domingo, 24 de noviembre de 2013

Hacen ‘bullying’ a Benedicto XVI

Año 9, número 446
Luis-Fernando Valdés

Ni en su jubilación lo dejan en paz. Una foto manipulada de Benedicto XVI, maquillado como mujer, fue utilizada en Milán como publicidad de un evento de una asociación gay. ¿Es esto libertad de expresión o una agresión?
Benedicto XVI con su atuendo
de Papa emérito. 

El pasado lunes, 18 de noviembre, el diario italiano “Corriere della Sera” publicó la noticia sobre el volate que la “Asociazione Gay Statale” de Universidad Estatal de Milán había repartido para anunciar el “Cineforum Homosexualidad y Religión”. (Noticia)

Se trata de un hecho ofensivo, pero algunas personas no han enfocado así esta noticia, como si la libertad de expresión justificara por sí misma, las faltas de respeto hacia terceros. Por ejemplo, la profesora Laura Boella, catedrática de Filosofía Moral de esa misma universidad, manifestó que “la elección de los estudiantes” en la elaboración del póster “debe ser contextualizada”.

Aunque la profesora Boella dio a entender que el contexto de publicidad justificaría ridiculizar a un personaje público, ella misma admitió que “siempre hay que tener en cuenta qué efecto pueden tener nuestras decisiones sobre aquellos que se encuentran en una posición opuesta a la nuestra”. O sea, implícitamente aceptó que la difusión de imágenes incluye una responsabilidad moral.

No se puede perder de vista que la publicidad tiene límites y uno de ellos es la sensibilidad de la población que la recibe. En este caso, diversos políticos y personajes públicos católicos consideraron que esta publicación fue ofensiva para los creyentes italianos.

Pero no sólo los creyentes se dan cuenta de que esta foto manipulada fue inapropiada. Así el rotativo “il Giornale”, propiedad de la familia del ex primer ministro Silvio Berlusconi, declaró que esta publicidad es “blasfema y una ofensa para toda la comunidad católica”.

Incluso, algún político, como Matteo Forte, consejero del ayuntamiento de Milán, declaró al “Corriere della Sera” que este hecho es “un menosprecio a la autoridad religiosa”.

El jurista de la Universidad Católica de Milán, Andrea Nicolussi, afirmó que, aunque no se ha sentido “escandalizado” por la foto, esta imagen supone “una provocación paradójica, ya que quien combate la discriminación está, a su vez, discriminando”.

Con mucho sentido común, Nicolussi apuntó a un aspecto importante de este ataque: la falta de respeto a un personaje retirado. “Como católico –dijo– me ha sorprendido el hecho de que el Papa emérito, como ser humano, ha sido tratado mal. Es una persona anciana que ha escogido retirarse de la vida pública y su voluntad ha sido violada”. (Vanguardia.com.mx)

Esta situación que ha tenido que sobrellevar el Pontífice emérito nos lleva a reflexionar. Primero, hay que notar la injusticia que representa esa foto manipulada, porque se presenta al Papa Ratzinger como enemigo de los gays, sin tener en cuenta que Benedicto XVI fue –a la vez– firme en la doctrina católica y muy comprensivo hacia las personas homosexuales.

Segundo, sobre la intolerancia “selectiva”. Cuando el Papa emérito reafirmó las enseñanzas bíblicas sobre la inmoralidad de los actos homosexuales, fue tildado de “intolerante”, aun sin escuchar sus argumentos y sus matices.

En cambio, las veces que se ha atacado a Benedicto (recordemos el otro fotomontaje de la marca Benetton), se nos ha puesto el mote de “intolerantes” a quienes se nos hemos sentido ofendidos en nuestros sentimientos. O sea, si se ataca a la religión se habla de “libertad de expresión”, pero si la religión habla sobre los valores morales se dice que es “intolerante”. Curioso, ¿verdad?


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