Año 14, número 666
Luis-Fernando
Valdés
Se han realizado grandes esfuerzos educativos para remediar la
situación global de la ecología, pero los resultados no han sido tan
significativos. ¿Por qué la actual educación ecológica no ha conllevado un
mejoramiento del medio ambiente?
El gran reto de la educación ecológica: pasar de la mera información a formar en la "ciudadanía ecológica" (Foto: hch.tv). |
1. El problema de fondo.
Una de las principales causas de la destrucción
del medio ambiente es el comercio desmedido, que exige cada vez mayor cantidad
de materias primas para satisfacer a millones de consumidores insaciables.
Otro factor menos perceptible quizá del deterioro ecológico es el
predominio de una cultura individualista que, por estar centrada en sus propios
intereses, deja de lado las necesidades de las personas que padecen hambre,
enfermedad o pobreza.
En ambos casos, no es suficiente dar información ecológica para
que mejore la situación. Más bien, se requiere un cambio de hábitos tanto de
consumo como de respeto a la vida. Sin embargo, el modelo educativo actual genera
una especie de “esquizofrenia”, pues muchas personas que se consideran a sí
mismas como ecológicas son simultáneamente consumistas y/o no respetan la dignidad
humana.
2. Hábitos de consumo. Un primer aspecto en el que es muy notoria esta dualidad entre lo
que se piensa y el modo práctico de vivir y que conlleva la destrucción de
bosques, ríos y mares es el consumismo, entendido como comprar productos por
mera moda o sin una clara necesidad.
El Papa Francisco, en su encíclica “Laudato
Si’”, enfrenta al consumismo como fuente de la actual crisis ecológica, y
resalta la dualidad de conducta de algunos, que aunque saben que la compra de
productos no basta para hacerlos felices, “no se sienten capaces de renunciar a
lo que el mercado les ofrece” (n. 209).
3. Respeto al ser humano.
El núcleo de la ecología es el respeto al hombre
mismo, que es el centro de todo ecosistema y de toda sociedad. De hecho, nuestra
civilización occidental está basada en el respeto a la dignidad de cada
persona.
Sin embargo, también en este ámbito sucede lo que el mismo Papa considera
un estilo de vida “esquizofrénico”,
porque “se preocupa por la protección de los animales en extinción, pero ignora
los problemas de los ancianos”; o también porque “defiende el bosque amazónico,
pero se olvida de los derechos de los trabajadores a un salario justo”. (Discurso, 5 feb. 2018)
4. Hacia un nuevo estilo
de vida. La raíz de esta dualidad o esquizofrenia
ecológica consiste en que la educación ecológica actual se basa en sólo dar
información, pero no en implementar un modo de vida estable basado en el
sentido de responsabilidad.
Según Francisco, se trata de
crear una “ciudadanía ecológica”, que sin limitarse a informar logre
desarrollar hábitos (LS,
210). Es decir, “educar en un
estilo de vida basado en una actitud de cuidado de nuestra casa común que es la
creación” (Discurso cit.).
Más allá de la mera propaganda verde, esta
nueva ciudadanía debe “despertar el placer de experimentar una ética ecológica
partiendo de elecciones y gestos de la vida cotidiana” (Ibídem).
Epílogo. La educación ecológica se enfrenta hoy a un gran desafío, el de
superar la esquizofrenia que ha sido generada al reducir la educación a la mera
información, pues esta reducción ha suscitado una generación de personas que
defienden la ecología como idea, pero que quizá no están dispuestas a cambiar
sus hábitos consumistas o a abandonar sus actitudes poco solidarias.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Compártenos tu opinión