Año 14, número 672
Luis-Fernando
Valdés
Acabamos de celebrar el Día Mundial del Síndrome de Down, para
apoyar a las personas con esta discapacidad, pero junto a estos festejos encontramos
varias legislaciones que permiten eliminarlos antes de nacer. ¿Por qué se da
este contraste?
La alegría de un niño con Síndrome Down es un tesoro para su familia y la sociedad. (Foto: ACI) |
1. Una fecha promovida
por la ONU. En diciembre de 2011, a Asamblea
General designó el 21 de marzo Día Mundial del Síndrome de Down. En su web, la ONU describe
que este padecimiento “es una combinación cromosómica natural que siempre ha
formado parte de la condición humana, existe en todas las regiones del mundo y
habitualmente tiene efectos variables en los estilos de aprendizaje, las
características físicas o la salud”.
La WDSD tiene como objetivos: a) aumentar la conciencia pública
sobre la cuestión, b) recordar la dignidad inherente de las personas con
discapacidad intelectual y c) resaltar la importancia de su autonomía e
independencia individual.
2. Personas que son un
tesoro. Quienes tenemos algún familiar con este
síndrome somos testigos de tener un ángel lleno de amor con nosotros, como mi
sobrinito Diego Maldonado. Pero, ante una cultura que sólo se fija en lo
perfecto, es importantes que una voz tan importante como el Papa nos recuerde
que estas personas son “un tesoro que Dios hace crecer a su manera”. (@Pontifex_es,
21 mar. 2018)
Es falso que estas personas nacen para sufrir. Sirva
de muestra la carta que Bridget Brown, una actriz estadounidense con síndrome
de Down, entregó al Pontífice el 21 de octubre del año pasado, en la que ella
afirma que “el mundo necesita saber que no ‘sufro’ de Síndrome de Down. Tengo
una vida plena y maravillosa, y estoy llena de alegría por estar viva. Amo
absolutamente mi vida”. (Aciprensa, 21 mar. 2018)
De igual manera, ha sido un éxito el video “50 Mums, 50 Kid, 1 Extra
Chromosome”, en el que 50 mamás cantan en lenguaje de signos a su hijo o hija
con síndrome Down, la canción “A thousand years”, de Christina Perri.
La letra de esta melodía dice: “¿Cómo puedo amar cuando temo caer?
Pero mirándote cómo aguantas tú solo, todas mis dudas desaparecen. He muerto a
diario mientras te esperaba, pero no temas, cariño, porque te he amado durante
mil años y te amaré mil años más”.
3. “El holocausto del
que nadie quiso hablar”. Con estas duras
palabras, el portal Religión en Libertad anunció el programa
en el que Nicolás Jouve, catedrático emérito de Genética en la Universidad de
Alcalá de Henares y miembro del Comité de Bioética de España, denunció que en
España y otros países son abortados entre el 90% y el 100% de los niños a los
que mediante un “diagnóstico prenatal” se les detecta la trisomía 21.
Ya en 2016 el Papa Francisco había pedido a los profesionales de
la salud que el diagnóstico prenatal no sea utilizado para seleccionar cuáles
bebés pueden nacer y cuáles no, porque en ocasiones este tipo de diagnósticos
son utilizados para practicar el aborto eugenésico, con el fin de eliminar a
aquellos fetos con malformaciones o anomalías. El Pontífice pidió que la
ciencia “se haga servicio y no selección”. (Aciprensa,
25 may. 2016)
Y en días recientes, Francisco volvió a mencionar que actualmente
“con más crueldad, con más ciencia” nuestra sociedad se desecha a los niños que
viven con malformaciones: “aquel que no sirve, que no produce, es descartado:
esta es la cultura del descarte. Los pequeños no son queridos hoy”.
En cambio, el Papa alabó a quienes atienden a estos niños
enfermos: “quien cuida a los pequeños está de parte de Dios y vence a la
cultura del descarte que, por el contrario, prefiere a los poderosos y considera
inútiles a los pobres”. (Vatican
Insider, 17 mar. 2018)
Epílogo. Qué gran contraste entre el apoyo oficial al Día Mundial del
Síndrome de Down con los programas oficiales que favorecen el aborto derivado
de un diagnóstico prenatal. Esta jornada mundial debe servir para que
repensemos que el derecho a vivir de un enfermo de trisomía 21 no se funda en
sus capacidades intelectuales o funcionales, sino en la realidad de su dignidad
humana. Sólo una sociedad que respeta a sus hijos más limitados es
verdaderamente humana.
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