Año 11, número 543
Luis-Fernando Valdés
El Papa Francisco
se ha posicionado en el panorama internacional como una autoridad moral en la
defensa de los migrantes. Con gestos de solidaridad y palabras comprometedoras,
el Pontífice se ha convertido en el punto de referencia en las actuales crisis
migratorias de Occidente.
En la conferencia de prensa, en el vuelo de
regreso del viaje a Estados Unidos, el Papa
volvió a manifestar su apoyo a los migrantes.
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1) Una voz en la
comunidad internacional. En su reciente viaje a Estados Unidos, el Santo Padre
aprovecho su discurso
al Congreso norteamericano como un gran foro tanto local como internacional
para defender a los migrantes, que fue seguido eficazmente por los medios.
Ante los
legisladores de un país con una elevada tasa de inmigración, el Papa habló alto
y claro, sobre la necesidad de “no dejarse intimidar por los números, más bien
mirar al rostro de las personas, escuchar sus historias e intentar buscar una
solución entre todos”.
2) “Emigrantes y
refugiados nos interpelan”. Y esta misma semana, con motivo de Jornada Mundial
del Emigrante y del Refugiado, el Pontífice presentó un inspirador mensaje,
en el que pide a los católicos que acojan con nueva mentalidad a los migrantes.
El Papa expone ahí
con urgencia, que “más que en tiempos pasados, hoy el Evangelio de la
misericordia interpela las conciencias, impide que se habitúen al sufrimiento
del otro e indica caminos de respuesta”.
El mensaje pide mirar
a los inmigrantes más allá de su condición de regularidad o de irregularidad en
un determinado país, sino como personas
“que, tuteladas en su dignidad, pueden contribuir al bienestar y al progreso de
todos”.
3) Opinión
pública. El Papa explica que “es indispensable que la opinión pública sea
informada de forma correcta, incluso para prevenir miedos injustificados y
especulaciones a costa de los migrantes”.
Los migrantes de
hoy no son las masas de bárbaros que invadieron –y en parte destruyeron– la
Europa de los siglos IV y V, como parece sugerir el afamado escritor Arturo
Pérez-Reverte (“Llegan
los godos al imperio vencido”, 18 septiembre 2015).
Y es que el
fenómeno migratorio no se limita a los africanos que atraviesan el mar
Mediterráneo, sino que se extiende por todo el continente americano e incluye a
los asiáticos que emigran hacia los países árabes. Los migrantes no son
criminales, sino humanos que buscan salir de la miseria.
5) Liderazgo
moral. Mussie Zerai, nominado este año al Premio Nobel de la paz y director de
la Agencia Habeshia, mejor conocido como el “ángel de los refugiados”, afirma
que en el tema de la migración el Papa es “un líder moral que sacude las
conciencias” (News.va,
11 septiembre 2015).
Y hoy tanto
gobernantes como ciudadanos debemos despertar del letargo de la indiferencia ante
los crímenes cometidos contra los migrante, porque como dice Francisco, “nadie
puede fingir de no sentirse interpelado por las nuevas formas de esclavitud
gestionada por organizaciones criminales que venden y compran a hombres,
mujeres y niños como trabajadores en la construcción, en la agricultura, en la
pesca y en otros ámbitos del mercado”.
Y añade: “Cuántos
menores son aún hoy obligados a alistarse en las milicias que los transforman
en niños soldados. Cuántas personas son víctimas del tráfico de órganos, de la
mendicidad forzada y de la explotación sexual.”
Francisco, con sus
acciones concretas a favor de los migrantes, nos ha enseñado que ninguno nos
podemos desentender de los que tienen que dejar su tierra para buscar una
esperanza. De este modo, Francisco se ha convertido sus gestos –nacidos de su
corazón profundamente identificado con Cristo– en la voz de los migrantes.
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