder
está ensangrentado, por favor, conviértanse, dejen de hacer el mal”. El Papa se
dirigió a los “grandes ausentes [en esta reunión] de hoy, pero protagonistas:
los hombres y las mujeres mafiosos”, y los exhortó así: “¡Cambien de vida!
¡Conviértanse! ¡Dejen de hacer el mal! Nosotros rezamos por ustedes:
conviértanse, se lo pido de rodillas, es por su bien”
Luego de esa amable moción,
el Santo Padre les hizo una severa advertencia: “Esta vida que viven no les
dará felicidad, alegría. El poder y el dinero que tiene ahora de muchos
negocios sucios, de los crímenes mafiosos, son dinero ensangrentado, poder
ensangrentado, no podrán llevarlo a la otra vida”. [Discurso]
Y por si no fueran suficiente
argumento la llamada a la conversión y la advertencia de que el dinero mal
habido nos los hará felices, el Papa les recordó la realidad del castigo
eterno: “conviértanse, todavía pueden no acabar en el infierno, que es lo que
les espera si no cambian de camino”.
Finalmente, el Santo Padre les
puso un punto de referencia que los puede ayudar a cambiar de vida: recordar
que ellos alguna vez han sido amados desinteresadamente. Les dijo: “ustedes
tuvieron un papá, una mamá; piensen en ellos y conviértanse”.
El Papa argentino, que es un
hombre de signos elocuentes, como su cercanía a los enfermos y a los marginados
sociales, mediante su participación en esta reunión, ha enviado una serie de
mensajes a todo el mundo:
1) El Papa reafirma el valor
de las víctimas de la violencia, que con frecuencia son olvidadas y quedan sólo
como una mera cifra, sin un nombre, sin un rostro; 2) Una autoridad moral
mundial da la cara para pedir el fin a la violencia; y 3) nos recuerda que la
violencia no es normal, que no es opción para ganarse la vida.
Ante el triste clima de
violencia que se vive en nuestro País, este mensaje del Santo Padre se hace
urgente, pues necesitamos que la “conciencia colectiva” no olvidé que los
familiares de las víctimas siguen sufriendo y requieren ayuda; y también porque
requerimos que los jóvenes y los desempleados tengan claro que nunca se
justifica ganar “dinero ensangrentado”.
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