Año 9, número 441
Luis-Fernando Valdés
El Presidente socialista
de Ecuador se llevó los espacios informativos internacionales, cuando
recientemente anunció que si se despenalizaba el aborto, él renunciaría a su
cargo. ¿Por qué muchos piensan que no se pueden defender las causas sociales y
a la mujer sin apoyar el aborto?
El Presidente Correa, socialista, se opone a la despenalización del aborto en Ecuador. |
Los legisladores
ecuatorianos están elaborando el “Código Orgánico Integral Penal” (COIP). En la
sesión del pasado día 10, Paola Pabón y otras legisladoras del partido oficial
propusieron la despenalización del aborto en el supuesto de violación.
La reacción del
Presidente Rafael Correa fue inmediata y fuerte. Consideró que se trataba de
una traición política, pues “por esto (la despenalización del aborto) no votó
el pueblo ecuatoriano. Esto ha sido lo más discutido por Alianza PAIS [partido
oficial] y quedamos en que no se iba a tocar la parte del aborto desde que se
envió (el COIP)”.
Correa explicó
que, en realidad, esa modificación a la ley era la puerta para legalizar
después el aborto. “¿Permitir el aborto por violación? No se engañen, los que
están con eso, están (a favor) de la total liberación del aborto, y esa es la
puerta de salida que quieren dejar”.Y, puntualizó el Mandatario, “¿Dónde se
habla de despenalizar el aborto? Por el contrario, la Constitución dice
defender la vida desde la concepción”. [elcomercio.com,
infocatolica.com,
incdiario.com]
No hago una
apología del Presidente ecuatoriano, que el año pasado aprobó la píldora del
día siguiente, a la vez que ni critico ni alabo su ideología política. Sólo
quiero destacar que es un político de izquierda, que desde su cargo público
abiertamente apoya la vida.
En México se nos
ha dicho que la llamada ideología de izquierda apoya a la mujer y, que por eso,
en caso de un embarazo no deseado está a favor de que la mujer decida sobre su
cuerpo. (Aunque, en realidad, toma una decisión sobre el embrión, que no es
parte de su organismo).
Sin embargo, varios
Presidentes de países latinoamericanos defienden la vida del nascituro. Así, ex
presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, que es médico ginecólogo, en 2008 rechazó
la ampliación del aborto, aunque le costo el apoyo de su partido, y a la postre
la presidencia en 2010. Ahora que ha anunciado postularse nuevamente para el
2014, volvió a insistir en que ningún científico medianamente sensato puede
negar que un cigoto, fruto de la fusión de dos células, es un individuo
diferente del padre y de la madre.
Pero más llama la
atención que la izquierda más revolucionaria, la de los ex-guerrilleros
salvadoreños y nicaragüenses, se opone con toda firmeza al aborto. El Presidente
de El Salvador, Mauricio Funes, en diversas ocasiones se ha opuesto a la
despenalización del aborto y ha afirmado recientemente no modificará la
Constitución que defiende la vida naciente. En Nicaragua, el Mandatario Daniel
Ortega, sandinista y ex-guerrillero, rechazó incluso las enmiendas que despenalizaban
el aborto terapéutico. [Vatican
insider]
Este panorama nos
hace ver que favorecer el desarrollo social y fomentar la emancipación de la mujer no
tiene porque estar asociado a aceptar el aborto. También nos hace pensar que en
la opinión pública mexicana se ha sembrado la idea que el apoyo a las causas
sociales debe incluir el aborto.
Al contrario,
quienes estamos a favor de la mujer, sabemos que el punto de partida para favorecerla,
se encuentra en la vida y en la familia. ¿Se puede apoyar de verdad a la mujer,
si se le inculca que hay una dicotomía entre su cuerpo y su maternidad? Hace
falta una nueva ideología social, que sepa integrar todos los aspectos de la
mujer.
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