Año 9, número 449
Luis-Fernando Valdés
Aún no cumple ni
un año como Papa, y Francisco ya fue nominado el “hombre del año” por la
revista “Time”. ¿Por qué fue elegido Jorge Bergoglio? La respuesta de la
Editora pone de manifiesto la nueva percepción de la Iglesia en los medios.
Portada por Jason Seiler. |
Desde 1927, la
revista estadounidense “Time” edita un suplemento anual que destaca la vida y
obra de un hombre, mujer, pareja, grupo, idea, lugar o máquina que “para bien o
para mal... más hayan hecho para influir en los eventos del año”. [Nota]
Por tercera vez,
el semanario eligió a un Romano Pontífice. Primero a Juan XXIII (nominado en
1962) y luego a Juan Pablo II (en 1994). Este año, Papa Francisco fue
galardonado “por haber trasladado el pontificado del palacio a las calles,
comprometer a la mayor religión del mundo a enfrentar sus necesidades más
profundas y equilibrar el juicio con la misericordia”.
Las razones
aducidas por la Editora de Time, Nancy Gibbs, destacan que Francisco no es un
revolucionario ni un conservador, sino que “centrado en la compasión, el líder
de la Iglesia Católica se ha convertido en una nueva voz de la conciencia”.
Gibbs explica que
el Papa “en menos de un año, ha hecho algo extraordinario: no ha cambiado las
palabras, sino la música”. Por ejemplo, “Francisco ratifica las enseñanzas
tradicionales sobre la sexualidad y a la vez advierte que distraen a la
Iglesia”, pues el Papa busca que los católicos se enfoquen más en Jesucristo y
su Misericordia.
La periodista
destaca que los gestos de cercanía a la gente “no hacen de él un liberal”,
porque el Santo Padre afirma que no están a debate la ordenación de mujeres, el
aborto o la definición del matrimonio. Y, a la vez, Francisco denuncia con
firmeza la pobreza causada por el capitalismo.
Esta voz
proveniente de un medio comunicación no confesional resulta muy importante,
porque presenta una interpretación de la actuación del Papa muy pegada en la
reacción de la gente, que supera los enfoques de “conservador” o “liberal”
usados por los sociólogos de la religión.
En efecto, Nancy
Gibbs explica que “hoy, liberales y conservadores enfrentan por igual una
elección cuando escuchan a una nueva voz de la conciencia: qué es más
importante, ¿que este líder carismático dice cosas que ellos creen que es
necesario decir o que también dice otras que preferirían no escuchar?” [N.
Gibbs, “El
Elegido”]
Es decir, el Santo
Padre sigue una ruta distinta que ni los conservadores ni los liberales
alcanzan a comprender: los continuos gestos de austeridad personal, revelar las
finanzas vaticanas, llamar por teléfono a desconocidos en apuros, todo esto “está
haciendo más que convertirse en un ejemplo de compasión y transparencia”.
La Editora Gibbs
destaca que “este enfoque en la compasión … ha hecho de Francisco una especie
de estrella de rock”: juntó a 3 millones de personas en Río de Janeiro, llegan
multitudes a la Plaza de San Pedro, “Francesco” es el nombre masculino más
popular entre los bebés en Italia.
Y esta
popularidad, según el Time, ha tenido un “efecto Francisco” en los católicos no
practicantes que han regresado a misa y han vuelto a confesarse. “Pero la
fascinación con Francisco, incluso más allá del círculo católico, le brinda una
oportunidad que nunca tuvo su antecesor, Benedicto XVI: magnificar el mensaje
de la Iglesia y su poder para hacer el bien”.
Esta nominación supera
las etiquetas de liberal o conservador. Francisco no ha cambiado la fe, sino
que la acercado a todas las personas. La clave de lectura de su pontificado es
la unión de verdad y misericordia, como lo hizo Jesucristo.
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