Año 13, número 462
Luis-Fernando Valdés
El Secretario de
Estado del Vaticano visitó recientemente al Presidente Putin y la sede del
Patriarcado ruso. ¿Política o religión? ¿En qué clave se debe interpretar este
gesto?
El Presidente ruso, Putin, recibió al Secretario de Estado del Vaticano, Card. Parolin. Dialogaron sobre la paz en el mundo. (Foto: alfa y omega) |
1. La historia detrás de esta visita. Para entender por qué el Cardenal Parolín se
reunió no sólo con las autoridades religiosas de Rusia, sino también con los
líderes políticos (21-23 agosto), hay que remontarse un poco en la historia de
la Iglesia católica en ese país.
Por una parte, la
relación de la Iglesia Católica con la Iglesia Ortodoxa rusa desde hace casi
mil años ha sido tensa, porque que ésta surge del Patriarcado de
Constantinopla, que en el año 1054 se había separado de Roma.
Y por otra, en
Rusia, los temas sociales, políticos y religiosos están estrechamente
vinculados, debido a la estrecha convivencia entre la Iglesia Ortodoxa y el
Estado ruso, tanto en la época de los zares como durante el período soviético.
2. En búsqueda de la unidad de las
Iglesias. El movimiento ecuménico
nacido en el s. XX ha buscado que todas las confesiones cristianas vuelvan a la
unidad. Los primeros acercamientos de la Iglesia Católica a la Ortodoxa rusa
los dieron Pablo VI y luego Juan Pablo II.
Durante el
Pontificado de Francisco se dio el histórico primer encuentro entre un Papa y
un Patriarca ortodoxo ruso, el 12 de febrero de 2016, en el aeropuerto de La
Habana (Cuba), y marcó una nueva era en las relaciones entre ambas confesiones
religiosas.
3. El vínculo entre lo social y lo
religioso. Hay una realidad
fundamental al hablar de las grandes religiones, que consiste en que los
ciudadanos de un país y los fieles de confesión religiosa son las mismas
personas. Por eso, hay temas comunes que interesan tanto a los gobernantes como
a los dirigentes religiosos.
Ciertamente, la
línea divisoria de los intereses de ambas entidades es muy tenue y, a lo largo
de la historia, han ocurrido interferencias lo religioso en lo civil y viceversa.
Y esta situación de convivencia estrecha es especialmente compleja en la actual
Rusia.
4. Ante el Kremlin y el Patriarcado. De
ahí fuera muy lógico que el Secretario de Estado del Vaticano se reuniera con
autoridades rusas tanto civiles como religiosas. En las juntas con el Ministro
de exteriores, Seguéj Lavrov, y luego con el Presidente Putin, la Santa Sede acordó
la búsqueda de “soluciones pacíficas a las crisis” en el mundo y “la lucha
contra el terrorismo, el diálogo interreligioso [entre católicos y ortodoxos],
el refuerzo de la justicia social y los valores de la familia”. (Aleteia,
23 ago. 2017)
Después, en otra
reunión, el Card. Parolín y su par, el Metropolitano Hilario de Volokolamsk, presidente
del Departamento para las Relaciones Exteriores del Patriarcado de Moscú,
pudieron tocar “temas espinosos” como la situación de la Iglesia greco-católica
de Ucrania, que es de rito similar al de la Iglesia Ortodoxa rusa, pero que
responde sólo ante Roma. (Vatican
Insider, 21 ago. 2017)
Epílogo. ¿Qué había de fondo: intereses solamente
religiosos, o también políticos? No debe sorprender que la agenda del enviado
del Vaticano a Rusia abordara también asuntos civiles, porque los grandes temas
del hombre como la libertad religiosa, la paz y la familia también son asuntos
de cualquier religión, que buscan darles luces y soluciones desde la fe.
Además, esta
reunión del Vaticano con las autoridades civiles y religiosas de Rusia abre una
nueva época histórica, en la relación entre religiones y entre la Iglesia y el
Estado. Estamos ante una “etapa de colaboración”, que intenta dejar atrás las
persecuciones y la visión utilitarista hacia la religión. Ojalá este modelo se
pueda replicar en otras naciones del mundo.
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