Año 10, número 465
Luis-Fernando Valdés
El Papa Francisco
inició una gran “revolución” cuando renunció a los Palacios vaticanos y a la
limusina papal… y cuando destituyó al “obispo de lujo”. Recientemente, los
fieles de Atlanta armaron una “rebelión” pidiendo cuentas a su arzobispo por
despilfarrador. ¿Qué hay detrás?
Mons. Gregory, obispo de Atlanta. |
El Pontificado de
Francisco ha estado marcado desde el inicio por una vuelta a la austeridad
evangélica. Además de su ejemplo personal, el Santo Padre también ha exhortado
a los obispos a ser desprendidos y ha tomado decisiones importantes, que han
dado esta impronta a su gestión como Pastor supremo.
Primero, el Romano
Pontífice pidió en Brasil a los obispos que sean “hombres que amen la pobreza,
sea la pobreza interior como libertad, sea la pobreza exterior como simplicidad
y austeridad de vida”, que sean “hombres que no tengan ‘psicología de
príncipes’.” [ABC.es]
Y con motivo del
reciente Consistorio, el Papa les pidió a los nuevos cardenales que recibieran
esta designación “con un corazón sencillo y humilde”, y que aunque lo hicieran
con alegría y con gozo, intentaran “que este sentimiento se aleje de cualquier
expresión mundana, de cualquier celebración ajena al espíritu evangélico de austeridad,
sobriedad y pobreza”. [La
razón SLP]
Después, el Vaticano
tomó como medida para
reducir su propio déficit suspender el pago de horas extraordinarias, renovar o
realizar nuevos contratos y otorgar promociones al personal (20 febrero 2014).
[Excelsior.com]
Además, el pasado 27 de
marzo, el Papa finalmente aceptó la dimisión del obispo alemán Franz-Peter
Tebartz-van Elst, al que había apartado temporalmente de su cargo tras conocerse
sus gastos excesivos en la construcción de la residencia episcopal. [Excelsior.com]
Por otra parte, en
días pasados, los fieles de la diócesis de Atlanta, en sintonía con este
mensaje de austeridad, protestaron a su arzobispo, Mons. Wilton Gregory, por
haber construido una mansión de 2.2 millones de dólares.
El arzobispo
Gregory se disculpó ante sus fieles por el mal ejemplo y la falta de
solidaridad. Escribió: “no consideré el impacto que tendría para las familias (…),
las cuales a pesar de tener dificultades para pagar sus hipotecas, sus
servicios públicos, sus matrículas y otras cuentas, responden fielmente año
tras año a mi solicitud de ayudar financieramente a nuestros ministerios y
servicios”. [The
Georgia Bulletin]
Los gestos de
austeridad del Papa Bergoglio son impresionantes y están devolviendo credibilidad
a la Iglesia. En efecto, nuestra cultura actual es más sensibles a las imágenes
que a los discursos, cree más a los hechos que las argumentaciones. Y el Santo
Padre ha “traducido” en imagen y hechos el mensaje de Jesús, que promete la
bienaventuranza a los pobres de espíritu (cfr. Mateo 5,3).
Pero además, el
Pontífice nos ha enviado otra gran señal: que como responsable máximo de la
Iglesia no está dispuesto a solapar a los obispos que no vivan conforme al
estilo de vida austero de Jesucristo.
Con esa firmeza,
los fieles empiezan a recuperar la confianza en el gobierno de la Iglesia. Lo
que la gente espera de sus pastores es que vivan con sintonía con los valores
cristianos. Por eso, en Georgia no vemos una “rebelión”, sino una protesta
válida ante la falta de autenticidad.
Para que esta
“revolución de Bergoglio”, como ya la llaman varios periodistas, llegue a fondo
hace falta dar otro gran paso. Ahora sigue que cada uno de los fieles católicos
–de modo personal– empecemos a adoptar este estilo de vida austero. Sólo así la
Iglesia volverá a ser plenamente un signo de credibilidad del mensaje de Jesús.
Ciertamente es necesario un espíritu de pobre pero Dios no esta en contra de vivir dignamente. Además los bienes son un medio de encontrar a Cristo sin perder la sencillez y humildad.
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