Año 9, número 403
Luis-Fernando Valdés
Aquel París de la
primavera de 1968 fue el inicio de la revolución sexual, que cambió la visión
occidental sobre el matrimonio y la familia. 45 años después, en este mes de
enero, París impulsa otra revolución: la aprobación legal matrimonio gay. ¿Es
ésta la mejor vía para la sociedad occidental?
Prácticamente un millón de personas, entre creyentes, de izquierda y homosexuales, protestaron en la Torre Eiffel contra la legalización del matrimonio homosexual (Foto:Reuters). |
El Primer Ministro
francés, François Hollande, que había prometido en su campaña la aprobación legal
del matrimonio entre personas del mismo sexo con derecho a adoptar niños, ha
puesto en marcha el proyecto de ley “Matrimonio para todos”.
En respuesta, el
pasado domingo 13 de enero, se llevó a cabo la “Manifestación para todos”,
organizada por asociaciones pro vida, por grupos de católicos, evangélicos y musulmanes,
y también por homosexuales militantes, todos los cuales piden a Hollande que retire
el proyecto de ley y establezca un debate nacional antes de hacer un cambio en
la definición de matrimonio (Reuters.com,
14.I.2013).
Aunque las cifras
del número de participantes en la manifestación varían desde los 340 mil hasta
el millón, según la tendencia de cada fuente, la enorme protesta fue sin duda
la mayor demostración pública realizada en los últimos 25 años en París. (En
1984, en la época de François Mitterrand, para defender la escuela libre se
reunieron unas 850 mil personas).
Destacan dos situaciones.
1) La intransigencia del Gobierno galo. La portavoz del Gobierno, Najat
Vallaud-Belkacem, dijo que el plan para sacar adelante el proyecto de ley se
mantendrá sin cambios.
Por su parte, el
ministro del Interior Manuel Valls dijo al diario Le Monde: “Siempre pensamos
que la convocatoria iba a ser grande y lo fue. (...) Razón de más para
mantenernos enfocados en la meta de aprobar la ley”. (Reuters.com,
cit.)
Además, a pesar de
que el 75 por ciento de los franceses apoyan la realización de un referendo
sobre este tema, la ministra de Justicia, Christiane Taubira, declaró que la
Constitución francesa no prevé que se pueda hacer un referendo sobre el
matrimonio.
2) Famosos
activistas homosexuales franceses están en contra de las bodas gay. Sorprende
que desde que se anunció esta manifestación en noviembre de 2012, Laurence
Tcheng, intelectual de izquierda, Frigide Barjot, la figura de las noches
parisinas, y Xavier Bongibault, homosexual ateo, se hayan constituido como la
punta de lanza de la oposición al matrimonio gay. (LeFigaro.fr,
16.XI.2012 y 17.XI.2012)
Laurence Tcheng, Frigide Barjot y Xavier Bongibault, homosexual y ateo, encabezan las protestas contra el matrimonio homosexual (Foto: Lefigaro.fr). |
Bongibault declaró
que “en Francia, el matrimonio no está diseñado para proteger el amor entre dos
personas. El matrimonio francés está específicamente diseñado para proporcionar
familias a los niños”. Y añadió: “el estudio
más serio realizado hasta ahora... demuestra de forma muy clara que un niño
tiene problemas cuando es criado por padres homosexuales”.
Por su parte, el
alcalde de París, Jean Marc, abiertamente homosexual, también participó en la
manifestación y mostró una pancarta en contra de la adopción por parte de
parejas del mismo sexo, que decía: “El derecho ‘de’ los niños prevalece sobre
el derecho ‘a’ los hijos”. (FridayFax,
18.I.2013)
Estos puntos nos
hacen pensar que la sociedad del 68 no es la misma que la de hoy. Aquella se
aventuró a proclamar el amor libre (sin matrimonio), y hoy los hijos del 68
(tanto creyentes como liberales y homosexuales) han comprobado que la vida es
dura si falta el papá o la mamá. Los hijos de la revolución sexual han
experimentado la soledad de tener sólo un padre o sólo una madre… y no quieren
eso para la siguiente generación.
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