Año 11, número 505
Luis-Fernando Valdés
El Papa Francisco
acaba de nombrar nuevos cardenales. El elenco de los nuevos purpurados fue una
sorpresa, pues muchos proceden de regiones de minoría católica o de zonas en
conflicto social. ¿Qué mensaje hay detrás?
El pasado día 4 de
enero, el Santo Padre dio a conocer la lista de los cardenales que serán
creados (éste es el término técnico) en el próximo consistorio de febrero. Son
20 en total, de los cuales 15 –por ser menores de 80 años– pueden ser electores
en el siguiente cónclave.
Como la costumbre
es que los nuevos cardenales suelen proceder de lugares de mayoría católica,
fue una gran sorpresa que estos nominados proceden de países “inesperados”,
dónde los católicos son minoría como Cabo Verde y Etiopía, en África; Myanmar,
Tailandia, Vietnam, en Asia; y Tonga y Nueva Zelanda, en Oceanía.
Además, el Papa
nombró a arzobispos de América Latina (de Uruguay, México y Panamá), junto con
obispos de diócesis italianas y españolas que nunca han sido sedes
cardenalicias. También fue llamativo que sólo un nuevo purpurado procede de la
Curia romana.
El Pontífice anunció
a los fieles congregados en la Plaza San Pedro que estos nuevos cardenales
vienen “de todos los continentes” y “muestran el lazo indeleble con la iglesia
de Roma a las iglesias en el mundo”.
¿Qué mensajes
implícitos podemos encontrar en este gesto del Papa Francisco?
1) La prioridad de
las “periferias existenciales” (las personas y regiones en situación de olvido
y abandono) en las preocupaciones pastorales del Papa. El símil le es muy
querido y lo tomó de las “villas miseria” (colonias marginadas) en las afueras
de Buenos Aires. No sólo ahí se da la falta de apoyo espiritual, educativo y
humanitario, sino también en los migrantes, las minorías étnicas y religiosas,
etc.
2) La gran
libertad del Pontífice, que no se deja atar por la tradición de las llamadas
“sedes cardenalicias”, que le impiden cuidar a los católicos en situación de
minoría, como lo dio a entender el vocero vaticano, el padre Federico Lombardi.
(News.va, 7
ene 2015)
3) El sentido de
la universalidad que tiene el Santo Padre, es decir, que la Iglesia católica no
se reduce a los países de tradición católica en América y Europa, sino que
también incluye a países “en la periferia”.
El Secretario de
Estado vaticano, el card. Parolin, afirmó que “el Santo Padre quiere darle un
sentido más amplio a la universalidad de la Iglesia, privilegiando lugares en
donde tradicionalmente no hay mucha atención eclesial”. (Aciprensa.com, 6
ene 2015)
4) El caso de
México requiere una especial atención. El nombramiento cardenalicio de mons.
Alberto Suárez Inda, arzobispo de Morelia, tiene una razón específica, según
apunta el p. Lombardi: que la diócesis moreliana “es una región flagelada por la
violencia”.
Así el Santo Padre
indica mediante un gesto, que las “periferias” no sólo son los países de África
y Asia, olvidados por Occidente, sino también las regiones envueltas en
conflictos violentos y que son dejadas a su suerte.
Si México –tanto gobierno
como ciudadanos– dejan que se prolongue el conflicto en Michoacán, donde
municipios completos están tomados por los violentos y están sumamente dañados
por la corrupción, el Papa Francisco en cambio, con este gesto, se hace
solidario con los que ahí hoy están sufriendo.
El nombramiento
del Arzobispo de Morelia no es un premio, es una llamada de atención para los
mexicanos, para que seamos solidarios y trabajemos juntos por la paz de las
regiones de nuestra propia patria afectadas por la violencia.
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