Año 14, número 663
Luis-Fernando Valdés
Francisco realizó
una visita apostólica muy especial a una “Iglesia herida” por escándalos
mediáticos, en la que ha disminuido la participación de los fieles. ¿Qué podía
hacer el Papa para revitalizar a la Iglesia chilena?
1. Un viaje complicado. El cardenal
Pietro Parolin, secretario de Estado vaticano, declaró unos días antes de que
el Papa Francisco comenzara su visita a Chile y Perú: “No va a ser un viaje fácil”.
Según la cadena
alemana Deutsche Welle (DW), “los
casos de pederastia y la incapacidad mostrada hasta ahora por la jerarquía
católica para acabar con esta lacra han abierto una herida en la relación de
muchos chilenos con la Iglesia”. (dw.com,
18 ene. 2018)
Otros analistas, en
cambio, destacaron que la falta de entusiasmo por la visita fue generada por la
política interna y por los partidos, “todos en crisis de credibilidad”, porque
temían que el Papa mencionara el tema de la muy larga controversia entre
Santiago y La Paz con respecto a la solicitud de esta última de una salida al
Pacífico. (Vatican
Insider, 3 ene. 2018)
2. Violencia contra la Iglesia. La
visita del Papa generó protestas por parte de grupos laicos e indígenas, así como de víctimas de abusos
sexuales por parte de sacerdotes. El viernes 12 de enero, grupos no
identificados atacaron cuatro iglesias católicas en Santiago de Chile y dejaron
amenazas al papa Francisco.
Por su parte, las
autoridades manifestaron su desacuerdo con los ataques. La Presidenta chilena,
Michelle Bachelet, pidió que el Pontífice sea respetado, mientras que el
Presidente electo, Sebastián Piñeira, pidió al pueblo recibir al Papa “con
alegría y con paz”. (BBC.com, 12
ene. 2018)
3. Sintonía con la nueva generación. Fue
muy llamativo que hubiera miles de jóvenes que participaron como voluntarios en
la organización y desarrollo de la visita apostólica, pues antes del viaje
papal los medios más bien parecían reflejar desinterés por parte de la juventud.
Francisco tuvo un evento
masivo con los jóvenes, a los que se dirigió en términos muy usuales para
ellos. Al hablarles de las dificultades de la vida, cuando se quedan “sin
conexión” o cuando se quedan “sin batería”, les recordó cuál es “la contraseña”
para conectarse Dios: hacerse la pregunta “¿qué haría Cristo en mi lugar?”
4. Por una Iglesia cercana a la gente. Un
momento especial de la visita fue cuando el Papa manifestó
su “dolor y la vergüenza ante el daño irreparable causado a niños por parte de
los ministros de Iglesia”. Horas más tarde, el Pontífice se reunió en privado
con varias de estas víctimas.
Al igual que en
muchos países de mayoría católica, en Chile se suele confundir la Iglesia con
la jerarquía (los obispos y sacerdotes) como si los fieles laicos no fueran
parte de ella. Por eso, Francisco les recordó
a los clérigos que no forman una élite, sino que ellos también son parte del
santo Pueblo fiel de Dios.
El Pontífice
explicó que la misión cristiana “es de toda la Iglesia y no del cura o del
obispo”, y aclaró que los fieles laicos no peones, ni empleados de los
sacerdotes, y que por eso no tienen que repetir como “loros” lo que dicen los
miembros de la jerarquía.
Epílogo. Aunque algunos comentaristas
atribuyen sólo a los obispos la lejanía entre las autoridades de la Iglesia
chilena y la gente, en realidad, se trata de una crisis global de
descristianización que también ha afectado a Chile.
A pesar de que
algunos medios locales, basados sólo en la escaza asistencia a los eventos de
Temuco e Iquique, consideran que ese viaje apostólico fue un fracaso, la
aportación de Francisco a los católicos chilenos ha sido muy grande, pues les
planteó una renovada visión de la relación de los obispos con los fieles y dio un
nuevo impulso a los creyentes que pertenecen a la llamada generación digital. Sin duda, Dios se valdrá de este impulso del Papa Francisco para revitalizar en la Iglesia Católica de Chile.
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