Año 11, número 535
Luis-Fernando Valdés
El Papa volvió a
tocar un tema sensible. Afirmó que los divorciados vueltos a casar no están
excomulgados. Aunque esto no es una doctrina nueva, ¿por qué era muy importante
que Francisco la volviera a mencionar?
1) Primero veamos
lo que dijo el Papa, en el discurso
pronunciado durante la Audiencia general del miércoles 5 de agosto. El Santo
Padre continuó su catequesis sobre la familia y, en esta ocasión, habló de la
atención pastoral de los divorciados vueltos a casar.
Francisco explicó
que si bien esta situación contradice el Sacramento del matrimonio, la Iglesia
“con su mirada de maestra que viene de un corazón de madre … animado por el
Espíritu Santo, busca siempre el bien y la salvación de las personas”.
El Pontífice,
citando a Juan Pablo II (Familiaris consortio, 84), añadió que la Iglesia
siente el deber “por amor de la verdad” de “discernir bien las situaciones”,
por ejemplo, entre quienes han sufrido una separación y quienes la han provocado.
Luego, Su Santidad
urgió a desarrollar en las comunidades católicas una “acogida real” a las
personas que viven estas situaciones. Y añadió la frase que dio la vuelta al
mundo: “Después de todo, ¿cómo podríamos aconsejar a estos padres hacer de todo
para educar a los hijos a la vida cristiana, dando ellos el ejemplo de una fe
convencida y practicada, si los tenemos alejados de la vida de la comunidad como
si fueran excomulgados?”
E inmediatamente
reiteró que “estas personas no son de hecho excomulgadas, no están
excomulgados, y no deben ser absolutamente tratadas como tales: ellas forman
parte siempre de la Iglesia”.
2) Quedó muy claro
que una persona divorciada y vuelta a casar sigue perteneciendo a la Iglesia y
debe ser acogida. Pero no todos los católicos lo saben, ya que la confusión
entre divorcio (sólo en el caso de los vueltos a casar) y excomunión no es casual,
pues coincide que en ambos casos esas personas no pueden recibir de modo
ordinario los sacramentos. Pero hay una gran diferencia entre ambas
situaciones.
Así lo explicó a Europa
Press el canonista español, Jorge Otaduy: “La excomunión es una pena
canónica que responde a un delito [como la herejía o el aborto] y uno de los
efectos es que quien está excomulgado no puede participar en los Sacramentos,
pero el divorcio nunca ha sido un delito y por tanto nunca ha estado penado
desde el punto de vista canónico”.
La razón por la
que los divorciados vueltos a casar no pueden comulgar (porque sí pueden
asistir a Misa) es que su situación no es coherente con lo que la Comunión
sacramental simboliza y hace presente: el matrimonio místico entre Cristo y su
Iglesia, el cual es indisoluble.
3) El Papa exhortó
a los obispos y sacerdotes “a manifestar abiertamente y coherentemente la
disponibilidad de la comunidad a acogerlos y a animarlos, para que vivan y
desarrollen cada vez más su pertenencia a Cristo, y a la Iglesia”.
Y con su habitual
sentido práctico, Francisco animó a los divorciados y vueltos a casar a que
participen en la vida eclesial “con la oración, con la escucha de la Palabra de
Dios, con la frecuencia a la liturgia, con la educación cristiana de los hijos,
con la caridad y el servicio a los pobres, con el compromiso por la justicia y
la paz”.
Entonces, ¿qué es
lo novedoso en el discurso del Papa? No es novedad la postura oficial de la
Iglesia sobre los divorciados vueltos a casar, pero si es novedoso el impulso que
el Santo Padre quiere dar para que estas personas se reincorporen pronto a la
Iglesia.
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