Año 14, número 669
Luis-Fernando
Valdés
Se cumplieron 5 años de la renuncia de Benedicto XVI, quien en una
reciente carta a un diario italiano explica que está “en peregrinación” hacia
la Casa del Cielo. Son valiosas las lecciones que ha dejado tras su retiro.
1. La histórica renuncia.
Aquel 11 de febrero de 2013, el anciano Papa
anunció que dejaba la función de Romano Pontífice, porque sus pocas fuerzas,
dada su edad y su frágil salud, ya no le permitían cumplir con la mejor
eficacia su labor al frente de la Iglesia.
El 28 de febrero de ese mismo año, inició el retiro de Benedicto
XVI, primero en Castel Gandolfo y luego en un monasterio ubicado en los
jardines vaticanos. Empezó así una vida totalmente dedicada a la oración y al
estudio, sin tener nada de vida social ni de enseñanza académica.
2. La salud de Benedicto.
Hace dos años, el secretario personal de
Benedicto, Mons. Georg Gänswein, explicó que el papa emérito se estaba
“apagando como una vela, lentamente”. Un alto funcionario del Vaticano
describió el año pasado que el Papa alemán “ya no controla sus manos, no puede
tocar el piano, ve muy mal, pero tiene una lucidez perfecta, se acuerda de
todo”.
Sus allegados han explicado que Benedicto celebra la misa todos
los días, reza mucho, recibe algunas visitas y responde a un voluminoso correo. Además, escucha los informativos
televisados vespertinos y recibe varios diarios católicos así como
publicaciones de teología. (Infobae,
7 feb. 2018)
Esta es la última carta que ha escrito el Papa emérito, dirigida al Director del "Corriere della Sera" (Foto) |
3. La reciente carta. Con motivo de que lectores del diario italiano, Il Corriere della
Sera, preguntaban por la salud del Pontífice emérito, Benedicto XVI envió una
misiva a Massimo Franco, director de ese periódico, fecha el pasado 5 de
febrero.
“Me ha conmovido –escribió el Papa retirado–
que tantos lectores de su periódico desean saber cómo estoy transcurriendo este
último periodo de mi vida. Solo puedo decir al respecto que, en la lenta
disminución de mis fuerzas físicas, interiormente estoy en peregrinación hacia
Casa”. Y añadió: “Es una gran gracia para mí estar rodeado, en esta última
parte de camino a veces un poco fatigoso, de un amor y una bondad tales que no
habría podido imaginar”.
Son prácticamente las misma palabras que
pronunció, aquella tarde del jueves 28 de febrero de 2013, al llegar a
Castelgandolfo, en su último discurso, en el que afirmó que él era ya
“simplemente un peregrino que empieza la última etapa de su peregrinación en
esta tierra”.
4. Grandes lecciones
tras la renuncia. Una editorial
de la revista española “Ecclesia” destaca lo aleccionador de esta reciente
carta. De ese artículo quisiera compartir aquí la lección de responsabilidad de
Benedicto XVI, quien renunció al Pontificado no por improvisación ni empujado
por las situaciones que tuvo que enfrentar por los escándalos de pederastia o
por los llamados “Vatileaks”.
Su renuncia, explica esa editorial, “fue fruto de una decisión responsable,
consciente, audaz y valiente, madurada largamente en la oración, el
discernimiento y el sufrimiento”. Y esto nos da una enseñanza: “no actuar “en
caliente”, pasar nuestra vida entera –máxime en sus dificultades y
contrariedades- bajo el tamiz de la oración, la abnegación, la humildad y la
conciencia recta, generosa y cristianamente iluminada”.
Epílogo. Benedicto XVI ha tenido la vocación de ser maestro. Primero la
vivió mediante la enseñanza académica, después como obispo diocesano y luego
por dos décadas como Prefecto de la Doctrina de la Fe, al lado de Juan Pablo II.
Cuando parecía que sus últimas lecciones las había impartido como
Pontífice, al grado de ser llamado el “Papa teólogo”, una vez más Benedicto nos
sorprende con una serie de enseñanzas, ahora desde la ancianidad, dándonos
ejemplo de sobrellevar pacientemente la vejez y de servir de la Iglesia con su
oración y con la humildad de no figurar en los medios.
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