Año 14, número 665
Luis-Fernando Valdés
El Foro Económico Mundial tuvo su
Cumbre en Davos para abordar temas candentes como la ciberguerra, los bitcoins
y la energía renovable. Pero el gran reto mundial es otro: ¿cómo desarrollar
una economía global que realmente beneficie a millones de personas pobres?
Klaus M. Schwab, fundador del Foro Económico Mundial (foto: dw.com) |
1. El Foro y sus participantes. En 1971, el profesor de política
empresarial, Klaus M. Schwab creó el Foro Económico
Mundial, para analizar junto a empresarios de Europa
las técnicas de administración de las empresas de Estados Unidos. Más adelante,
este Foro se interesó también en aspectos sociales, económicos y políticos e
incluyó al resto de los continentes.
Recientemente, del 23 al 26 de
enero, el Foro tuvo su Cumbre anual en Davos, Suiza. Acudieron más de 3 mil
personas de 70 países, 900 directores de empresas y 340 líderes políticos. El
tema de la reunión de este año fue cómo crear un futuro común en un mundo
fracturado.
2. ¿Filantropía o negocios? La invitación
oficial de la Cumbre indicaba que “el programa, las iniciativas y los
proyectos de la reunión se centran en actuar juntos en un mundo dividido” y
partía del hecho que en el mundo han resurgido fisuras porque “la prosperidad
económica y la cohesión social no van a la par”.
El documento base explicitaba que
“el contrato social entre los Estados y sus ciudadanos sigue erosionándose” con
políticas “divisivas” y un crecimiento económico “no inclusivo”. En ese marco,
el encuentro pretendía “reunir a líderes globales y desarrollar una narrativa
compartida para mejorar el estado del mundo”.
Sin embargo, algunos
críticos aseguran que la Cumbre no cumple con su potencial, a pesar de
reunir a algunas de las personalidades más poderosas del mundo, porque los participantes
no trabajan para resolver los principales problemas mundiales, sino que acuden
al evento para realizar negocios.
3. La economía y el respeto a la persona. Como se trata de un Foro
muy abierto, también están invitados algunos líderes religiosos. Este año, el
Papa Francisco envió un mensaje
en el que comentó el tema de la Cumbre y subrayó que la economía debe estar en
función de las personas.
Francisco, recordando un mensaje
suyo de 2014, escribió que “para nuestra sorpresa, vemos que las cuestiones
técnicas y económicas dominan el debate político, en detrimento de una
preocupación genuina por los seres humanos”.
El Pontífice externó que “los
hombres y las mujeres corren el riesgo de verse reducidos a meros engranajes en
una maquinaria que los considera meros artículos de consumo para ser explotados”,
lo cual conlleva que “cada vez que una vida humana ya no es útil para esa
maquinaria, se descarta con pocos reparos”.
Por eso, el Papa pidió no
permanecer en silencio “frente al sufrimiento de millones de personas”, y
advirtió que no se puede seguir avanzando en el progreso “como si la
propagación de la pobreza y la injusticia no tuvieran ninguna causa”.
Además, el máximo Jerarca de la
Iglesia católica explicó que “crear las condiciones adecuadas para permitir que
todas las personas viva de manera digna” es una “responsabilidad moral que
involucra a todos”.
Epílogo. Sin duda, las teorías económicas y los negocios
internacionales que mueven el desarrollo actual de la naciones han logrado
grandes resultados. Sin embargo, el modelo económico actual ha fracasado, porque
ha generado grandes desigualdades sociales y económicas a nivel gobal. Hace
falta un nuevo paradigma económico, que realmente esté enfocado en el bien de
las personas en su conjunto y no sólo en el beneficio de unos pocos grupos.
Pero para superar el esquema
económico basado en las utilidades, hace falta primero establecer un modelo
ético, pues si los seres humanos no nos enfrentamos a nuestra avaricia y
nuestro egoísmo, difícilmente podremos pensar en una nueva economía enfocada en
dar empleo y ayudar a los pobres.
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