Año 8, número 369
Luis-Fernando Valdés
Acaba de salir a
la venta en Italia, un libro que contiene documentos reservados de la Santa
Sede (18.V.2012). Un “cuervo” que busca trasparencia en el Vaticano los filtró.
¿Qué revelan estos “Vatileaks”?
Portada del libro que publica los documentos robados en la Curia Vaticana. |
Se trata del libro
del periodista Gianluigi Nuzzi, titulado “Sua Santità. Le carte segrete di
Benedetto XVI” (Su Santidad. Los papeles secretos de Benedicto XVI). Se trata
de un nuevo episodio de los llamados “Vatileaks”, que iniciaron con la publicación
de cartas enviadas al Papa por monseñor Carlo Maria Viganò, en las que se
denunciaba la presunta “corrupción” dentro del Gobernatorado del Estado de la Ciudad
del Vaticano, de la que entonces Viganò era secretario. También en esa ocasión,
los documentos sustraídos habían sido publicados por Nuzzi.
Los documentos
presentados por Nuzzi se refieren las fiestas escandalosas de Silvio
Berlusconi, el testimonio del secretario de Marcial Maciel, el enfado de Angela
Merkel por el levantamiento de la excomunión a un obispo lefebvriano
negacionista, la cuenta corriente del Papa, el “briefing” para un encuentro
hasta ahora secreto con el presidente de Italia, o el alto el fuego de la banda
terrorista ETA. [Romereports.com, 18.V.2012]
De manera que
estas filtraciones no contienen lo que quizá algunos –con cierta morbosidad–
estuvieran esperando: la denuncia de acciones corruptas por parte de los altos
funcionarios vaticanos. El vaticanista Andrea Tornielli presenta un resumen del
libro de Nuzzi, y hace ver que prácticamente ninguno de los temas era nuevo, y
que ya habían sido publicados en varios reportajes. [Sacri Palazzi, 20.V.2012]
No hay temas
nuevos, pero lo que sí es novedoso es la dura reacción del Vaticano, que en una
nota de prensa califica esta filtración como un “acto criminal”, y amenaza con
dar “los pasos oportunos, con el fin de que los autores del robo, de la
recepción y de la divulgación de notas secretas, respondan por sus actos ante
la justicia. Si es necesario, se pedirá para tales fines la colaboración
internacional”. [VIS, 20.V.2012]
En efecto, se
trata de un robo. Las filtraciones (leaks) fueron realizadas por alguien de los
oficiales de alto nivel en la Curia romana. El “cuervo”, llamado “Maria” en el
libro “Sua Santità”, justifica esta sustracción de documentos alegando que
busca “transparencia” en la Santa Sede. Pero, ¿el fin justifica los medios?
El tema ahora se
desplaza del derecho a la información al derecho a la privacidad y a la
propiedad. Estas filtraciones, al igual que las que han sufrido otros gobiernos
con los llamados “wikileaks” son verdaderos atropellos al derecho a la
privacidad, aunque su contenido sea relevante.
Ahora los agraviados
fueron el Papa y sus asistentes. Y así lo enfatiza la citada nota de prensa de
la Santa Sede: “El Santo Padre, así como varios de sus colaboradores y de los
remitentes de los mensajes a él dirigidos, han visto violados sus derechos
personales de reserva y de libertad en la correspondencia”.
El derecho a la
verdad no puede ser la tapadera del crimen de robo de documentos. Dino Boffo,
ex-director del diario italiano L’Avvenire, afirma: “Nosotros periodistas
respondemos al axioma según el cual no hay que callar nunca la verdad”; pero,
ha añadido, esto vale “hasta que se tocan los derechos fundamentales de las
personas, el derecho a la privacidad”. (Vatican Insider, 22.V.2012).
Ésta es la lección
de los “Vatileaks”, la transparencia y el derecho a la información no pueden
atropellar el derecho a la privacidad en los documentos de trabajo.
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