viernes, 25 de marzo de 2016

El Papa y los refugiados: ¿activismo político?


Año 12, número 568
Luis-Fernando Valdés

Nuevamente Francisco aprovechó el lavatorio de pies del Jueves Santo, para atraer la atención sobre una crisis social: ahora fueron los refugiados africanos en Europa. ¿El Papa utiliza los gestos religiosos para dar un mensaje político?

Jueves Santo 2016. Papa Francisco toca "la carne
de Cristo" en los refugiados.
Foto: www.ahoradigital.net


1. Los gestos de un hijo de migrantes. El Papa argentino es hijo de migrantes italianos, por eso, migrantes y refugiados siempre han estado en el corazón de sus preocupaciones. Desde el inicio de su Pontificado quiso estar cercano con los refugiados, que llegan por oleadas a Europa.
A las pocas semanas del inicio de su Pontificado, el 1 de julio de 2013, el Papa visitó la isla italiana de Lampedusa, lugar por el que acceden a Europa millares de migrantes en frágiles embarcaciones. Miles de ellos han perdido la vida en este paso del Mediterráneo.
El gesto del Papa fue dar a conocer esta triste realidad, porque el mundo parece no enterarse de este dolor. El Pontífice dijo en esa ocasión: “Miramos al hermano medio muerto tirado en la calle … y seguimos nuestro camino: ‘No depende de nosotros’.”
Y denunció con mucha fuerza: “Somos una sociedad que ha olvidado la experiencia del llanto, del compadecer, ‘padecer con’.” Y le dio un nombre a esta situación: “la globalización de la indiferencia”. Al terminar el viaje, consciente de que era transmitido por los medios internacionales, comentó: “Ya nadie puede decir que no ha visto”.

2. El dolor de los refugiados. Recientemente, alrededor de 30 mil refugiados y migrantes están aprisionados en Grecia esperando continuar su marcha hacia el norte de Europa; y muchos de ellos, en la frontera con Macedonia, sufren hambre y frío.
El Papa se refirió ellos la Audiencia general del pasado miércoles 23 de marzo. Recordó que estos migrantes y refugiados están “lejanos de su patria, en sus ojos las ruinas de sus casas y en el corazón el miedo y, lamentablemente, en varios casos, sienten el dolor de la perdida de sus seres queridos”.
Francisco, dejando de lado el discurso que llevaba preparado, dijo: “ellos están allí en la frontera porque tantos corazones y tantas puertas están cerradas. Los migrantes de hoy que sufren la intemperie y no pueden entrar… no sienten la acogida”.

3. Lavatorio de pies a refugiados africanos. Para tener un gesto más de solidaridad con los que han dejado sus países y vive como refugiados, el Papa decidió celebrar el Jueves Santo, en el Centro de Acogida para los Solicitantes de Asilo, ubicado a las afueras de Roma, donde lavó los pies a una voluntaria y once refugiados, entre ellos tres musulmanes y un hindú.
El significado de este gesto es religioso. Como ha dicho el Pontífice en otras ocasiones, no podemos amar a Jesús y adorarlo, y desentendernos de la carne del hermano que está al lado. Lo cristiano es dar acogida al necesitado; es lo opuesto a la “indiferencia”.

El Papa Francisco no habla de política, sino vive la religión. Como ha dicho constantemente, “tocamos la carne de Cristo” en los que sufren, en los enfermos, en los refugiados y migrantes. El Pontífice lleva a sus últimas consecuencias las palabras de Jesucristo (en Mateo 25): los favores que hacemos con los más necesitados, se los hemos hecho a Jesús mismo.
Con este gesto del lavatorio de pies a unos refugiados, el Papa nos recuerda que la vida cristiana consiste en amar a Dios y al prójimo como a uno mismo, especialmente si este próximo es una persona vulnerable, necesitada de ayuda. Francisco nos sigue abriendo los ojos para que descubramos a Dios en las personas que sufren estas crisis sociales, ¡y hagamos algo concreto por ellos!

viernes, 18 de marzo de 2016

¿Qué piensa Benedicto XVI de Francisco?

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Año 12, número 567
Luis-Fernando Valdés



Algunos católicos han llegado a afirmar que el mensaje de Francisco es divergente del de su antecesor. Pero no es así: el Papa emérito en una entrevista reciente alabó la práctica pastoral de Francisco, que habla continuamente de la misericordia de Dios.


Francisco y Benedicto XVI se saludan
al cruzar la Puerta Santa del Jubileo de la Misericordia.
(Foto: www.eldiario.ec)


1. La entrevista. Acaba de salir a la venta el libro “Por medio de la fe. Doctrina de la justificación y experiencia de Dios en la predicación de la Iglesia” de Ed. San Pablo, editado por el jesuita Daniele Libanori.

 Se trata de las actas de un congreso teológico que se llevó a cabo en Roma en octubre del año pasado. Entre otros artículos, el libro incluye una entrevista con Joseph Ratzinger del teólogo jesuita belga Jacques Servais sobre “qué es la fe y cómo se llega a creer”. En ese diálogo, Benedicto XVI citó a su sucesor y habló generosamente sobre la misericordia.



2. La necesidad del hombre de hoy. La afirmación clave del Pontífice emérito es ésta: “Para mí es un ‘signo de los tiempos’ el hecho de que la idea de la misericordia de Dios sea cada vez más central y dominante”.

Benedicto explica que “el hombre de hoy tiene la sensación general de que Dios no puede dejar que la mayor parte de la humanidad caiga en la perdición”, y que a pesar de la visión moderna (que no se preocupa por la salvación), “sigue existiendo, de otra manera, la percepción de que nosotros necesitamos la gracia y el perdón”.



3. Tres Papas en continuidad. El Papa emérito hizo suyos los mensajes sobre la misericordia tanto de Juan Pablo II como de Francisco. Explicó que Juan Pablo II “estaba profundamente impregnado” del tema de la misericordia.

Dijo que el Papa polaco, a partir de las experiencias en las que desde los primeros años de su vida, “constató toda la crueldad de los hombres”, y que así descubrió que “la misericordia es la única verdadera y la última reacción eficaz contra la potencia del mal. Solo allí en donde hay misericordia acaba la crueldad, acaban el mal y la violencia”.

Benedicto expuso también que “Papa Francisco se encuentra completamente en sintonía con esta línea” de la misericordia. Y añadió: “Su práctica pastoral se expresa justamente en el hecho de que él nos habla continuamente de la misericordia de Dios. Es la misericordia lo que nos mueve hacia Dios, mientras que la justicia nos espanta”.



4. Misericordia, el tema de nuestros días. Hablar de misericordia no es una cuestión meramente académica, como si fuera un tema más entre los muchos posibles de los que un Papa pudiera hablar. Se trata de la respuesta de Dios a una profunda necesidad interior del ser humano.

Así lo constata el Papa emérito, quien explica que el hombre de hoy “bajo la capa de la seguridad de sí y de la propia justicia … esconde un profundo conocimiento de sus heridas y de su integridad ante Dios”. Y al constatar su debilidad y su falta de integridad, el ser humano “está esperando la misericordia”.

Para Benedicto, el hombre moderno necesita la misericordia, manifestación de la delicadeza de Dios hacia cada persona, porque “en la dureza del mundo de la técnica, en el que los sentimientos ya no cuentan nada, aumenta la esperanza de un amor salvífico que sea dado gratuitamente”.



Benedicto XVI “rompió” su silencio voluntario para hablar de teología, y en su intervención nos ha mostrado que está en la misma sintonía de Francisco. En realidad, los últimos Obispos de Roma, ante el mundo que se ha tornado cruel por haberse alejado de Dios, ha visto que la misericordia es la respuesta de Dios al mal presente en nuestros días.


viernes, 11 de marzo de 2016

Tres años de Pontificado: ¿mero éxito mediático?


Año 12, número 566
Luis-Fernando Valdés

Se cumplen tres años del pontificado de Francisco. El éxito mediático y su autoridad moral han sido muy grandes, pero ¿cuáles son los parámetros para evaluar el verdadero éxito de su Pontificado?

El famoso texto del Card. Bergoglio
donde describe su visión del pontificado.
Foto: www.caminocatolico.org
1. El programa “velado” de Francisco. En los días previos al Cónclave de 2013, los cardenales se reunieron en las llamadas “congregaciones generales”. Ahí cada purpurado expuso su punto de vista sobre el perfil del siguiente sucesor de san Pedro.
Al releer hoy el discurso del cardenal del Card. Bergoglio, nos damos cuenta que ahí estaba contenido el programa de su pontificado. En ese pequeño guión, que tenemos gracias al cardenal de La Habana, Mons. Jaime Ortega Alamino, el futuro Papa Francisco dio su visión de la Iglesia y del papel del Romano Pontífice.

2. Un Iglesia y un Papa “para las periferias”. En ese discurso, el arzobispo bonaerense dijo que “la Iglesia está llamada a salir de sí misma e ir hacia las periferias, no solo las geográficas, sino también las periferias existenciales: las del misterio del pecado, las del dolor, las de la injusticia, las de la ignorancia y prescindencia religiosa, las del pensamiento, las de toda miseria.”
Y añadió: “Pensando en el próximo Papa: un hombre que, desde la contemplación de Jesucristo y desde la adoración a Jesucristo ayude a la Iglesia a salir de sí hacia las periferias existenciales, que la ayude a ser la madre fecunda que vive de ‘la dulce y confortadora alegría de la evangelizar’.”

3. La ejecución del programa: gestos, viajes y documentos. Después de tres años, ya hemos entendido mejor tanto la personalidad del Santo Padre como su mensaje, y por eso comprendemos que sus gestos iniciales, que a muchos gratamente nos desconcertaron por su tierna cercanía, eran la ejecución de este programa, tal como ya lo había hecho en la diócesis de Buenos Aires.
Desde el inicio, el Papa Francisco ha estado cercano a las personas marginadas (los vagabundos de Roma, los enfermos, los migrantes africanos, los presos, los ancianos, etc.). Después empezaron los viajes apostólicos a las “periferias” del mundo, como Asia donde hay pocos católicos (Sri Lank, Corea del Sur); como los lugares más significativos de las periferias existenciales de Paraguay, Bolivia, Ecuador, y México.
Y, conforme avanzaba el pontificado, el Pontífice plasmó este programa en documentos, como la exhortación “Evangelii Gaudium”, en la que se lee: “todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio” (n. 20).

4. El verdadero éxito. El éxito de un pontificado no se puede medir con parámetros solamente humanos, como los de una empresa que compara los metas fijadas con las metas conseguidas, porque en este caso los objetivos son sobrenaturales.
El objetivo real es que muchas personas se encuentren con Cristo, mediantes los medios que Él mismo dejó: la Iglesia, que custodia y transmite su Palabra y sus Sacramentos. Y en este sentido, el Papa Francisco se planteó la meta de llevar a Jesucristo a todas las personas, empezando por las marginadas, tanto desde el punto de vista social como existencial.

Aunque Francisco ha conseguido llevar el consuelo de Cristo a esas “periferias”, y ha promovido que los cristianos realicen las obras de misericordia para ayudar a los que sufren, esta finalidad nunca se conseguirá totalmente. Y precisamente ése es su éxito espiritual: poner a la Iglesia en una continua marcha hacia las “periferias”.

viernes, 4 de marzo de 2016

¿Qué opina la Iglesia católica de “Spotlight”?

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Año 12, número 565

Luis-Fernando Valdés



La película “Spotlight”, ganadora del Óscar a la mejor película, lejos de ser rechazada o minusvalorada, resultó más bien muy elogiada por parte de las autoridades eclesiásticas. ¿Por qué la Iglesia acoge así a una película que denuncia el encubrimiento de clérigos pedófilos?


Elenco de la película "Spotlight".
(Foto: www.cinencuentro.com)


1. El contenido de la película. Titulada en español como “En primera plana”, el filme que ganó dos premios de la Academia, es una estupenda historia sobre periodismo de investigación. Con gran sobriedad, el filme narra la investigación de un equipo del diario “The Boston Globe” para sacar a la luz pública, tanto los abusos sexuales perpetrados por sacerdotes católicos de Boston como su encubrimiento.



2. La reacción de la Santa Sede. Al día siguiente de la premiación, el diario oficial del Vaticano, publicó una nota muy positiva: “Spotlight, que ha ganado el Óscar, tiene una trama interesante. Y no es una película anti católica (…) porque es capaz de dar voz al desánimo y el dolor profundo de los fieles ante el descubrimiento de estas terribles realidades.” (L'Osservatore Romano, 29 feb. 2016)

[Se pueden leer aquí las declaraciones favorables del actual cardenal de Boston y varios obispos más; también las del vocero de la Santa Sede, p. Federico Lombarid, aquí]



3. Matices importantes a “Spotlight”. Actualmente nadie en la Iglesia le quita méritos a la denuncia realizada por el “The Boston Globe”, ni tampoco a la película. Sin embargo, por honor a la verdad, hay que comentar también lo que la Iglesia ha realizado contra la pederastia desde aquel escándalo en Boston.

Como es lógico, una película no puede contar todos los detalles, pero sí es importante destacar el gran papel de Joseph Ratzinger, como lo hizo el Papa Francisco, en el vuelo de regreso a Roma desde México.

Ahí el Santo Padre rindió un homenaje “al hombre que luchó en momentos que no tenía fuerza para imponerse hasta que logró imponerse: Ratzinger. El Cardenal Ratzinger, sí, un aplauso para él. Es un hombre que tuvo toda la documentación. Siendo Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, tuvo todo en sus manos. Hizo las investigaciones y llegó, y llegó, y llegó… y no pudo ir más allá en la ejecución.” (Vatican.va, 17 feb. 2016)

Y con sencillez, “L’Osservatore Romano” reconoce que “las dificultades que encontró Ratzinger no hacen más que confirmar la tesis de la película, es decir, que muchas veces la Institución eclesiástica no ha sabido reaccionar con la necesaria determinación ante estos crímenes.” (29 feb. 2016)



4. ¿Qué solución ha ofrecido la Iglesia? Al final de la película se muestra un mapa de las diócesis con situaciones de pederastia y son muchas. Eso pudiera la impresión de que la Iglesia no ha hecho nada para terminar con el problema.

Sin embargo, como se puede ver en el documental “Manzanas podridas”, la Iglesia –con Joseph Ratzinger primero como cardenal y luego como Papa–, ha realizado un largo camino de investigación, juicios y nuevas reglamentaciones para proteger a las víctimas y para condenar a los culpables. Lo más importante es el cambio de enfoque. Antes de esta crisis, el acento se ponía en la imagen de la Iglesia, no en la víctimas. Ahora, las víctimas y sus familias son lo primero.



La Iglesia no podrá superar esta dura crisis, si antes no experimenta la vergüenza que la lleve a la purificación. Junto con las víctimas y sus familia –aunque nunca podremos hacernos cargo de cuánto han sufrido–, también los fieles de la Iglesia católica queremos denuncias, limpieza y purificación, porque deseamos que la Iglesia recupere la credibilidad que le permita anunciar el Evangelio, porque necesitamos que cada parroquia sea el lugar de acogida fraterna más seguro del mundo.


sábado, 27 de febrero de 2016

El Papa y el Patriarca, desafío a la historia


Año 12, número 564
Luis-Fernando Valdés

Aunque pasó un poco desapercibido, por la impresionante acogida que recibió el Papa en México unas horas después, el encuentro entre Francisco y el Patriarca Kirill de Moscú merece un comentario, porque se trata de un acontecimiento religioso histórico, que puede además servir de pauta para la reconciliación social.

Histórico encuentro entre el Patriaca de Moscú, Kirill,
y el Obispo de Roma, Francisco, en Cuba.
(Foto: AP en www.bbc.com)

1. Historia de la separación. En 1054, se dio la separación oficial entre Roma y Constantinopla, mediante la mutua excomunión (o sea, la terminación de la comunión, de la unión común).
Como en 954 había comenzado la evangelización de Rusia por parte del patriarcado de Constantinopla, cuando un siglo después se produjo el cisma, Rusia se separó de Roma y quedó sólo en comunión con los ortodoxos griegos.
Los motivos de la reptura fueron tanto de orden cultural como teológicos. Por una parte, los católicos son de tradición latina y los ortodoxos de lengua griega. En el s. XI, Bizancio (hoy Turquía) era un Imperio, mientras que Roma dependía de los reyes francos y germanos.
Estas diferencias culturales dieron lugar a diferencias en la doctrina, como el primado del Papa, pues mientras que para los católicos el Obispo de Roma tiene jurisdicción sobre el resto los obispos, los ortodoxos consideran que el Papa es un obispo más, cuya primacía sería sólo honorífica, un “primus inter pares” (‘primero entre iguales’).

2. Los intentos de unidad. Después del Concilio Vaticano II (1962), el Papa Pablo VI y el Patriarca Ecuménico Atenágoras I, en una declaración conjunta, cancelaron las aquellas excomunión mutuas (7 dic. 1965). 
En 2013, Bartolomé asistió a la toma de posesión de Francisco como obispo de Roma. Por primera vez en la historia, un Patriarca de Constantinopla acudía a un acto de esta naturaleza.

3. El encuentro. El periodista de la BBC, Daniel García Marco, fue muy acertado al comentar que “pocas veces el calificativo ‘histórico’ estuvo tan justificado” (bb.com, 11 feb. 2016). Así, la Isla de Cuba, territorio alejado de Europa y de gobierno laico, se convirtió en el lugar de encuentro entre Roma y Moscú (12 feb. 2016).
 El Papa Francisco iba de camino a México y el Patriarca Kirill comenzaba una visita a comunidades ortodoxas en América Latina. Durante el encuentro de dos horas a puerta cerrada, en el aeropuerto de La Habana, Francisco llamó “hermano” al Patriarca.  Al final, ambos líderes religiosos firmaron un importante acuerdo.

4. ¿Qué nos une ahora? El documento oficial marca una pauta muy novedosa para el diálogo ecuménico. Primero reconoce que sí hubo unidad durante los primeros mil años, luego reconoce los conflictos que dieron lugar a la separación (n. 5), pero después plantea mirar hacia delante: para “superar las diferencias históricas”, ambas Iglesias buscarán una “respuesta común” a los desafíos que el cristianismo enfrenta en este cambio de época (n. 7).
El reto principal –aunque no el único– que abordarán juntos católicos y ortodoxos será la persecución de cristianos en Medio Oriente, por parte de los yihadistas (nn. 8-12). Ambas confesiones orarán “por el regreso de los refugiados a sus casas, por la curación de los heridos y el descanso eterno del alma de las víctimas inocentes” (n. 11).

La reconciliación entre Roma y Moscú nos muestra que las religiones han aprendido a dialogar, y que este diálogo va más allá de las cuestiones teológicas, porque el punto de encuentro es la promoción del hombre, de la paz y de la solidaridad con los que sufren. Ojalá que este modelo sea tomado en cuenta para resolver también conflictos sociales y políticos.

sábado, 20 de febrero de 2016

México, una nueva época entre Iglesia y Estado


Año 12, número 563
Luis-Fernando Valdés

Presenciamos una escena muy contrastante para la historia del México de la Reforma (1857-1910) y post-revolucionario (1917-2000): el Papa Francisco fue recibido por el Presidente del País, primero con música y danzas regionales, y después en un acto oficial en el Palacio Nacional. ¿Qué es lo que ha cambiado este viaje apostólico en la relación entre la Iglesia y el Estado mexicano?

El Presidente de México, Enrique Peña Nieto,
recibió al Papa Francisco en Palacio Nacional.
(Foto: www.noticierosdemexico.com.mx)

 
1. Una historia de separación. Con las Leyes de Reforma (1859), promulgadas durante la presidencia de Benito Juárez, inició la separación de la Iglesia de la vida pública, y tuvo su punto álgido en la nacionalización de los bienes eclesiásticos y la exclaustración de monjas y frailes.
Después con la nueva Constitución de 1917, desapareció la personalidad jurídica de la Iglesia, lo cual llevó más adelante a la llamada Guerra Cristera (1926-1929), que fue una dura persecución religiosa, denunciada por Pío XI (Enc. Iniquis afflictisque, 1926).

2. El reconocimiento de las asociaciones religiosas. Después esta historia tomó un giro diferente, porque hubo una convivencia “de facto”, en la que las instituciones religiosas no estuvieron reconocidas “de iure”, pero pudieron operar con cierta normalidad.
Fue una época de simulación por parte de ambas instancias. Cuando Juan Pablo II viajó a México, no hubo recepción oficial; y en 1990 fue recibido con gran respeto por el Presidente Salinas, aunque de modo no oficial.
En 1992, la Constitución mexicana fue reformada en la cuestión religiosa. Y surgió así un nuevo paradigma que reconocía el “derecho humano” de cada ciudadano a tener una religión y el derecho a que existieran asociaciones religiosas de cualquier confesión. Este enfoque superó la dialéctica entre el Estado y la Iglesia.

3. Una nueva relación. Los siguientes tres viajes apostólicos de san Juan Pablo II fueron visitas de Estado (1993, 1999 y 2002), y lo mismo el de Benedicto XVI (2012). En estas visitas quedó claro que los pontífices no venían a México con pretensiones políticas, sino a dar aliento y esperanza a los ciudadanos.
Ahora el viaje del Papa Francisco se realizó en un marco social marcado por problemas sociales (violencia, secuestros, narcotráfico, migrantes, desempleo), desintegración familiar, pobreza y marginación de minorías (como los indígenas).
El Papa fue recibido con alegría y con honores, como Jefe del Estado Vaticano y, a la vez, como “Mensajero de misericordia y paz”. Es decir, fue reconocido por todos que el País necesitaba de un líder moral que viniera a sacudir las conciencias y a exhortar a la solidaridad con lo más necesitados.

4. El punto de convergencia. La fórmula de Francisco fue una cercanía llena de gestos (saludar a millones de personas que le hacía valla en los trayectos, acariciar enfermos y hablar con sencillez), pronunciar mensajes religiosos (varios muy guadalupanos), hacer denuncias claras (tomando como base la Sagrada Escritura y aplicándola a las situaciones sociales y económicas actuales) y exhortar a la reconciliación y a la solidaridad con el próximo.
Así Francisco mostró que la problemática social es el punto donde la Iglesia y el Estado convergen, para prestar ayuda a una sociedad convulsionada y necesitada de soluciones. Cada institución en su lugar, pero ambas al servicio de las personas.

Seguramente hemos presenciado el final de una visión dialéctica entre gobernantes y eclesiásticos, y hemos sido testigos de una nueva época de colaboración entre Iglesia y Estado, que ahora convergen no en una lucha de poder, sino en las “periferias” sociales y existenciales.

viernes, 12 de febrero de 2016

¿A qué viene el Papa a México?

Año 12, número 662
Luis-Fernando Valdés

Dos preguntas sobre el viaje del Papa a México: ¿Qué espera el Papa obtener de este país? ¿Qué esperan los mexicanos que el Pontífice le aporte a esta nación? En ambas respuesta radica la clave para entender el viaje apostólico de Francisco.

El Papa Francisco durante el vuelo hacia México,
se puso un sombrero de charro.
1. Los mexicanos le preguntan al Papa. En un interesante ejercicio periodístico, el corresponsal de Notimex, Andrés Beltramo, pidió a un nutrido grupo de mexicanos que grabaran sus propias preguntas para el Obispo de Roma.
Y luego el periodista se las proyectó al Santo Padre y Francisco grabó en video sus respuestas. Este video y su transcripción representan un gran documento sobre los que el Pontífice y los mexicanos esperan de esta visita y, en cierto modo, son como la “clave de lectura” de este acontecimiento.

2. Un cambio de perspectiva. Jorge Armando, de la Ciudad de México, le formula una pregunta que refleja la expectativa de paz y esperanza que los mexicanos tienen de esta visita apostólica: “Su, Santidad, ¿a qué viene a México, qué nos viene a traer a México?”
Pero el Papa Francisco sorprende con su respuesta, porque no ofrece una respuesta directa, sino que anuncia que es él quien llega para aprender. “Yo te quisiera decir –contestó el Pontífice– que lo que más me mueve a mí es: ¿qué voy a buscar a México? Yo voy a México no como un Rey Mago cargado de cosas para llevar, mensajes, ideas, soluciones a problemas… Yo voy a México como un peregrino, voy a buscar en el pueblo mexicano, que me den algo… Voy a buscar la riqueza de fe que tienen ustedes, voy a buscar contagiarme de esa riqueza de fe.”
Este cambio de perspectiva da el tono del viaje: el Santo Padre no viene a imponer soluciones desde arriba, sino que viene a convivir con la gente, viene a aprender, y desde ese diálogo dará las respuestas a la problemática religiosa y social de México.

3. La paz, buscada desde la fe religiosa. Juan Valderrama, del Estado de Chihuahua, dice con sencillez lo que espera del Papa: “Que nos ayude aquí a bendecir a Juárez, porque está muy peligroso aquí todo Juárez. Que nos dé paz aquí en Juárez”.
El Santo Padre con su acostumbrada claridad responde que México que está viviendo su “su pedacito de ‘guerra’, su pedacito de sufrimiento, de violencia, de tráfico organizado”, y añade que viene “para rezar con ustedes, para que los problemas de violencia, de corrupción y todo lo que ustedes saben que está sucediendo, se solucione”.
Francisco explica que “la paz es algo que hay que trabajarla todos los días… ¡la paz hay que pelearla todos los días!, hay que combatir todos los días por la paz, no por la guerra”. Y dio un consejo para conseguirla: el diálogo.
“La paz nace de la ternura, la paz nace de la comprensión, la paz nace o se hace en el diálogo, no en la ruptura, y ésta es la palabra clave, el dialogo: diálogo entre los dirigentes, diálogo con el pueblo y diálogo entre todo el pueblo”, dijo.

Francisco viene a ser un “mensajero de paz y misericordia”, que aprende de la fe de los mexicanos y que habla de esperanza religiosa. Por eso, esta visita marca un parteaguas en la relación entre la religión y la sociedad mexicana, que puede ser un estupendo cambio de paradigma a nivel global para las relaciones entre la Iglesia y los Estados laicos.
El punto de divergencia, que era la intervención de la Iglesia en los problemas sociales (como la paz, migrantes, pobreza, etc.), es ahora el lugar de convergencia, porque va quedando claro que la Iglesia no busca ser una alternativa política, sino una  fuente de aliento y esperanza para los ciudadanos.

lunes, 8 de febrero de 2016

El Papa en las “periferias” de México

Año 12, número 661
Luis-Fernando Valdés

Francisco visitará México y tienen una agenda que lo llevará a los lugares más representativos de algunos serios problemas humanos. Al visitar esas periferias urbanas y existenciales, ¿qué tipo de un mensaje proclamará el Papa: religioso o político?

Papa Francisco visitará las
"periferias existenciales de México".
(Foto: notimerica.com)
1. Un nuevo concepto pastoral. Una de las novedades del pontificado del Papa Francisco fue su frase de invitar a los católicos a atender las “periferias existenciales”. Sin duda, este concepto surge de un fenómeno social, que son las llamadas “villas miseria” ubicadas en las periferias de Buenos Aires.
En esas periferias sociales hay continuos problemas urbanos: falta de agua, explotación laboral, tráfico de personas, etc. Pero de ahí, ya desde su época de cardenal, Francisco nos hizo ver que hay también otras “periferias”, con una problemática grande: las de la existencia humana.
De esta manera, de la realidad vital de las periferias, el Santo Padre acuñó un nuevo concepto pastoral: el de “periferias existenciales”, pero no con un afán académico o meramente indicativo, sino para denunciar un problema profundo y de inmediato buscar su solución.

2. El programa de su pontificado. En vísperas del Cónclave que lo eligió, en una intervención ante el resto del colegio cardenalicio (durante las llamadas “congregaciones generales”), el entonces cardenal bonaerense, expuso cuál era su visión de la misión del nuevo Papa (sin saber que él sería el elegido).
En su breve discurso el card. Bergoglio afirmó: “La Iglesia está llamada a salir de sí misma e ir hacia las periferias, no solo las geográficas, sino también las periferias existenciales: las del misterio del pecado, las del dolor, las de la injusticia, las de la ignorancia y prescindencia religiosa, las del pensamiento, las de toda miseria.”
Y añadió: “Pensando en el próximo Papa: un hombre que, desde la contemplación de Jesucristo y desde la adoración a Jesucristo ayude a la Iglesia a salir de sí hacia las periferias existenciales, que la ayude a ser la madre fecunda que vive de ‘la dulce y confortadora alegría de la evangelizar’.”

3. Las repercusiones sociales de una visita pastoral. Con estos antecedentes, es más claro entender que el Pontífice no viaja a México para hablar de política, sino para llevar el Evangelio tanto a los que viven en las periferias sociales, como a los que sufren interiormente el drama de las “periferias existenciales”.
Además, así lo hizo ver Francisco en una entrevista especial del corresponsal de Notimex en Roma, Andrés Beltramo, a quien le confió: “Yo voy a México no como un rey mago cargado de cosas para llevar mensajes, ideas, soluciones a problemas, no sé, pensemos todas las cosas, yo voy a México como un peregrino. (…) Voy a buscar la riqueza de fe que tienen ustedes.”
Y añadió qué él no quería “tapar nada”, o sea, no negar nada del “México de la violencia, el México de la corrupción, el México del tráfico de drogas, el México de los cárteles”, sino que vendrá a “exhortarlos a la lucha de todos los días contra la corrupción, contra el tráfico, contra la guerra, contra la desunión, contra el crimen organizado, contra la trata de personas”.

El Santo Padre visitará las periferias existenciales de México, como la de los indígenas en Chiapas; la de la violencia y el narcotráfico, en Morelia; la de los migrantes en Ciudad Juárez (en la línea fronteriza con El Paso, Texas). Sin duda, este viaje representará un gesto de solidaridad con los que sufren estos duros problemas, pero también será para los demás una sacudida a la indiferencia y una llamada a la acción.