viernes, 5 de mayo de 2017

Egipto, nueva tierra del ecumenismo

Año 13, número 626
Luis-Fernando Valdés

El reciente viaje de Francisco a Egipto puso de relieve que hoy el Cristianismo y el Islam quieren contribuir a la paz mundial. Pero también es importante destacar que esa misma Visita apostólica representó un gran acercamiento ecuménico entre católicos y ortodoxos.
 
El Obispo de Roma y el Patriarca Ortodoxo Copto
firman un histórico documento hacia la unidad.
28 abril 2017. (Foto: Radio vaticana)
1. El simbolismo de Egipto. La milenaria tierra del Nilo y de las pirámides tiene un gran significado, pues ha sido tierra de cultura y civilización; además ese país hoy juega un importante papel político en el Medio Oriente.
Al evocar este reciente viaje, el Papa Francisco calificó a esa nación como “un símbolo de esperanza, de refugio, de ayuda”, pues la Biblia nos cuenta que “en tiempos del hambre, Jacob y sus hijos se refugiaron allí; luego, cuando Herodes persiguió a Jesús, se refugió allí con sus padres”.
En ese breve viaje se reunieron cristianos con musulmanes para hablar de la paz, ya también pudieron dialogar cristianos y ortodoxos. Por eso, el Papa comento que esa fraternidad que ha encontrado ahí, hace Egipto sea “también para hoy” una señal de esperanza. (Audiencia, 3 mayo 2017).

2. El Papa y los Patriarcas. Durante esta visita, el Pontífice católico se reunió con tres Patriarcas (dos ortodoxos y un católico). Se trata del el Patriarca Copto-Ortodoxo, Tawadros II; el Patriarca de Constantinopla, Bartolomé, y el Patriarca Copto-Católico, Ibrahim Isaac Sidrak.
Desde principios del siglo XX, surgió el llamado “movimiento ecuménico”, que consiste en buscar la unidad de los cristianos de las diversas confesiones. En este viaje, los cuatro líderes religiosos cristianos dieron dos señales muy claras para continuar avanzando hacia la unidad de los cristianos.

3. Reconocimiento del bautismo. Durante este Viaje papal, se llevó a cabo un “fuerte signo de comunión”, el Patriarca ortodoxo de los coptos Tawadros II y Obispo de Roma. Se trata de la firma de una Declaración Conjunta, por la cual ambas Iglesias se comprometen a “no repetir el Bautismo administrado en las respectivas Iglesias”.
Esto quiere decir que ambas confesiones reconocen que el Bautismo de ambas es válido. Esto significa ambas religiones reconocen que sus respectivos fieles reciben exactamente el mismo sacramento de iniciación cristiana, de manera  que quedan incorporados a la única Iglesia de Cristo; y que, por eso mismo, todos esos fieles son realmente hermanos.

4. “Ecumenismo de la sangre”. En un segundo momento, en el que participó también el Patriarca ortodoxo de Constantinopla, que es líder moral (el “primero entre iguales”) de todas las Iglesias ortodoxas, Francisco y los Patriarcas rezaron por las víctimas de los recientes ataques terrorista del Estado Islámico contra fieles coptos ortodoxos.
Francisco explicó ahí que “la sangre inocente de fieles indefensos ha sido derramada cruelmente: su sangre inocente nos une”, señaló que “nuestro camino ecuménico crece de manera misteriosa y sin duda actual, gracias a un verdadero y propio ecumenismo de la sangre”. Se refería a que los fieles cristianos asesinados están unidos –sin importar su confesión–, porque derraman su sangre por confesar como Dios y Señor al mismo y único Jesucristo.

Egipto, tierra de mayoría musulmana, se ha convertido en escenario de diálogo entre religiones y también en testigo de un paso muy grande hacia la unidad entre católicos y ortodoxos. Las milenarias pirámides fueron silencioso testigo de la cicatrización de una herida en el seno del cristianismo, ocurrida en el año 471, cuando algunos cristianos de lengua copta se separaron de Roma.


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