domingo, 24 de junio de 2012

Benedicto, sin filtros mediáticos


Año 8, número 373
Luis-Fernando Valdés

Foto de la Audiencia General del 20 de junio.
Hoy escribo desde Roma. Tuve la oportunidad de observar por mí mismo cómo es la percepción que la gente tiene del Papa en otros lugares del mundo. Pude ver a Benedicto XVI “en directo”, sin los filtros que –en ocasiones– ponen algunos corresponsales de prensa.



Mi primera impresión: ríos de gente. El reciente recuerdo de las calles de León y de Guanajuato, inundadas por miles y miles de peregrinos que querían acompañar al Santo Padre, aquí es una experiencia frecuente.

El domingo pasado llegué en tranvía a las inmediaciones del Vaticano, donde convergen varias líneas de autobuses y el metro. Desde ahí, como un río humano, miles de fieles empezamos a dirigirnos hacia la Plaza de San Pedro para escuchar el “Angelus”. A pesar del sol en el zenit, y que era el día más caluroso del año, unas diez mil almas estuvimos esperando al Papa más de una hora, en un ambiente festivo: guitarras, bailes, conversaciones y sonrisas.

Foto tomada con mi celular,
desde la fila de atrás del Aula Pablo Vi:
hasta en los pasillos había gente de pie.
El miércoles, la “Audiencia general” se realizó en el Aula Pablo VI, cuya capacidad para 12 mil personas fue superada notablemente por los peregrinos, que llegamos de México, Estados Unidos, Brasil, España, Portugal, Italia, Francia, Eslovenia, Croacia, Japón, Alemania, Polonia y varios países más. Un porcentaje elevado de los asistentes eran jóvenes de preparatorias de varios países, que hacía su viaje de graduación.

Benedicto XVI caminaba con soltura y sin bastón. Su voz era cálida y acogedora. Leyó su mensaje primero en italiano, y luego en varias lenguas más. Mientras explicaba un pasaje de San Pablo, por momentos dirigía su mirada la gente y movía la mano derecha, para explicar con términos sencillos el mensaje de la Biblia, con un gesto muy propio de un profesor que desea facilitar el conocimiento.

Me impresionaron varios sucesos, pero uno de ellos fue muy llamativo: el Papa alemán fue largamente ovacionado por los peregrinos polacos, que le cantaron varias canciones; y el Pontífices les dirigió un mensaje en su lengua.

Después de las heridas de la Segunda Guerra Mundial (recordemos que Auchwitz fue el campo de concentración alemán construido en territorio polaco, para eliminar a millones de polacos), observar estos gestos es señal de que el Santo Padre tiene un carisma especial.

Me comentó el conocido vaticanista, Diego Contreras, que estas multitudes que acuden a ver al Papa son lo habitual, semana a semana. Este cariño y entrega de la gente al Sucesor de Pedro debería ser el tema de las noticias sobre la Iglesia.

Quizá algunos periodistas se han acostumbrado a que esta entrega de la gente al Papa sea lo ordinario, y entonces consideran que noticia es sólo lo raro y lo poco frecuente, como son las mala conductas de algunos hombres de Iglesia.

Aquí pude apreciar lo mismo que muchos apreciamos durante el viaje pastoral del Papa a México: que los fieles católicos y otras tantas personas no creyentes pero de buena voluntad aprecian a Benedicto XVI y ven en él una figura de autoridad moral, con independencia de los “escándalos” que con cierta frecuencia aquejan a la Iglesia.

Hace falta promover una nueva cultura en torno al Papa, la cual consiste en buscar noticias del Obispo de Roma también por otros medios, que son complementarios a las agencias internacionales de noticias, y que están a nuestra disposición mediante internet. De esta manera podremos tener acceso al Pontífice real, al hombre de Dios, al Pastor que habla a la mente y al corazón, “sin filtros” que sólo buscan el escándalo, incluso donde no lo hay.

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