Año 10, número 482
Luis-Fernando Valdés
El Papa Francisco viajó
a Caserta (Italia) para visitar a un líder de los cristianos pentecostales. El Pontífice
católico fue recibido con ovaciones y rezó con los evangélicos. ¿Qué pretende
el Santo Padre?
Papa Francisco y Giovanni Treattino |
Como acostumbra el
Papa, esta visita estuvo llena de significados, como la amistad con fieles de
otra confesión, unos pasos hacia la unidad y la reconciliación entre católicos
y evangélicos.
1) Treattino, junto con unas 200 personas, la mayoría pentecostales provenientes de Italia, de los Estados Unidos, Argentina y otros países, recibió con afecto al Papa, con estas palabras:
“Querido Papa
Francisco, amado hermano mío, es grande nuestra alegría por esta visita: un
grande don inesperado, impensable hasta hace poco tiempo atrás. … ¡Te queremos
mucho! Y debes saber una cosa: entre nosotros evangélicos, también hay mucho
afecto hacia tu persona y muchos de nosotros cada día también rezamos por ti.
Por lo demás, es tan fácil quererte. Muchos de nosotros creemos que tu elección
como Obispo de Roma ha sido obra del Espíritu Santo”.
2) Luego el Santo Padre pronunció unas palabras, que sonarán audaces para los que no estén familiarizados con el ecumenismo. Primero habló de la diversidad que no quiere decir división y recordó que “el Espíritu Santo hace la diversidad en la Iglesia y esta diversidad es tan rica, tan bella; y es el mismo Espíritu Santo quien hace la unidad. Y así la Iglesia es una en la diversidad. Y para usar una palabra hermosa de un evangélico, que yo amo tanto: una diversidad reconciliada por el Espíritu Santo”.
El Papa explicó
que el ecumenismo es buscar que “esta diversidad sea armonizada por el Espíritu
Santo y se haga unidad”. Y añadió: “Alguno estará sorprendido: ¡El Papa ha ido
donde los evangélicos! ¡Ha ido a encontrar a los hermanos! Les agradezco mucho,
les pido de rezar por mí, lo necesito. ¡Gracias!”. (Radio
Vaticana, 28 julio 2014)
3) Durante la visita, Francisco pidió disculpas por la persecución que sufrieron los pentecostales bajo el régimen fascista de Italia en los años 1920 y 1930, con estas palabras: “Entre aquellos que han perseguido y denunciado a los pentecostales, casi como si fueran locos que arruinan la raza, había también católicos: Yo soy el pastor de los católicos y les pido perdón por todos aquellos hermanos y hermanas católicas que no han entendido y han sido tentados por el diablo”. (Aleteia.org, 28 julio 2014; Noticia cristiana, 31 julio 2014)
La respuesta a
estos gestos del Papa Francisco fue inmediata y maravillosa. El secretario
general de la Alianza Evangélica Mundial, Geoff Tunnicliffe, que reúne a unos
600 millones de fieles protestantes afirmó que los fieles evangélicos también deben
pedir perdón a los católicos.
Tunnicliffe declaró:
“Reconozco que en la historia han habido situaciones en las que los
protestantes evangélicos han discriminado a los cristianos católicos, y estoy
muy apenado por este tipo de acciones, porque si bien podemos estar en
desacuerdo teológico, esto nunca debería conducir a la discriminación o a la
persecución. Todos tenemos que reconocer nuestras faltas y pedir perdón unos a
otros, y creo que el Papa Francisco dio un gran ejemplo”. (Aciprensa,
31 julio 2014)
Quizá lo que el Pontífice pretendía era un gesto más en el camino hacia la unidad de los cristianos, pero el Espíritu Santo convirtió ese ‘gesto’ en un sólido ‘paso’: una recíproca petición de perdón.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Compártenos tu opinión