Luis-Fernando Valdés
Nos ha tocado ser testigos de la Historia. Hemos leído durante la Preparatoria los conflictos entre cristianos y musulmanes, que ocurrieron hace siglos: las invasiones árabes al norte de África, las Cruzadas… Pero hace pocos días, ha sucedido un hecho que ha marcado un hito en la relación pacífica entre estas dos grandes religiones monoteístas. Desde ahora, la cordialidad entre ambas promete ser profunda y duradera.
Se trata de la primera reunión del Foro católico-musulmán, que recientemente se ha celebrado en Roma, los días 4 al 6 de este mes. El tema fue: “Amor a Dios, amor al prójimo". Los 24 participantes y cinco consejeros de cada religión discutieron en estos días sobre dos grandes temas: "Fundamentos Teológicos y Espirituales" y "Dignidad Humana y Respeto Mutuo". Al final, este Foro emitió una histórica Declaración común, que ha acercado las posiciones, respetando las diferencias doctrinales.
Es importante exponer los antecedentes, pues en ellos se pone de manifiesto el deseo de diálogo por ambas partes. El 12 de septiembre de 2006, Benedicto XVI pronunció un discurso académico en la Universidad de Ratisbona (Alemania), sobre la relación entre la fe y la razón. En esa intervención el Papa hizo una referencia al Islam, que causó disgusto en el mundo musulmán. El Romano Pontífice pidió disculpas y matizó su posición.
En respuesta –y esto es muy positivo–, justo un mes después (13.X.2006), 38 personalidades y académicos islámicos del todo el mundo se reunieron para formular una respuesta al Papa “en el espíritu de un abierto intercambio intelectual y de mutuo entendimiento” (www.acommonword.com). El resultado de esta reunión fue una carta abierta (justo un año después: 13.X.2007), dirigida al Obispo de Roma, firmada por 138 personalidades en la que se expone el pensamiento musulmán sobre los temas tocados en Ratisbona.
En la presentación en la red, estos importantes personajes islámicos manifestaban su esperanza de que este documento fuera una “base teológica lo más sólida posible”. Pues a pesar de las diferencias, ambas religiones “comparten no sólo el mismo Origen divino y la misma herencia de Abraham, sino también los mismo dos más grandes mandamientos”.
En su respuesta, Benedicto XVI invitó a representantes islámicos a reunirse con él en Roma y a mantener un encuentro de trabajo. Además, el Pontífice manifestó que “quedó particularmente impresionado por la atención prestada en la carta al doble mandamiento que invita a amar a Dios y al prójimo”. Y esta reunión es la que se acaba de celebrar, en días pasados.
Fruto de esas jornadas de estudio y diálogo fue la Declaración final, que consta de 15 puntos (www.vatican.va). Entre otros aspectos, ambas religiones manifiestan su acuerdo en que “la dignidad humana deriva del hecho de que cada persona ha sido creada por un Dios que ama”, y que, por tanto, “la persona requiere el respeto de su dignidad original y su vocación humana” (n. 3).
Es emocionante leer: “creemos que católicos y musulmanes estamos llamados a ser instrumentos de amor y armonía entre creyentes, y para la humanidad en general, renunciando a cualquier tipo de opresión, violencia agresiva y terrorismo, sobre todo cuando se llevan a cabo en nombre de la religión, y manteniendo el principio de justicia para todos” (n. 11).
Realmente, estamos ante un evento de grandes dimensiones históricas. Más grande que las Cruzadas, me atrevo a decir, porque la Paz es más grande que la Guerra; el Amor, más fuerte que el Odio, y la Fe en el mismo Dios, más sólida que todas las diferencias.
Correo: lfvaldes@gmail.com
http://columnafeyrazon.blogspot.com
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