Año 9, número 451
Luis-Fernando Valdés
Termina un año en
el que las noticias religiosas estuvieron muy presentes en los medios. La
Iglesia estuvo en primera plana, pero ahora con un enfoque muy favorable. ¿Fue
sólo el “efecto Francisco”, o hay algo más?
El 2013 inició con
una noticia totalmente inusitada. Benedicto XVI anunció su renuncia el 11 de
febrero, durante el tradicional Consistorio de Cardenales. El 28 de febrero, el
Papa Ratzinger hizo efectiva su dimisión y se fue a vivir a Castelgandolfo.
Fueron
inolvidables las continuas manifestaciones de apoyo de la gente. Los medios
transmitieron las últimas apariciones públicas del Pontífice, eventos en los
que los fieles llenaron siempre la plaza de San Pedro.
Durante el tiempo
de Sede vacante, los periodista también cubrieron las reuniones de Cardenales
previas al Cónclave, y no faltaron los análisis sobre las posibles causas de la
renuncia de Benedicto XVI, haciendo más hincapié en las posibles intrigas
vaticanas que en la mala salud del Papa.
El 13 de marzo, al
segundo día del Cónclave, salió la “fumata” blanca. Desde el balcón de la
basílica de San Pedro se escuchó el “Habemus Papam!” E inmediatamente vino la
noticia más increíble del año: fue elegido el primer Papa latinoamericano, el
primer Papa jesuita, el primero en llamarse Francisco.
El “efecto
Francisco” fue instantáneo: la cercanía que manifestó el nuevo Pontífice hacia
Benedicto XVI, sus gestos de austeridad, lavar los pies a unos jóvenes
reclusos, saludar con detenimiento a los peregrinos en la Plaza de San Pedro
fueron hechos que rápidamente se ganaron el afecto de la opinión pública.
Desde entonces,
todos los gestos y declaraciones del Papa Bergoglio han sido bien recibidos por
los medios. Y así ocurrió un fenómeno interesante: Francisco ha seguido la
misma línea que Benedicto en lo referente a la reforma del Banco Vaticano y a
la disciplina sobre los clérigos pedófilos… pero sólo el Papa argentino ha sido
alabado por los periodistas, mientras que los medidas que tomó el Pontífice
alemán tuvieron poca resonancia mediática.
Otra novedad del
nuevo Papa han sido las frecuentes entrevistas que ha concedido a los
periodistas: al director del diario laico “La Repubblica” de Italia, a la
revista católica de los jesuitas “La Civiltà Cattolica”, la conferencia de
prensa en el vuelo a Brasil, y la entrevista al vaticanista Andrea Tornielli
antes de la Navidad.
En todas ellas, se
manifestó espontáneo y muy comprensivo con los divorciados y con los
homosexuales. El eco en los medios fue muy grande. No faltaron quienes
anunciaron un cambio en la doctrina católica. Pero en la Exhortación “Evangelii
Gaudium” (24 noviembre), Francisco dejó muy claro que su postura sobre esos
temas idéntica a la de todos los Papas.
El viaje de
Francisco a Río de Janeiro para la Jornada Mundial de la Juventud en Río de
Janeiro, a finales de julio, fue la apoteosis del nuevo Papa. En el último
evento, Bergoglio reunió a más de tres millones de jóvenes. Además el Pontífice
tiene ya 11 millones de seguidores en Twitter.
Por todo esto, el
Santo Padre fue nombre “hombre del año” por la revista “Time” (EUA), “Le Monde”
(Francia), la revista gay “Advocate” (EUA) y la edición italiana de “Vanity
Fair”.
El estilo abierto
del Papa Francisco le ha dado una bocanada de oxígeno a los fieles católicos,
pues el Pontífice explica la fe de una manera cercana a la gente. Y ahí
encontramos la causa profunda de este fenómeno de medios: la gente de hoy está
necesitada de esperanza, y la ha encontrado en este Papa, que con sus gestos
les ha hecho presente a Cristo, al Dios-hombre lleno de comprensión y
misericordia.
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