Luis-Fernando Valdés
El sueño de la humanidad de no tener límites parece que vuelve a desmoronarse. Hemos apostado a una programación televisiva libre de limitaciones, pero un estudio científico reciente indica que las series con contenido sexual conllevan el aumento de embarazos precoces. ¿No será que en realidad los límites son parte de la condición humana?
Este gran anhelo del hombre moderno parte de una premisa equivocada: el ser humano siempre se porta bien, en todo lo que hace. Por esa razón, nada de lo que haga el hombre puede ser malo. Y, menos aún, cuando se deja guiar por sus instintos. Esta filosofía ha influido mucho en lo que se refiere al contenido de los programas de tv para los adolescentes. Hay series como “Friends” o “Sex and the city” y una buena cantidad películas que manejan temas eróticos o sexuales en todas sus diversas gamas. En principio, nada se les debía objetar, dado que partimos que no sería necesario poner límites.
Sin embargo, “Pediatrics”, la revista oficial de la Academia Americana de Pediatría, recientemente ha publicado un interesante artículo, en el que muestra que ver programas o películas con cierto contenido sexual como besos apasionados, contacto íntimo, relaciones sexuales implícitas o explícitas, flirteo amoroso, entre otros, aumenta el número de embarazos entre adolescentes en Estados Unidos (pediatrics.aappublications.org).
El resultado del estudio es impresionante: el 90 por ciento de los adolescentes que ven frecuentemente programas con este tipo de contenido tienen doble riesgo de experimentar un embarazo (doble, porque tanto el varón como la mujer están expuestos al mismo contenido televisivo) durante los tres años siguientes. Mientras que el 10 por ciento restante, cuya elección televisiva implicaba menos contenido sexual, reduce a la mitad este riesgo. Concretamente, el 25 por ciento de aquellos que seleccionaban programas con cierto trasfondo sexual vivieron un embarazo, frente al 12 por ciento de quienes veían con menos frecuencia dichos programas.
Es un hecho que el contenido de los programas de tv influye en la conducta de los jóvenes. Y también podemos decir que no todas las conductas son iguales, pues a unas las consideramos buenas y a otras no. Y para afirmar lo anterior, en muchos casos, nos basamos en las consecuencias de esas acciones. Si hay efectos no deseados, ¿no será que hay acciones que no debieron realizarse? Entonces, ¿serán lícitos los programas que provocan tales acciones que no debieron realizarse?
Por eso, el contenido de las series de tv, de las telenovelas y de las películas es sujeto de una consideración ética. Pero es importante entender bien la función de esta disciplina filosófica. La Ética busca ayudar al hombre a que realice las acciones libres que realmente lo hagan crecer como persona, y lo encaminen a la felicidad más plena. En la práctica, la Ética proporciona elementos para que el ser humano –ante una alternativa– elija la “acción más excelente”, la que verdaderamente lo perfecciona.
Por eso, cuando decimos que los programas de entretenimiento deben ser éticos, estamos afirmando que su contenido debe despertar en cada espectador deseos de acciones mejores, debe suscitar ideales grandes, debe generar anhelos de una sociedad mejor. Cuando la tv sobrepasa los límites éticos, no nos hace más humanos, ni mejores personas. No queremos una programación moralizante, ñoña, sino unos contenidos que nos inviten a ser virtuosos, a practicar las acciones más excelentes.
Correo: lfvaldes@gmail.com
http://columnafeyrazon.blogspot.com
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