Año 10, número 484
Luis-Fernando Valdés
La presencia del
cristianismo en Asia apenas llega al 3 por ciento. Sin embargo, el Papa
Francisco empieza una serie de visitas a las “periferias” de la Iglesia, ahora
en Corea y enero próximo Filipinas y Sri Lanka. ¿Qué podrá conseguir el Santo
Padre?
El Papa fue recibido por la Presidenta Park Geun-hye. |
El Pontífice
realizó su tercer viaje pastoral internacional a Corea del Sur, que es un país
donde los católicos son una minoría (apenas el 10 por ciento), pero representan
un grupo muy activo, pues la conversiones de adultos al catolicismo se estiman
en unas 100 mil personas al año.
El evento central
del viaje apostólico consistió en la beatificación de Paul Yun Ji-Chung y sus 123 compañeros mártires constituyen
la primera generación de católicos coreanos. Paul fue martirizado con su primo
por haber violado los rituales confucianos al organizar funerales católicos
para su madre.
En ese grupo de mártires
ejecutados a partir de fines del siglo XVIII, todos son fieles laicos, a
excepción de un solo sacerdote, James Ju Mun-mo, de origen chino, que fue el
primer clérigo que pisó la península coreana y el primero en celebrar la Misa
en esa tierra. El Padre Ju Mun-ra era conocido por su celo pastoral y, a seis
años de su llegada, los católicos en Corea sumaban unos 10 mil. (A. Tornielli, Vatican
Insider, 18 agosto 2014)
Ante un millón de
asistentes a la Misa de Beatificación, efectuada frente al palacio Gyeongbokgung de la dinastía Joseon, en Seúl, el
Papa Francisco destacó “la importancia, la dignidad y la belleza de la vocación
de los laicos”.
El Santo Padre recordó que “en
nuestros días, muchas veces vemos cómo el mundo cuestiona nuestra fe, y de
múltiples maneras se nos pide entrar en componendas con la fe, diluir las
exigencias radicales del Evangelio y acomodarnos al espíritu de nuestro tiempo.
Sin embargo, los mártires nos invitan a poner a Cristo por encima de todo”. (News.va, 16 agosto 2014)
Además, el Papa
Francisco se reunió con los jóvenes, con quienes improvisó un hermoso diálogo
en inglés (a pesar de que el Papa no domina esta lengua) y luego en italiano.
Los invitó a rezar por la unidad de las dos Coreas: “Piensen en los hermanos del norte, ellos hablan la misma
lengua, cuando se habla la misma lengua en familia, siempre existe esperanza
humana”.
Y también a invitó
a los seis mil jóvenes reunidos a acoger y seguir a Cristo. Y los previno del
secularismo: “Parece como si Dios hubiera sido eliminado de este mundo. Es como
si un desierto espiritual se estuviera propagando por todas partes. Afecta a
los jóvenes, robándoles la esperanza e incluso la vida. No obstante, éste es el
mundo al que ustedes están llamados a ir y dar testimonio del evangelio de la
esperanza, el evangelio de Jesucristo”.
(A.
Beltramo, Vatican Insider, 15 agosto 2014)
En este viaje, el
Santo Padre siguió mostrando sus gestos habituales. Por ejemplo, viajó en un
coche normal de la marca coreana Kya; en otro momento, fuera del programa, fue
a visitar de sorpresa a los jesuitas que viven en ese país. (News.va,
15 agosto 2014)
El Papa concluirá este
viaje a Corea (que los obispos definen como «la última víctima de la Guerra
fría) con una Misa por la paz y la reconciliación, buscan que Corea del Norte
vuelva al diálogo con Corea del Sur. Así el Papa visita a otro “muro” que
separa dos naciones hermanas.
Retomando la
pregunta inicial, el Santo Padre ha conseguido bastante, no sólo por reunir a
tantas personas. Aunque los resultados no serán a corto plazo, el Papa
Francisco logró consolidar la vitalidad de la Iglesia coreana y, como heraldo
de la paz, ha puesto una semilla para la reconciliación de las Coreas.
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