Especial: Sede Vacante, n.1.
Luis-Fernando Valdés
Una vez más,
Benedicto XVI se asomó a su balcón. Pero esta era la última. Se despidió de la
fieles reunidos en Castelgandolfo… y de todo el mundo. Ya no es el Papa. Inicia
su retiro. La Sede de Pedro está ahora vacante. ¿Qué pasará con la Iglesia en
estos días sin Pontífice?
Fue muy emotivo
acompañar por medio de la televisión a Benedicto XVI en sus últimos momentos
como Romano Pontífices. Desde la despedida en el Cortile de San Dámaso, el
viaje en helicóptero y su despedida pública en el balcón de la casa de verano
de los papas.
Por última vez como Pontífice, Benedicto XVI se dirigió a los fieles, desde el balcón de Castelgandolfo. |
Sus palabras
sencillas estuvieron llenas de afecto para todos los peregrinos. Les dijo: “"Queridos
amigos: Gracias de corazón. Estoy feliz de estar con vosotros y de la belleza
de lo creado. Vuestra simpatía me hace mucho bien.”
Explicó que esta
visita era distinta porque estaba a punto de dejar de ser el Papa. Y con su
gran humildad se definió como “un peregrino que inicia la última parte de su
peregrinaje en esta tierra.”
Al final del breve
mensaje, Su Santidad dio una clave para interpretar la situación de la Iglesia
en estos días de Sede vacante, pues manifestó que desea “con mi amor, con
oración, con mi reflexión, con todas mis fuerzas interiores, trabajar todavía por el bien común, el bien
de la Iglesia y de la humanidad.”
Los católicos no
nos quedamos solos, sino que el corazón de Benedicto XVI sigue velando por
nosotros; el Papa emérito acompaña con su oración a los cardenales, a los que
ayer les manifestó su apoyo, y les recordó que de entre ellos uno será elegido
como Papa.
La guardia suiza cerró las puertas del Castel Gandolfo y fue relevada por la gendarmería romana, lo que marcó el fin del Pontificado de Benedicto XVI. |
Además, la
situación de la Iglesia no es un estado de emergencia. La Sede vacante es una
circunstancia habitual en la vida de la Iglesia católica, pues se trata del periodo que inicia cuando una
diócesis o iglesia particular queda sin obispo y dura hasta el nombramiento del
siguiente obispo.
Como el Obispo de Roma es el Sumo Pontífice de
la Iglesia, al renunciar Benedicto XVI, la Santa Sede ha quedado vacante.
Surgen así unas preguntas: ¿quién gobierna a la Iglesia en este momento? ¿qué
decisiones puede tomar y cuáles no? Si no hay autoridad suprema, ¿quién llama a
Cónclave?
La Constitución Apostólica “Universi Dominici
Gregis”, promulgada por Juan Pablo II, es la Ley que regula todo lo que se debe
hacer y lo que hay que evitar durante la Sede vacante. Este documento preve que
a la muerte o renuncia de un Papa, el Cardenal Camarlengo sea quien lleve el
control de la Ciudad del Vaticano.
En Sede vacante, las funciones del Papa no las
asume nadie. El Cardenal Camarlengo sólo puede un papel administrativo para
verificar que todo siga su rumbo, tal como lo dejó el Pontífice difunto o
emérito, y no puede tomar decisiones cruciales. Su función más importante es
convocar al resto de los cardenales al Cónclave. El Cardenal Camarlengo actual
es Mons. Tarcisio Bertone.
Otra papel importante, durante la Sede Vacante,
lo desempeña el Decano del Colegio Cardenalicio, que en la actualidad, Mons.
Angelo Sodano. Él es quien, cuando hay Sede Vacante por la muerte del Papa, dirige
las Exequias y los funerales del difunto. Además, él es quien oficia la Misa “Pro
romano Pontifice eligendo”, celebrada al inicio del Cónclave.
Ha comenzado la Sede vacante, pero no ha
ocurrido ninguna tragedia, ni es una situación de emergencia. Con la oración
del Pontífice emérito y con la guía de los cardenales, la Iglesia se prepara
para el anuncio del Cónclave. Ha transcurrido con calma el primer paso de la
Sucesión de la Sede de Pedro.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Compártenos tu opinión