Año 8, número 373
Luis-Fernando Valdés
Foto de la Audiencia General del 20 de junio. |
Hoy escribo desde
Roma. Tuve la oportunidad de observar por mí mismo cómo es la percepción que la
gente tiene del Papa en otros lugares del mundo. Pude ver a Benedicto XVI “en directo”,
sin los filtros que –en ocasiones– ponen algunos corresponsales de prensa.
Mi primera impresión: ríos de gente. El reciente recuerdo de las calles de León y de Guanajuato, inundadas por miles y miles de peregrinos que querían acompañar al Santo Padre, aquí es una experiencia frecuente.
El domingo pasado
llegué en tranvía a las inmediaciones del Vaticano, donde convergen varias
líneas de autobuses y el metro. Desde ahí, como un río humano, miles de fieles
empezamos a dirigirnos hacia la Plaza de San Pedro para escuchar el “Angelus”.
A pesar del sol en el zenit, y que era el día más caluroso del año, unas diez
mil almas estuvimos esperando al Papa más de una hora, en un ambiente festivo:
guitarras, bailes, conversaciones y sonrisas.
Foto tomada con mi celular, desde la fila de atrás del Aula Pablo Vi: hasta en los pasillos había gente de pie. |
Benedicto XVI
caminaba con soltura y sin bastón. Su voz era cálida y acogedora. Leyó su
mensaje primero en italiano, y luego en varias lenguas más. Mientras explicaba
un pasaje de San Pablo, por momentos dirigía su mirada la gente y movía la mano
derecha, para explicar con términos sencillos el mensaje de la Biblia, con un
gesto muy propio de un profesor que desea facilitar el conocimiento.
Me impresionaron
varios sucesos, pero uno de ellos fue muy llamativo: el Papa alemán fue
largamente ovacionado por los peregrinos polacos, que le cantaron varias
canciones; y el Pontífices les dirigió un mensaje en su lengua.
Después de las
heridas de la Segunda Guerra Mundial (recordemos que Auchwitz fue el campo de
concentración alemán construido en territorio polaco, para eliminar a millones
de polacos), observar estos gestos es señal de que el Santo Padre tiene un
carisma especial.
Me comentó el
conocido vaticanista, Diego
Contreras, que estas multitudes que acuden a ver al Papa son lo habitual,
semana a semana. Este cariño y entrega de la gente al Sucesor de Pedro debería
ser el tema de las noticias sobre la Iglesia.
Quizá algunos
periodistas se han acostumbrado a que esta entrega de la gente al Papa sea lo ordinario,
y entonces consideran que noticia es sólo lo raro y lo poco frecuente, como son
las mala conductas de algunos hombres de Iglesia.
Aquí pude apreciar
lo mismo que muchos apreciamos durante el viaje pastoral del Papa a México: que
los fieles católicos y otras tantas personas no creyentes pero de buena
voluntad aprecian a Benedicto XVI y ven en él una figura de autoridad moral,
con independencia de los “escándalos” que con cierta frecuencia aquejan a la
Iglesia.
Hace falta promover
una nueva cultura en torno al Papa, la cual consiste en buscar noticias del Obispo
de Roma también por otros medios, que son complementarios a las agencias
internacionales de noticias, y que están a nuestra disposición mediante
internet. De esta manera podremos tener acceso al Pontífice real, al hombre de
Dios, al Pastor que habla a la mente y al corazón, “sin filtros” que sólo buscan
el escándalo, incluso donde no lo hay.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Compártenos tu opinión