domingo, 10 de marzo de 2013

¿Habrá dos Papas después del Cónclave?


Especial: Sede Vacante, n.8.
Luis-Fernando Valdés

El pasado viernes se anunció que, el próximo martes 12 de marzo, iniciará el Cónclave que elegirá al nuevo Pontífice. Entonces, ¿la Iglesia tendrá dos Papas? ¿Benedicto XVI seguirá siendo Papa, junto con el que será elegido?

El Papa emérito ya no tienen potestad
en el gobierno de la Iglesia. El elegido por
el Cónclave será el único Pontífice máximo.
La situación de la renuncia del Papa alemán ha causado cierto desconcierto, porque cambiaremos de Pontífice máximo, aunque sigue vivo el anterior. Estábamos acostumbrados a que nunca había “Papa emérito”, pues los Obispos de las sede de Roma dejaban de ser Papa sólo al morir.

En este caso tan particular, estarán vivos los dos personajes: el Pontífice reinante y el Papa emérito. Pero, en realidad, esta situación de tener dos obispos vivos en una misma sede es normal en la Iglesia Católica. Así sucede ordinariamente en las diócesis: cuando un obispo se jubila o renuncia, lo sucede otro obispo; y, aunque vivan los dos en la misma ciudad, todos los fieles saben que el único que manda es el nuevo pastor, pues el anterior es solamente “obispo emérito”.

El Papa es un obispo, el Obispo de Roma, que es la Diócesis que preside a todas los demás del mundo. Por eso, el que es elegido Obispo de esta Sede, automáticamente es el Pontífice que tiene autoridad suprema e inmediata sobre toda la Iglesia.

Pero, a diferencia de los demás obispos, el Santo Padre es el único que tiene una función vitalicia, mientras que todos los demás prelados deben renunciar obligatoriamente a su encargo episcopal, al cumplir 75 años.

Benedicto XVI anunció su renuncia y fijó la fecha de finalización de su Pontificado, para el 28 de febrero pasado, las 20:00 horas. A partir de ese momento, sin dejar de ser obispo, cesaron sus funciones pontificias. De manera que ya no tiene potestad de gobierno, ni de ningún genero, tal como los obispos diocesanos que se jubilan o renuncian.

La terminología jurídica católica es muy precisa en este sentido. Para los obispos jubilados o que han renunciado, se emplea el término técnico de “eméritos”, el cual expresa claramente que estos eclesiásticos ya no tienen funciones de mando.

Por eso, a Benedicto XVI se le llamará “Pontífice emérito” o “Papa emérito”. En cambio, el título de “Papa” quedará reservado para nuevo Obispo de Roma, pues sólo él tendrá la función de ejercer la potestad suprema en la Iglesia.

Es importante no confundir los “títulos” con los que nos referimos al Obispo de Roma con las “funciones” que le corresponden a ese cargo eclesiástico. Los títulos sirven para dirigirse con respeto a los clérigos (p. ej. “Señor Cura” corresponde a un párroco; “Excelencia” a un obispo; “Eminencia” a un cardenal”, y “Santo Padre” o “Su Santidad” al Obispo de Roma).

Entonces al querido Benedicto se le puede llamar por el “título” de siempre: “Su Santidad”. Pero ya no se le puede seguir llamando por la “función” que antes desempeñaba: “Papa”, “Vicario de Cristo”, “Romano Pontífice”, etc. Y no se le puede llamar de esta manera, porque Benedicto XVI ya no es el Papa. En este momento de Sede Vacante, no tenemos Papa.

De esta manera queda muy claro que no habrá dos Papas, sino sólo uno, el que resulte elegido en este Cónclave. Y, por esa razón, queda fuera de lugar todo lo que algunos se empeñen en afirmar respecto a que el Pontífice emérito será como el “poder tras el trono”.

Además, el Papa emérito ha dado una muestra muy clara de que no buscará ese influencia sobre el nuevo Pontífice, pues se retiró a Castelgandolfo para no estar ni siquiera cerca de los cardenales electores, y después vivirá en un aislamiento voluntario.

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