Año, número 485
Luis-Fernando Valdés
Fue estremecedora
la ejecución filmada del periodista James Foley a manos de extremistas
islámicos. Los terroristas no sólo quitaron la vida a Foley; además, sembraron
una duda mortal en la sociedad: ¿son las religiones un peligro para la
convivencia?
James Foley (1974-2014) descanse en paz. |
El hecho es duro.
El grupo yihadista “Estado islámico” (EIIL) difundió un video el pasado 20 de
agosto en el que se muestra la decapitación del reportero estadounidense. Según
los captores, fue en represalia contra los recientes bombardeos de EUA a
posiciones de los extremistas islámicos. Esto se suma a los centenares de ejecuciones
de cristianos que el EIIL está realizando en el norte de Irak.
Las condenas
internacionales fueron unánimes. Al día siguiente, el Presidente Obama declaró
que “ninguna religión enseña a masacrar inocentes, y ningún Dios justo
defendería lo que hicieron ayer”.
Por su parte, el
Consejo de Seguridad de la ONU condenó este homicidio y señaló que el EIIL
“debe ser derrotado y que la intolerancia, la violencia y el odio que impulsa a
ese grupo debe ser erradicada”. (eluniversal.com,
22 agosto 2014)
Esta actitud de
matar a nombre de Dios, parecería confirmar la aseveración de que las
religiones son un peligro para la sociedad, porque pondrían las verdades de fe
por encima del respeto a la libertad y a la vida de los que no piensa como
ellos. ¿Es verdad esto?
En realidad no. La
abrumadora mayor parte de los creyentes tiene una actitud tolerante hacia los
fieles de otras creencias, y la fe que profesan los hace solidarios. Veamos dos
muestras.
1) La actitud
cristiana de la familia Foley. James Foley, de 40 años, pertenecía a una familia
católica y estudió en la “Marquette University” de los jesuitas en el estado de
Wisconsin. El jesuita James Martin siempre estuvo en contacto durante estos
años y da testimonio que el periodista se apoyaba en el rezo del Rosario cuando
estuvo prisionero en Libia antes de ser secuestrado en Siria en 2012. (News.ca,
22 agosto 2104)
El mensaje de su
madre, Diane, refleja su fe y muestra la actitud que contrasta con el
radicalismo religioso del EILL: “Nunca hemos estado más orgullosos de nuestro
hijo Jim. Dio su vida intentando mostrar al mundo el sufrimiento del pueblo
sirio. Imploramos a los secuestradores que perdonen la vida del resto de
rehenes.” (Religión
digital, 21 agosto 2014)
Por su parte, el
Papa Francisco llamó por teléfono a la familia “quedó fuertemente impresionado
por la gran fe de la mujer”, según declaración de Ciro Benedettini, subdirector
de la Oficina de Prensa del Vaticano. (News.va
[ed. Portuguesa], 22 agosto 2014)
2) La reacción de
los otros musulmanes también muestra que muchos creyentes en el Islam no
comparten la interpretación radical de la llamada “guerra santa” (‘yihad’) dirigida
contra de los que no creen en esta religión.
Por ejemplo, el presidente
de la Unión de Comunidades Islámicas de España (UCIDE), Riay Tatary, expresó su
rechazo por esta ejecución de Foley: “No podemos asociar el Islam con el
terrorismo y el radicalismo, porque son personas que no nos representan”.
Tartary además
afirmó que este tipo de acciones radicales también afectan a la religión
islámica: “La mayoría de los musulmanes no comparten estos hechos ni esta
radicalización y prácticamente es un secuestro del Islam”. (Religión
Digital, 22 agosto 2014)
Las religiones no son
un peligro para la sociedad; al contario, como vemos en el caso de la Familia
Foley, son fuente de inspiración y de perdón. Tampoco es verdad que todos los
musulmanes crean en la violencia. Ojalá que el terrorismo del ISLL nos haga
descubrir –por contraste– la bondad de las religiones vividas con auténtica fe
y verdadero amor.
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